Park JiMin jamás imagino que su vida cambiaría de un día para otro, nadie pudo haberle advertido lo que vendría después de la muerte. Nadie podría haberle dicho que un día despertaría como el villano de su libro favorito, eso simplemente era imposib...
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JiMin despertó pero no sentía aquel calor usual que lo aquejaba cada mañana, esta vez se sentía fresco, como si estuviera envuelto en una manta fresca pero al mismo tiempo cálida, porque no le daba frío ni nada por el estilo.
Al abrir los ojos pudo ver que no estaba solo en su cama y recordó, YoonGi había entrado a su habitación sin siquiera avisar. Quería preguntarle qué hacía ahí, porque estaba fuera de su mansión, aún faltaban unos meses para que se vieran pero de repente YoonGi estaba ahí.
No quiso despertarlo, porque el mayor se veía bastante tranquilo durmiendo, su rostro denotaba comodidad y estaba muy profundamente dormido. Bueno a JiMin no le molestaba seguir un poco más así, porque se sentía muy bien estar entre los brazos de YoonGi.
— Deja de verme tan fijamente - murmuró YoonGi despertando pero sin abrir los ojos
— ¿Cómo...? - cuestionó sin poder terminar la pregunta
— Es obvio, tu mirada siempre ha quemado como si fuera el sol - explicó abriendo solo un ojo para ver la carita hinchada de JiMin
— Oh - entendió - Lo siento - se disculpó
— Está bien, prefiero tu mirada a el sol, el sol no me gusta - negó malhumorado
— Sigues teniendo mal humor por las mañanas - señaló hundiendo su dedo en la mejilla blanca del mayor
— Por supuesto, me encanta dormir - asintió con una pequeña sonrisa
JiMin poco a poco dejaba de sentir que era otra persona antes, poco a poco se sentía como el JiMin de esa novela ¿era raro? No lo sabía, pero eso sentía. No pensaba ser otra persona, simplemente era Park JiMin, tal vez recordaba su vida en Corea del Sur, pero también sentía esa vida como suya. Era tan raro pero tan bueno, sentía tanto alivio estando entre los brazos de YoonGi.
— ¿Por qué estás aquí? - cuestionó JiMin curioso
— No te has quitado los pendientes - señaló al verlos y JiMin frunció el ceño pensando que estaba ignorando su pregunta - Estos pendientes contienen mi maná, un poco de él, entonces por la conexión que hay, puedo saber de tu estado. No sé qué pasó, solo sé que estabas mal, quería venir inmediatamente pero... - mordió su labio inferior y sus ojos temblaron
— Está bien, estoy aquí - lo calmó JiMin acariciando su mejilla
— Me da mucho miedo estar en la calle, no puedo salir de mi mansión y las multitudes me aterran - explicó con temor - Es por eso que no podía venir a visitarte
— Pero pude haber ido a visitarte, yo también podía ir - murmuró JiMin a modo de reproche
— Temía que tuvieras un ataque en el camino, cuando éramos pequeños, me daba mucho miedo que te lastimaras y solo no quería que te lastimaras por mi culpa - explicó
