Ж Capítulo 21 - En los ojos de mi hija Ж

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List@s para llorar?? 👀 Pues a leer entonces...🫠

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Kara Danvers era Supergirl.

Kara, su dulce y adorable Kara. La que dijo que la amaba, confiaba en ella y creía en ella.

Así que era verdad.

¿Cómo pudo dejarse engañar tan fácilmente por su propio corazón? Ella lo sabía, en el fondo lo sabía. Los mismos ojos azules, el mismo pelo dorado, la misma cicatriz y la misma sonrisa. Pero no, a veces tu cerebro hace locuras para protegerte de un dolor que te va a destrozar. Fue una coincidencia, una mera coincidencia. Mucha gente es rubia con ojos azules, mucha. Pero Lena no era estúpida. Su desconfianza había empezado hacía tiempo.

Con Agnes reconociendo algo más en la heroína sin haberla conocido. Los mismos gustos, las mismas manías y el mismo cuidado, aunque Supergirl se mantuviera más distante y respetuosa. Y no sólo eso. Ambas tenían la misma calidez, la misma que también tenía Lizzie. Y el colgante, el que había comprado por Navidad y que colgaba del cuello de la chica de acero. Estos hechos eran cada vez más claros, pero la verdad dolía demasiado y por eso la ignoró. Sería demasiado. Sería una verdad demasiado dolorosa con la que lidiar.

Quizá antes habría comprendido, se habría dado cuenta mejor y habría intentado ponerse en el lugar de su amiga. Tal vez ignoraría la razón de su apellido, Kara no le habría ocultado algo así por ser una Luthor, ¿verdad? No quiso pensar en ello. La cuestión era que nueve meses atrás, Lena habría sido más racional. ¿Y ahora? No había ninguna posibilidad de que eso ocurriera. La ira, la decepción y la angustia eran la tríada que se apoderaba de todos sus sentidos.

Tenía el corazón roto.

Oírle decir a Alex que por fin iba a contar la verdad no era realmente una opción. Había vuelto a casa casi llorando de dolor, sus contracciones aumentaron rápidamente durante una hora y cuarenta minutos. Necesitaba pedir ayuda, necesitaba ir al hospital y dejar que Lizzie naciera. Al mismo tiempo que estaba asustada, también estaba ansiosa. Su hija estaba a punto de llegar, conocería su cara, le cogería las manos y por fin podría abrazarla. Los nueve meses valdrían la pena por un día. Pero entonces la escucho.

El maldito superoído. Nunca había agradecido tanto que terminara. Se quedó al otro lado de la puerta, escuchando a su propia novia decidir que hablaría de su identidad secreta. Una que podría haberle contado desde el principio y que Lena no entendía por qué no lo había hecho. Sin embargo, ahora no sería el momento, ya que su vestido estaba empapado, su fuente había reventado y era capaz de rasgarse la piel del dolor que sentía. 

Vio a Alex en la cama y su cara estaba llena de sorpresa y preocupación. Desde luego no se esperaba la sorpresa y tampoco quería que Lena se enterara de la verdad de esa manera. Ambas se levantaron rápidamente, diciendo varias cosas a la vez, pero el entumecimiento que había invadido su cuerpo no le permitía pensar con claridad.

Se había decidido que Alex cuidaría de los cachorros, así como de Agnes, durante el primer mes de vida de Lizzie. Lena tenía miedo de provocarle una alergia a la pequeña, aunque sabía que su ADN alienígena podría no permitirlo. Sin embargo, tenían tantas dudas sobre la capacidad de la pequeña que la prevención era siempre la mejor opción. No iba a poner a prueba la salud de su hija, iba a tratarla como a un recién nacido cualquiera, que era frágil y necesitaba cuidados y protección el cien por cien del tiempo. 

Que esperar (Cuando estas esperando) {{SuperCorp}}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora