XVIII - Charlas necesarias

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Capítulo 18
16 de marzo 2021, Bahrein

Habían pasado dos días desde la fatídica fiesta, la mayoría de la gente había vuelto ayer a sus respectivas casas o a las fábricas de las escuderías. Pero Ferrari había decidido quedarse un día más para mi pesar. Aunque para no mentir me había auto recluido en mi habitación, pisando cualquier lugar público o incluso el paddock solo para lo 100% imprescindible. A si que mañana por la mañana saldría directa a Madrid, para unos merecidos días de descanso en mi casa.

Hay algunas cosas borrosas de aquella noche, pero lo principal lo recuerdo. El beso y el torbellino que trajo después. No había hablado con Carlos desde entonces pero si con Charles. El cual me había prometido que no diría nada. 'No me meto en vuestra vida privada, pero si vais a estar juntos ser más cuidadosos.' fueron sus palabras exactas. Lo dijo entre enfadado y divertido. Yo no fue capaz de articular más que un gracias.

Por otro lado no sabía nada de Pierre, por lo poco que recuerdo parece ser que cuando Sainz intento hablar con él, le pego un puñetazo. Lo que si puedo sentir de manera clara fue el abrazo. Esa sensación de calidez entre los brazos de Sainz después de la tormenta. Y no lo admitiré nunca, pero ambos sabemos que justo ese abrazo fue lo que nos salvo de caer al fondo del pozo.

Debería hablar con él como dos adultos, decirnos las cosas a la cara y parar todo esto que nos va a llevar a la desgracia. ¿Pero como abordas una ruptura si en ningún momento habéis llegado a ser nada? Por lo que la mejor idea posible para mí es subir a la pequeña terraza del hotel. He conseguido un paquete de tabaco de contrabando, proporcionado por el mismo chico que nos dio el alcohol para la fiesta. No soy capaz de poder sobrellevar todo esto sin fumar. Como siempre digo en los peores momentos sale le verdadera Adara. Esa chica llena de inseguridad y ansiedad, trayendo con ella los malos hábitos.

No es hasta que atravieso la puerta de cristal que veo un hombre de espaldas apoyado en la barandilla del fondo. Se perfectamente quien es, no olvidaría esa espalda nunca. Y alomejor el caprichoso destino ha decidido que es el momento de hablar las cosas. Me acercó de manera cuidadosa y él parece estar demasiado absorto en sus pensamientos como para darse cuenta de mi presencia. No es hasta que estoy apoyada a su lado que pega un pequeño salto de sorpresa. Gira su cabeza mirándome con los ojos abiertos con miedo, los cuales se suavizan parcialmente al darse cuenta que soy yo. Él no articula palabra cambiando su atención hacía delante de nuevo. Es en ese momento cuando por fin miro hacía sus manos apoyadas en la barandilla, puedo ver una pequeña caja azul de terciopelo. No estoy segura de que es, pero debe notar mi mirada fijada en ella, por lo que por fin hablar, relajando un poco la tensión del momento.

- Es un anillo de compromiso.- lo dice sin mirarme, yo no puedo evitar abrir los ojos con sorpresa. ¿Porque lleva un anillo de compromiso? Supongo que es mi silencio lo que le hace seguir hablando.- Le iba a pedir matrimonio la noche que me dejo.- no termino de entender a que se refiere hasta que todo hace click. Se refiere a Isa, y por primera vez desde que le conozco siento pena por él.- Llevaba tres meses saliendo con alguien cuando me dejó.- escucho su voz estrangulada como si estuviera intentando no llorar con todas sus ganas.

- Lo siento mucho Carlos.- no soy capaz de llamarle Sainz en esto momento, parece tan vulnerable. Él se gira mirándome con una medio mueca en su cara. Como si le hubiera gustado y molestado que utilizará su nombre.

- No me llames Carlos, sigue con el Sainz. Estoy sensible y no se si seré capaz de no besarte si me lo vuelves a llamar.- se escucha una risa amarga salir de su garganta. Se me eriza la piel, porque ambos tenemos las mismas ganas de besarnos. Yo no se ni que decir, ni como actuar. Por lo que me quedo quieta en mi sitio, mirándole de soslayo.- Quita la cara de pena me haces sentirme peor.- esta vez la risa es real no como la anterior y me la contagia parcialmente.

Con amor, Adara - Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora