Capítulo 6.4

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Tomo aire, y me miro en el espejo decidido y sonrío, es mi turno de devolverle todo el apoyo que ella me ha brindado desinteresadamente. Salgo y veo como cuelga

-¿Estás bien?-ella asiente distraídamente mientras va a la puerta y la tranca con llave

-Lo siento pero no te puedo decir nada, es un asunto-intenta mover un mueble para tapar la puerta y yo la ayudo rápidamente

-Descuida, estaremos bien

-Eso no lo sabes-dice apartando la mirada de la mía y yo sonrío

-Pues por ahora queda prohibidas las conjeturas-ella sonríe de pronto recordando cuando dijo estas mismas palabras en el hospital.

-De acuerdo, dios, estoy agotada

-Vamos a dormir un rato

-No podré dormir, estoy intranquila y nerviosa-dice retorciendo sus muñecas

-Yo me quedaré despierto, tú duerme un rato

-De acuerdo-dice aunque no suena demasiado convencida, se quita los tacones y se acuesta en la cama y yo me siento en uno de los sofás, no sé cuánto tiempo pasa pero me levanto y voy a la cama, me acuesto y abrazo su cuerpo tenso

-Relájate, todo irá bien-siento como su cuerpo se destensa del tiro y sonrío un poco, acaricio su cabello suavemente y siento como empieza a respirar con normalidad

-Lo siento Ian

-¿Por qué?-digo confuso

-Por usarte, en verdad lo lamento, y no quiero que pienses mal, solo te quiero como amigo, no quiero nada más-sonrío un poco sin dejar de acariciar su cabello

-Descuida, lo sé, además no lo hiciste tan mal-beso su cabeza sonriendo y ella sonríe

-¿A no?

-No, para nada, al que quieras de verdad le encantarán tus labios-la escucho tragar saliva y remojo mis labios-Ahora duerme un poco-ella se remueve un poco acercando más su espalda a mi pecho, desearía que esto no fuera así. Desearía que ella se quedara dormida encima de mí con nuestros labios rozándome, o abrazándome con su rostro en mi pecho pero al menos por ahora me debo conformar con abrazarla por la espalda. Las horas pasan y el cansancio va haciendo mella en mí aunque no me duermo, cuando miro el reloj del cuarto, son las cinco de la mañana

-¿Ian?-su voz es un susurro pastoso y sonrío

-¿Si?-se remueve dándome la cara ahora y veo sus ojos sorprendidos

-¿No has dormido?

-No podía-ella sonríe un poco

-Gracias, aunque ahora es tu turno, duerme un poco-la miro receloso

-¿Segura?-ella asiente-Bien, pero no abras la puerta a nadie-veo en sus ojos la intención de levantarse pero con mi brazo libre tomo su cintura y la acerco a mí mientras hundo mi rostro en su cuello y aspiro su dulce aroma, ella lo deja estar y esta ocasión me quedo dormido sintiendo sus dedos acariciar mis cabellos suavemente.

Me levanto cuando escucho alguien llamar a la puerta, miro hacia el lado y veo que Ariadnna se encuentra tan despierta como yo, ambos bajamos de la cama suavemente pero no nos acercamos a la puerta

-Hija, soy yo-voy a caminar hacia la puerta para abrirla pero, ella me detiene y hace un gesto para que guarde silencio y escucha con atención extrema y entonces se escuchan unos toques con intervalos raros, cuando terminan, ella sonríe

-Vamos, es él-movemos el mueble nuevamente y abrimos la puerta y ella se le tira encima abrazándolo con fuerza

-Ya los atrapamos amor

Quiero que Vivas!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora