Capítulo 22

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Marco se despertó esa mañana con Ace tumbado sobre su estómago, una posición que no era rara desde las últimas semanas. Sonrió y acarició las hebras oscuras mientras Ace murmuraba algo en sueños y se acurrucaba en una posición más cómoda. Más cómoda para él, claro, porque a Marco no le hacía mucha gracia.

Sin darse cuenta, su mano bajó hasta la espalda de Ace. La noche anterior había sido divertida, como todas las noches con Ace. Parecía que hacía tanto tiempo que se había propuesto no acostarse con él, pero después de aquella primera noche en que Ace lo había seducido, era justo decir que ya no podía pasar sin él. No es que fuera adicto, pero le encantaba hacer sentir bien a Ace y la forma en que sus cuerpos se movían al compás.

Incluso durante la primera vez, se habían sentido el uno al otro a la perfección. Marco sabía que lo que hacía estaba mal, lo había sabido desde que no consiguió que Ace quisiera dejar de salir con él. Pero al mirar a Ace dormido, ¿cómo no hacerlo? Los latidos de su corazón se aceleraron cuando Ace dejó escapar un suspiro de satisfacción, pero siguió durmiendo. Marco había caído, y había caído con fuerza. Pero tenía que tener cuidado con los sentimientos de Ace. Tendría un problema cuando estuviera listo para decir la verdad. No es que no lo tuviera de todos modos...

Ace volvió a murmurar algo antes de abrir los ojos. "Buenos días", murmuró y estampó un beso en el pecho desnudo de Marco. Luego una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro. "¿Cómo tienes el culo?"

"Está bien, pero no gracias a ti", respondió Marco divertido.

Ace soltó una risita después de frotarse los ojos y se levantó. "Entonces, ¿qué tal una ducha? Está claro que no he hecho bien mi trabajo".

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El día de su cumpleaños, Marco se había tomado medio día libre para pasarlo con Ace. El juicio de Scorpion había transcurrido sin más incidentes, aparte de cuando los jueces lo declararon culpable. Johnson había montado en cólera, gritando obscenidades a Ace especialmente, y Ace casi había perdido los estribos también. Afortunadamente, Marco había estado allí y un simple toque había relajado visiblemente a Ace, lo que evitó otro arresto. Sin embargo, Ace no había podido resistirse a besar fervientemente a Marco mientras Scorpion lo miraba y casi lo manoseaba. Para alivio de Marco, Ace se había relajado después del juicio y sonreía alegremente a Marco.

Marco acababa de volver de un caso de incendio provocado -que había sido un accidente, alguien se había dejado una vela encendida, que prendió una cortina- y se dirigía a recuperar algunas de sus pertenencias de su despacho antes de dirigirse a casa. No había hecho ningún plan con Ace, aparte de que éste se pasaría por allí en algún momento, pero le hacía mucha ilusión, aunque casi pasara cada momento que estaba despierto con Ace.

De camino a su despacho, se cruzó con unos bomberos que estaban inusualmente callados. Parecía que el juicio de Scorpion había tenido bastante repercusión. Algunos de los bomberos miraron con cierto recelo a Marco, ya que habían oído durante el juicio cómo había convertido a Scorpion -un bombero bien entrenado- en inofensivo sin demasiado esfuerzo. Pero Marco no les hizo caso. Hoy era su día y lo iba a pasar con el hombre al que amaba, aunque no se lo diría.

Había recibido varias llamadas y mensajes de felicitación de su familia, incluido Papá, y amigos. El fin de semana siguiente celebrarían su cumpleaños, el de Izo, Rakuyo y Curiel en casa de su padre. Tenía ganas de volver a ver a sus hermanos, ya que hacía tiempo que no se celebraba su noche de póquer, y Ace conocería a Papá, cosa que a Marco, a pesar de saber que no debía, le hacía ilusión.

Dentro de su despacho, Marco recuperó los objetos que buscaba, cuando su vista se posó en la silla de su escritorio. Allí había una piña, con una marca dibujada que se parecía al tatuaje de Marco, y alguien había colocado también sus gafas de leer. No era difícil adivinar quién era ese alguien.

Renacer en Fuego - MaraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora