Capítulo 19

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Suspirando, Marco cogió las gafas de su escritorio y se las colocó en la nariz. Por fin había cedido y se había comprado gafas de lectura. No es que no le gustara llevarlas, de hecho le quedaban bastante bien, pero necesitarlas era señal de que se estaba haciendo viejo. Tendría que ocultárselas a sus hermanos y, sobre todo, a Ace, para que no se burlaran de su edad. No es que fuera tan mayor ni que Ace supiera realmente cuántos años tenía, pero sabían que era un tema delicado y no desaprovecharían la oportunidad.

Aun así, las gafas le ayudaban, ya que sus ojos ya no se cansaban después de leer una página, lo que significaba que podía hacer su trabajo más rápido. Había una pila de expedientes esperando a ser ordenados, y había estado posponiéndolo.

Cuando iba por la mitad de la pila, la puerta de su despacho se abrió de golpe y Ace entró rebotando. Marco se quitó las gafas a toda prisa y se las puso en el regazo para ocultárselas a Ace.

La sonrisa de Ace desapareció lentamente. "¿Qué ha sido eso?

"¿Qué quieres decir?

Se acercó un paso más. "Vuelve a ponértelas".

Marco se quedó helado. ¿Los ha visto? Genial, que empiecen las bromas. "No sé..."

"Tus gafas. Vuelve a ponértelas", repitió Ace. Su expresión facial era inexpresiva e ilegible, pero sus ojos estaban clavados en los de Marco, sin pestañear, una mirada que no aceptaba un no por respuesta.

Al darse cuenta de que era inútil fingir que no sabía de qué le estaba hablando Ace, recogió lentamente las gafas y se las volvió a colocar en la nariz. Por un momento Ace no se movió, se quedó mirándolo. Luego, de repente, se tiró encima de Marco, que tuvo que poner los pies firmemente en el suelo para que no le lanzaran la silla del escritorio contra la pared. Con los labios chocando contra los suyos, rodeó a Ace con los brazos en un acto reflejo, sin saber qué estaba pasando.

Ace lo soltó para poder respirar, sentándose de nuevo en su regazo. Puso una mano en la mejilla de Marco y gimió. "Joder, estás buenísimo".

Marco parpadeó. Eso no era lo que se esperaba.

"¿Por qué nunca te he visto con ellas puestas?". preguntó Ace.

Marco se echó hacia atrás en la silla, evitando el contacto visual por vergüenza. "Los compré hace poco".

Ace se mordió el labio inferior y dejó que sus manos recorrieran el pecho de Marco. "Deberías haberte comprado gafas antes". Empezó a atacar el cuello de Marco con los labios.

"Quizá si supiera el efecto que tienen en ti, lo habría hecho", sonrió Marco con satisfacción.

Ace zumbó contra su piel.

Marco le dejó hacer lo que quisiera durante un rato, antes de agarrarle la barbilla y obligarle a parar. Ace hizo un ruido de decepción. "Todavía estamos en mi despacho", le reprochó Marco.

"¿Esta puerta cierra con llave?". Marco pudo ver destellos de excitación en los ojos de Ace.

"Sí, pero tengo que volver al trabajo. Y tú también".

Ace hizo un mohín. "Vale". Se apartó del regazo de Marco. "Sólo una pregunta. ¿Por qué no me dejas verlas?".

Marco se rascó la nuca avergonzado y se subió más a la nariz el par de gafas que se le habían resbalado por el ataque de Ace. "Supuse que reaccionarías igual que mis hermanos. Y no tenía ganas de que se burlaran de mi edad".

Ace ladeó la cabeza. "Ni siquiera sé cuántos años tienes, ni me importa. Además, Sanji lleva gafas de leer y tiene mi edad. Y está jodidamente bueno con ellas".

Renacer en Fuego - MaraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora