Capítulo 7: Un Encuentro Inesperado
La vida en las frías tierras de la nieve seguía su curso, y Kion había encontrado en Chuluun un inesperado refugio y amistad. Un día, mientras el sol comenzaba a ponerse, Chuluun notó la presencia de alguien más acercándose. Era su hermana, una leoparda de la nieve similar a ella en apariencia pero con una energía diferente en su mirada.
Chuluun y su hermana se saludaron con afecto y comenzaron a conversar en su lenguaje propio. Hablaron sobre sus vidas y experiencias, compartiendo historias y risas mientras se dirigían hacia la cueva donde Kion descansaba. Cuando llegaron a la entrada de la cueva, vieron a Kion dormido profundamente.
Chuluun le explicó a su hermana cómo había conocido a Kion y cómo habían desarrollado un vínculo especial a pesar de sus diferencias naturales. Mientras hablaban, la hermana de Chuluun se acercó al león dormido y sin querer hizo un ruido que lo hizo moverse en su sueño, pero Kion simplemente se giró hacia el otro lado y siguió durmiendo.
Chuluun y su hermana soltaron una pequeña risa ante la reacción de Kion. Aunque había estado en un sueño profundo, su capacidad para dormir a través del ruido los sorprendió. La hermana de Chuluun continuó acercándose al león y se detuvo para observarlo tiernamente. Chuluun la imitó, admirando la tranquilidad de Kion mientras dormía.
La hermana de Chuluun notó algo en el hombro de Kion que llamó su atención. Se inclinó para ver más de cerca y notó una marca distintiva que nunca había visto antes. Miró a Chuluun, intrigada, y le susurró: "¿Qué es eso en su hombro?"
Chuluun se encogió de hombros, también sorprendida por la marca en el hombro de Kion. "Nunca lo había notado antes", admitió. "Parece importante, pero no tengo idea de qué significa".
La hermana de Chuluun decidió tocar suavemente la marca en el hombro de Kion, solo para darse cuenta de que él seguía dormido y no parecía notar su presencia. Soltó un suspiro y murmuró: "Supongo que lo descubriremos más tarde".
En ese momento, Kion giró hacia el lado en el que estaban las leopardas, y su pata rozó ligeramente a la hermana de Chuluun. A pesar de su sueño profundo, su instinto pareció alertarlo ante la presencia cercana.
Kion finalmente despertó, sintiendo que alguien estaba cerca. Sus ojos se abrieron y se encontró con la mirada curiosa y sorprendida de la hermana de Chuluun. Por un momento, se asustó y se puso en posición defensiva, creyendo que había una amenaza en la cueva.
Chuluun intervino rápidamente, diciéndole a Kion que no había peligro y que su hermana solo estaba curiosa. Kion bajó la guardia y miró alternativamente a Chuluun y a su hermana, todavía confundido por su presencia en su refugio.
La hermana de Chuluun, emocionada por ver a un león de cerca, comenzó a hacerle preguntas a Kion. Quería saber sobre su vida, su hogar y su historia. Kion, aunque inicialmente cauteloso, comenzó a compartir algunas de sus experiencias con ellas, explicando cómo había llegado a este lugar y las personas que había conocido en su camino.
A medida que hablaba, la hermana de Chuluun continuaba haciendo preguntas, mostrando un genuino interés en su historia. Entre las preguntas, ella finalmente preguntó: "¿Cómo es tu madre, Kion?"
La pregunta resonó en el aire, y Kion sintió un nudo en su garganta. Recordó la imagen de su verdadera madre, su dolor y sus acciones. Sin embargo, antes de poder responder, decidió guardarse sus palabras y simplemente dijo: "Mi madre es... complicada".
Chuluun notó la reacción de Kion y decidió intervenir, sintiendo que la pregunta había tocado una herida profunda en su corazón. "Es mejor no presionar demasiado, hermana", dijo Chuluun. "Kion tiene sus propias razones para no querer hablar de ciertos temas".
Kion agradeció a Chuluun por su comprensión, y Chuluun asintió con una sonrisa. Decidieron dejar la conversación en ese punto y permitir que Kion compartiera lo que quisiera en su propio tiempo.
A medida que la noche avanzaba, Kion se dio cuenta de que estaba agotado después de las emociones del día. Se despidió de las leopardas y se acostó en su lugar para descansar. Sin embargo, antes de quedarse dormido, Chuluun escuchó un murmullo suave en voz baja que salía de los labios de Kion.
Ella se inclinó más cerca y escuchó atentamente. Las palabras eran apenas audibles, pero eran claras: "Shetani... lo siento". Chuluun recordó la historia que Kion le había contado sobre Shetani y el amor maternal que había sentido por él. El hecho de que esas palabras estuvieran en su sueño mostraba cuánto la pérdida de Shetani todavía lo atormentaba.
Chuluun miró a Kion dormido y sintió empatía por su dolor. A su lado, su hermana también había escuchado las palabras de Kion. Ambas leopardas compartieron una mirada significativa, recordando la tristeza que habían sentido en el pasado y cómo habían encontrado formas de sanar juntas.
Con una última mirada a Kion, Chuluun y su hermana decidieron dormir, sabiendo que el próximo día traería nuevas aventuras y desafíos. La luz de la luna brillaba sobre la cueva, iluminando las historias entrelazadas de tres almas heridas que habían encontrado un consuelo inesperado en medio de la oscuridad y el frío.
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kion malvado
Randomel odio de la familia de kion a el lo llevaron ala oscuridad eterna