Capítulo 9

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—Oh, Dios...

Con sus respiraciones acelerándose, movió su boca por la grande y gruesa erección deslizándose entre sus labios.

Le encantaba hacer esto por su rubia, le encantaba la sensación de ella deslizándose en su boca, los ruidos que hacía cuando empezaba a perder el control, pero más que nada, le encantaba cuando finalmente perdía el control.

—Nena, para —suplicó incluso mientras continuaba girando sus caderas, deslizando su polla dentro de su boca.

Lena gustosamente le tomó en tanto extendía el brazo entre sus piernas y suavemente le acunaba las bolas en la mano.

Pasó la mano sobre la fría piel sedosa, apretándolas suavemente mientras dejaba que sus dientes raspasen la parte inferior de su polla, consiguiendo un fuerte gemido de dolor que le dijo todo lo que necesitaba saber.

Kara no iba a durar mucho más tiempo, lo cual hacía este el momento perfecto para resolver algo.

—¿Todavía quieres el divorcio? —preguntó Lena, retirándose de su alcance para que la próxima vez que esa gran polla se deslizara hacia ella, pudiera trazar la parte inferior con su lengua.

—Creo que ya hemos hablado de esto —dijo Kara, deslizando un segundo dedo dentro de la pelinegra.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —susurró mientras separaba sus piernas un poco más y empujaba contra la mano de la rubia mientras besaba la punta de su polla.

—Sí —siseó la rubia de placer cuando ella provocó la cabeza gruesa y sensible con la lengua.

—¿Me amas? —preguntó Lena en un jadeo a la vez que se empujaba contra los dedos de la rubia.

—Más que a nada —prometió la rubia, y puesto que todo lo que le importaba era que Kara supiese lo mucho que la amaba, la pelinegra regresó su atención a la gran erección esforzándose por llegar a ella.

Tomó la gran cabeza de regreso en su boca y le chupó lentamente mientras le daba a sus bolas un último apretón suave.

El gruñido sexy que la rubia liberó la tuvo cerrando sus ojos de placer mientras se empujaba contra su mano, más rápido y más fuerte hasta que estaba montado la mano de Kara, jadeando y gimiendo mientras con avidez lo tomaba en su boca.

—Oh, mierda —gimió Kara, empujando sus dedos con más fuerza dentro de ella—. Nena, no voy a durar si sigues...

—¿Qué demonios están haciendo bloqueando la entrada de mi casa?

* * *

—¿Su esposa quiere ir a calentarse en la casa? —preguntó Ed, el mecánico retirado que era dueño de la casa y el bosque frente al que estaban estacionadas en este momento, sin molestarse en levantar la vista del perno que estaba apretando actualmente.

Apartando su atención de lo que Ed le estaba haciendo a su motor, Kara miró alrededor del capó abierto de su camioneta para encontrar a Lena, todavía acurrucada en posición fetal acostada sobre el asiento delantero.

Suspirando pesadamente, sacudió la cabeza.

—No, creo que está bien —dijo, incluso mientras se preguntaba si alguna vez iba a ser capaz de mirarle a los ojos de nuevo.

Por otra parte, Lena había sido atrapada dándole una mamada por un hombre de setenta años empuñando una linterna y un bate de béisbol, se recordó mientras concentraba su atención de regreso a lo que Ed estaba haciendo.

Probablemente la pelinegra nunca superaría esto, se dio cuenta, enviando una disculpa silenciosa a su pobre polla.

—Lo superará —dijo Ed con una sonrisa de complicidad y una risa entre dientes cuando liberó el pestillo y dejó que el capó caiga, cerrándose—. Simplemente dale un poco de tiempo.

Luna De Miel Infernal(Kara g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora