Capítulo 3

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—No puedes seguir enojada.

—Y sin embargo, lo estoy —dijo Lena, quitándose los zapatos a la vez que la camisa y la dejaba caer al suelo sólo para recogerla segundos más tarde y echarla en el respaldo de la silla en la esquina con un pequeño gemido patético que le hizo saber cuán cansada realmente estaba su nueva esposa.

— ¿Ayudaría si dijera que lo lamento? —preguntó Kara, sacándose su camisa y arrojándola sobre la silla, también.

—Probablemente no, sé que estarías mintiendo —dijo, suspirando profundamente, incluso cuando claramente quería reprimir una sonrisa de satisfacción.

—No puedes seguir enfadada conmigo para siempre, mi pequeña saltamontes —señaló Kara, luchando por reprimir un bostezo mientras salía de sus bóxers y los arrojaba a un lado.

—Sólo sigue diciéndote eso —dijo Lena entre dientes mientras empezaba a quitarse el sujetador y las bragas sólo para ceder después de unos segundos y arrastrarse a la cama, viéndose agotada.

—Extrañaba esto —dijo, subiendo detrás de Lena. Envolvió el brazo a su alrededor y la acercó hasta que estuvieron acurrucadas—. Te extrañé —murmuró, presionando un beso en su hombro, saboreando su olor y la sensación de su cuerpo contra el suyo.

Lena lanzó un pequeño suspiro de placer mientras empujaba hacia atrás, acurrucándose más cerca de la rubia mientras cerraba los ojos, feliz de estar finalmente de nuevo en sus brazos.

En cuestión de segundos, la sensación comenzó a relajarse en sus brazos.

— ¿Estás cansada? —preguntó Kara, reprimiendo una sonrisa mientras le besaba el hombro.

-¿What? —murmuró medio dormida.

Se rió mientras presionaba otro beso en su hombro.

—Lo tomaré como un sí.

—Somnolienta —se quejó patéticamente.

—Ve a dormir, bebé —susurró la rubia, riendo cuando lanzó un pequeño gruñido de frustración y de repente giró en sus brazos para enterrar la cara en su pecho.

Con un suspiro, se echó hacia atrás lo suficiente como para sacar las gafas, lo que le valió otro de esos gruñidos que lo hacían sonreír, y las colocó cuidadosamente sobre la mesa lateral de la habitación del hotel.

Tan pronto como su mano estuvo libre, cubró de nuevo con el brazo a su esposa y le dio un beso en la coronilla de la cabeza.

Su esposa.

Cristo, no podía creer que en realidad estuviera casada.

Hasta que se había enamorado de Lena honestamente nunca pensó que terminaría enfermo de amor como muchos de los bastardos en su familia, pero una vez que la besó...

Estuvo acabada.

Había querido pasar el resto de su vida con ella, la necesidad cada vez más urgente con cada día que pasaba hasta que creyó que moriría si no la hacía suya.

Entonces Lena rompió su corazón, la destruyó por completo, dejándola hueca.

Cuando se fue sintiendo como si estuviera en el infierno.

No había podido dormir, comer o hacer nada excepto pensar en ella.

Cada día había sido más difícil que el anterior.

La mayoría de las veces no estaba segura de cómo encontraría fuerza de voluntad para seguir, seguir tomando ese próximo aliento, pero de alguna manera lo hizo.

Luna De Miel Infernal(Kara g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora