Capítulo 8

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—Oh Dios, ¿esta pesadilla no va a terminar nunca? —preguntó Kara, golpeando su frente contra el volante mientras ella se sentaba allí, mordiéndose el labio inferior y tratando de averiguar exactamente dónde estaban.

Lena se estiró por su teléfono recordando demasiado tarde que había sido víctima del fuego.

Empujó sus gafas por su nariz mientras miraba alrededor del camino rural que las señales de desvío les habían indicado, preguntándose distraídamente cuáles eran las probabilidades de encontrarse con pie grande.

Al mirar por encima de su hombro a la oscuridad total de la noche, tuvo que admitir que probablemente eran bastante buenas.

Por otra parte, sus posibilidades de chocarse con un asesino en serie eran probablemente altas también, se dio cuenta mientras discretamente se estiraba y bloqueaba la puerta.

—¿Puedes ver si hay una linterna en la guantera? —preguntó la rubia, dándole la distracción que necesitaba.

—Claro —dijo ella, pegando una sonrisa en su cara, la cual probablemente Kara no podía ver, mientras abría la guantera y tocaba a tientas hasta que encontró lo que parecía una linterna—. ¡La encontré!

—¿Funciona?

—¡Sí! —dijo, sonriendo cuando un haz de luz de repente cortó a través de la triste noche sólo para gemir segundos más tarde, cuando la luz se apagó, dejándolas una vez más en la completa oscuridad—. Oh.

—Mierda —murmuró la rubia con un suspiro, haciendo que deseara poder ver su expresión, porque tenía un mal presentimiento de adónde se dirigía esto.

—Voy a ir a buscar una estación de servicio o algo y llamar por una camioneta, amor. Quédate aquí y bloquea las puertas —anunció, confirmando sus sospechas.

Sí, eso no iba a suceder.

Tan pronto como oyó el revelador sonido de la puerta del coche abriéndose, la pelinegra estaba fuera de su asiento y deslizándose detrás de la rubia, sin importarle que sólo llevara puesto un camisón manchado de hollín y una manta.

Antes de que Kara pudiera cerrar la puerta, Lena estaba bajándose del coche y...

—¡Ay! —jadeó, saltando en su pie bueno en tanto extendía ciegamente la mano, buscando algo a lo que agarrarse, sólo para darse cuenta que de alguna manera durante los últimos treinta segundos había logrado alejarse de la camioneta y de su esposa y ahora estaba a ciegas en el barro sin la seguridad de su manta.

—¿Lena?

—¡Estoy bien! —le prometió mientras continuaba saltando a ciegas, buscando desesperadamente algo a lo que agarrarse.

—¿Dónde estás?

—¿Muy cerca? —Por lo menos eso esperaba.

—Ya veo —murmuró y ella realmente esperaba que ese fuera el caso, porque no estaba segura de cuánto tiempo más podría seguir con esto.

* * *

—¿Lena? —dijo, entrecerrando los ojos en la oscuridad.

—¡Aquí! —contestó Lena en medio de "Ows" y "Owies".

Pasando los dedos por su cabello con frustración, dio un paso hacia la dirección del último "Owie", sólo para detenerse y mirar con furia la oscuridad cuando el sonido del "Owie", se desplazó hacia la derecha.

Dio un paso en esa dirección sólo para detenerse cuando los "owies" abruptamente cambiaron de dirección una vez más.

—Uh, ¿Lena? —dijo, deteniéndose cuando la dirección de sus "owies" cambió una vez más—. ¿Crees que podrías quedarte quieta durante un minuto?

Luna De Miel Infernal(Kara g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora