Capítulo 12

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—Nada, ¿eh? —preguntó Kara, sonando divertida mientras se inclinaba y la besaba.

—Nada —estuvo Lena de acuerdo con un gemido de placer cuando la rubia deslizó una mano por su espalda y ahuecó su trasero, acercándola más a la gran erección esforzándose por llegar a ella hasta que estuvo presionada contra su vientre.

—Entonces, ¿cómo —Se detuvo para poder besar lentamente el camino por su garganta hasta encontrar el punto sensible que sabía que la volvería loca—, un año cambiaría algo?

—Porque habría hecho mi propia maleta —anunció con un suspiro de placer mientras su barba mañanera le hacía cosquillas en el cuello.

—¿Y eso habría cambiado el curso de la historia? —preguntó con la voz ronca mientras la mano en su trasero se movía hacia un costado y...

—Oh, Dios —jadeó Lena mientras la rubia deslizaba un dedo dentro de ella.

—¿Qué habrías hecho diferente? —preguntó Kara tranquilamente como si no estuviera en el momento deslizando su dedo profundamente dentro de ella a un ritmo que seguramente la tendría gritando su nombre y rogando por más en cuestión de minutos.

—Y... yo habría — la pelinegra se detuvo para lamer sus labios repentinamente secos mientras sus ojos se cerraban y su cabeza caía hacia atrás cuando un gemido se le escapó de los labios—, nunca habría empacado ese camisón.

La rubia se rio contra su piel mientras comenzaba a moverlos a través del agua en tanto su dedo continuaba deslizándose dentro de ella, tanteándola y desesperándola por más.

—Y eso habría hecho toda la diferencia, ¿eh? —preguntó mientras la sacaba del agua y con cuidado la dejaba sobre el borde de la piscina, permitiéndole a su dedo un último y habilidoso empuje antes de apartar la mano.

—Nunca habría tropezado con la maleta, dejándote encontrar nuevas e interesantes maneras de entretenerme mientras estaba recostada en la cama, sin ser capaz de participar en la mejor luna de miel que cualquier persona podría haberme dado, lo que te obligó a inventar otro nuevo y Plan rápido para salvar nuestra luna de miel.

—Odio romper tu burbuja, cariño —dijo Kara, colocando sus manos sobre las rodillas de ella y deslizándolas hasta sus muslos, separándolos gentilmente para poder pararse entre estos—, pero hubieras empacado o no esa camisola, todavía iba a planear una noche romántica para las dos. Así que, como puedes ver —dijo, deteniéndose lo suficiente para agachar su cabeza y lamer su pezón con la lengua—, nada que puedas haber hecho diferente hubiera significado diferencia alguna. Todavía habría seguido con mis aviones, los que habrían terminado con el incendio, que nos piden marcharnos, perdernos en el medio de la nada y en el ataque de ese vicioso animal.

—Nunca habríamos terminado atrapadas en ese cuarto si no hubiera tropezado con mi maleta, lo que, por supuesto quiere decir que el fuego no habría destruido nuestras maletas, y nunca habríamos sido obligados a terminar nuestra luna de miel o lidiar con ninguna de las cosas. que sucedieron desde entonces. Como dije, Kara, sólo fue una mala planificación —dijo la pelinegra, terminando su explicación con un encogimiento de hombros mientras colocaba sus manos atrás sobre el cálido pavimento, echó su cabeza hacia atrás y se preparó para escuchar el necio argumento que Kara sin ninguna duda estaba a punto de darle en defensa de su teoría de la maldición.

—Sólo mala planificación, ¿eh? —murmuró Kara pensativamente mientras la pelinegra se tendía ahí, disfrutando del sol probablemente por última vez antes de que el clima se agriara y los días como estos no eran nada más que un distante recuerdo.

—Mmmm, mala planificación —murmuró, empapándose de sol.

—Entonces, no importa lo que pasaron los últimos días, ¿sólo fue mala planificación? —preguntó la rubia, sonando pensativa mientras Lena intentaba apartar los últimos días fuera de su cabeza y enfocarse en lo que quedaba, cinco días con Kara sin interrupciones, un par de días más de buen clima y ninguna razón verdadera para dejar la cama si no. lo querían.

Luna De Miel Infernal(Kara g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora