III

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Desperté de golpe por la falta de aire qué sentí de un momento a otro, tosí un par de veces hasta que mi respiración fue regular.

Sentí un nudo en la garganta y tenía la boca realmente seca, mire a mi alrededor para tratar de reconocer el lugar donde estaba.

Era una gran habitación, tenías dos grandes ventanas qué iban del suelo hasta casi tocar el suelo, la habitación tenía el mismo estilo que tenía toda la casa. Mire el mueble que estaba frente a mi y a un lado se encontraban mis maletas que traje suponía qué está era la habitación que se me habían asignado.

La habitación estaba llena de mis feromonas haciendo que el lugar tuviera un olor a suavizante que era tan cálido para mi. Me incorpore poco a poco, tenía demasiada sed no de en qué momento me había dormido o desmayada qué era lo más probable.

Recordaba todo lo que había pasado, la plática con Andrew qué no parecía muy feliz de mi estancia en su casa. Y la forma en la que solo sus feromonas provocaron qué corriera al baño a vomitar de lo fuerte que se sentían, muchos de los empleados me trataron de ayudar pero sentía que algo estaba obstruyendo mis fosas nasales.

Alcancé los zapatos que tenía al lado de la cama, sentía todavía las feromonas de Andrew sobre mi ropa lo mejor sería tomar un baño antes.

En el baño traté de que todo se fuera y también tranquilizarme un poco tratando de pensar por qué el señor Collins me había traído a su casa.

Andrew ahora es el nuevo jefe y por lo que note es el que se encarga de hablar con todos los socios para que me necesiten. Soy más útil en la ciudad qué aquí, lo mejor sería hablar lo antes posible no quería causar problemas. Se supone que vine porque era una urgencia y no había nadie llevando el negocio, no entiendo por qué me tuvo que mentir el señor Collins.

Aparte de todo eso me había sentado mal la actitud con la que me trato Andrew, se que habían pasado algunos años pero mis últimos recuerdos con él siempre fueron buenos. La pasábamos realmente bien los dos, yo lo podría considerar un amigo por todo lo que le conté sobre mi vida y lo que él me contaba.
Ahora que era un alfa dominante cambió completamente, esa aura tierna desapareció convirtiéndola en aterradora. Podría decir que era la misma imagen de su padre cuando empecé a trabajar.

Salí del baño secándome mi cabello, abrí mis maletas buscando algo con lo que pudiera sentirme cómodo. Cuando estuve listo salí de la habitación con rumbo a la cocina, tratando de recordar el camino.

No había nadie en los pasillos, antes de salir de mi habitación vi la hora y apenas estaba atardeciendo, por lo que calculaba había dormido casi un día entero.

En el comedor también no había nadie, así que entré a la cocina donde encontré a algunas personas limpiando. —Buenas tardes, me podrían dar un vaso con agua por favor.

—Ahora mismo lo sirvo. — Habló una señora. —También te serviré algo de comer si estás hambriento.

—Si, muchas gracias.

Busque una silla para odiar comer al lado de las personas que había en la cocina, no quería estar solo en este momento. Y por lo que notaba casi la mayoría de los empleados de la casa eran betas.

Comencé a platicar con las personas que había en el lugar tratando de saber cómo iban las cosas. Colocaron frente a mi un plato lleno de lasaña con una ensalada al lado, comencé a comer mientras hablaba con Rosa que era el nombre de la cocinera.

—¿Y donde están todos? — pregunté por curiosidad porque no había nadie.

—Hace una hora vinieron a comer el Señor Collins junto al joven amo pero no duró mucho su plática. — Habló en forma de susurro tratando d e evitar que alguien más escuchara, mientras estaba cercando los trastes qué había terminado de lavar.

—¿Por qué?

—Llevan peleando desde ayer por lo que te hizo el joven amo. — Comencé a jugar con la comida que había en mi plato.

—Creo que puede ser por mi culpa.

—No te sientas mal, el Señor Collins siempre ha estado en desacuerdo nunca los he visto tener una conversación adecuada con su hijo y más desde que tomó el poder del negocio hace unas semanas.

—Recuerdo hace años que era así.

—Por lo que he escuchado el joven Andrew está tomando decisiones que al señor Collins no le gustan...

—Ejem, necesito que me traigas mis pastillas. — Rosa paró de hablar cuando escuchamos el carraspeo del Señor Collins.

—Sí señor, ahora se lo traigo.

Salio de la cocina dejándome a solas con James que traia puesta una pijama de color azul y se estaba sosteniendo de un baston de madera. —Que gusto volver a tenerte aquí. —

Extendió sus brazos y me levanté para abrazarlo, a pesar de que no había venido hace tiempo con James tenía una buena relación y muchas veces fue a verme a mi nuevo trabajo.

—Y espero que te quedes mucho tiempo más. — Nos separamos después de unos segundos y lo ayudé a tomar asiento en la silla que antes yo estaba ocupando hace un momento. —Bueno, si así lo deseas.

—Yo iré a donde usted me diga, Señor.

—Me gusta oir eso, debes de estar cansado después de lo ocurrido ayer. — Su mirada se posó a mi, juzgando mis movimientos, yo solo bajé la mirada.

—Creo que no fue el recibimiento que esperaba pero ya estoy mucho mejor.

—Te pondré al corriente de todo mañana.

—Así será señor. —Lo ayude a levantarse y lo guie hasta las escaleras donde ya lo esperaba Rosa con unos frascos de píldoras y un vaso con agua en una bandeja de plata.

—A las diez te espero en mi oficina. — Asentí, tendría que levantarme temprano para poder desayunar y estar listo. —Y trata de no acercarte a Andrew, no quiero que te lastime.

Me quedé parado a lado de las escaleras mientras veía como subía el Señor Collins con cuidado, cuando lo perdí de vista me giré para regresar a la cocina.

—Las cosas no cambian a pesar de los años... — escuche la voz viniendo de la sala de estar, gire para poder encontrarme con Andrew. —; él siempre te querrá más que a nada en este mundo.

Lucia es muy diferente al día de ayer, no estaba ocupando un traje, ahora lucía mucho más cómodo. —No se de que hablas. — No quería hablar con él y menos después de lo ocurrido el día de ayer cuando no le importó mi salud.

Camine rumbo a la cocina, esperando que no haya quitado mi plato pero escuche que Andrew me perseguía.

—¿Qué es lo que quieres?

Y sin previo aviso sentí sus brazos rodear mi cintura y su nariz en mi cuello tomándome por sorpresa. —No tienes ni idea cuanto te extrañe

—Suéltame ahora mismo. —Comencé a forcejear para alejarlo.

—Quería disculparme por lo que ocurrió ayer.

—No quiero tus estúpidas disculpas. — Logré alejarme de Andrew dándole un fuerte empujón.

—Tienes que entender que me tomó por sorpresa que regresaras y más al oír que mi padre fue la razón para regresar. No entiendo por qué tienes que hacer todo lo que él te dice.

No entendía a dónde iba esta conversación, solo decidí ignorarlo porque nada podría sacar de mi cabeza lo ocurrido, lo deje hablando solo y me dirigí a la cocina. 

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