VI

604 49 0
                                    

—Por fa-vor — Fui totalmente ignorado, sus manos de Andrew fueron a mis muslos comenzando a apretarlos con fuerza, restregando su erección.

—Hace años que soñé con poder tenerte de esta forma. — Su voz cambio siendo seductora provocando qué poco a poco me dejara guiar por sus movimientos.

Sus labios estaban en mi cuello dejando mordidas, esa zona era muy sensible para mí y sin poder evitarlo comencé a gemir. Nuestras feromonas comenzaron a salir por todo el lugar, su olor a lavanda era delicioso haciendo que me relajara tan solo olerlo, ahora sus feromonas no eran pesadas.

—Podría escuchar tus gemidos todo el día. — Su respiración estaba en mi oído, mi mente no podía reaccionar, se sentía tan bien ser tocado por Andrew.

—Joven amo aquí esta su comida. —

Y ese fue el fin de ese recuerdo que no podía sacar de mi mente. Si no fuera por Rosa hubiera hecho alguna locura de la que me arrepentiría.

Y también tenía que culpar a mi falta de vida sexual por el trabajo, hace meses que no tenía contacto con algún chico necesitaba poder descargar todo. Desde ese momento había tratado de tomar distancia de Andrew, fue un poco difícil porque al día siguiente me contrato oficialmente en su empresa bajo su mando.

Los primeros días fue una explicación sobre el lavado de dinero que yo me encargaría de eso. Conocí a todos los empleados qué trabajarían bajo mi mando y la pequeña oficina qué se me fue asignada.

Gracias al trabajo mi mente estaba ocupada y era lo que necesitaba para no pensar más en Andrew.

Contraté y traje mucho de mi personal que ya llevaba cinco años conmigo quería tener a gente capacitada.

Pare de dar vueltas y me quedé cerca del escritorio terminando de leer los ingresos qué hoy se habían hecho a todos los bancos con los que trabajábamos.

Escuche tocar el umbral de la puerta, yo solo hice una señal para indicar que pasara. —Señor Moore, alguien lo está esperando desde hace unos minutos parece importante.

—Hazlo pasar Linda, yo me encargaré. —

Le di una sonrisa a mi nueva asistente y seguí concentrado en mis hijas, me gustaba trabajar parado sentía que las dietas fluían más rápido. A parte de mi imparable necesidad de estar en movimiento todo el tiempo, escuche unos pasos indicando que ya había llegado alguien.

—No has cambiado ni un poco. — No puedo evitar emocionarme al escuchar esa voz después de tanto tiempo.

—Charlie — Dejé las hijas que tenía en mi mano y este di los brazos para recibir un abrazo del alfa.

—Te extrañe tanto, ¿por qué no me avisaste de tu llegada?

—Creí que te habrías deslindado de todo esto como siempre dijiste. — Hundí mi rostro en la curva de su cuello oliendo la colonia qué tenía.

—Nunca me iría sin ti, Ethan.

Ninguno de los dos hablo, nos quedamos en silencio escuchando nuestras respiraciones. Era una mezcla de emociones raras que no podía definir.

—Luces realmente bien. — Alago dejando un beso en mi mandíbula qué provocó qué mis mejillas ardieran.

Él siempre provocó ese tipo de emociones en mí, tan solo un roce hacia qué mis piernas temblaran y con una palabra hacia sonrojar, sentía que volvía a tener veinte años años.

Nos separamos del abrazo, pero sin alejarnos del todo, Charlie coloco su mano en mi cintura con delicadeza. —Sigues teniendo unos hermoso ojos color miel.

You Are MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora