Cap XIII

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Amantes

"Sin importar qué, yo te amaré hasta mi último aliento, tú eres el único motivo que ilumina mi vida más que nadie"

~127 d.C~

Dos años había pasado como el viento y varias cosas sucedieron en tan poco tiempo, Cregan Stark desafió a su tío Bennard Stark y los encerró a él junto a su familia logrando tener el poder absoluto del Norte además de que se casó con su amiga de la infancia Arra Norrey, los Príncipes Aegon y Aemond permanecieron en Winterfell todo ese tiempo e incluso se hicieron amigos cercanos del lobo y lo ayudaron en su planes incluyendo Naekara.

Ambos Príncipes que habían sido prácticamente exiliados al Norte, fueron empacando sus cosas para volver a Desembarco del Rey por orden de su tía quien ya consideraban que habían aprendido la lección, el más emocionado de los dos era Aegon y aunque se había acostumbrado al frío quería regresar ya que ahora sí extrañaba la Capital, por otro lado, Aemond no esperaba más en poder finalmente volver al lugar donde está su amada Princesa ya que estar dos años separado de ella era como estar en el infierno porque después de todo, él si no aprendió nada.

{Desembarco del Rey}

La más emocionada en que los Príncipes volvieran era Alicent, sus tres hijos mayores no habían estado en la Fortaleza Roja por años y en esta ocasión solo regresarían dos, Helaena había estado viviendo con la familia de Rhaenyra en Dragonstone para así convivir y conocer más a su prometido.

Naekara seguía sin caerle bien a la esposa de su sobrino y claramente la Hightower lo sabía, pero entendía ese sentimiento de tristeza por su madre quien había vivido lo suficientemente para ver a la mayoría de sus hijos muertos y se refugiaba en los que les quedaba que en ese momento, solo eran Baelon y ella.

Se preparó una gran bienvenida y una cena para los dos jóvenes Príncipes quienes fueron bien recibidos por Naekara, Daeron y Alicent en Pozo Dragón, la Reina abrazó alegremente y muy fuerte a sus dos hijos que parecía que no los dejaría respirar, Aegon lloraba de la felicidad por finalmente volver al lugar que jamás pensó extrañar, por otro lado, Aemond estaba más enfocado en su hermosa y radiante tía que además de que no entendía de como hacia para mantenerse con una apariencia joven a pesar de tener cuarenta y tres años.

Todos asistieron a la cena incluyendo al Rey, aunque más que todo fue porque su tía lo obligó y porque ellos también eran sus hijos, fue un tiempo de calidad a pesar de todo, la estaban pasando bien y lo mejor de todo era que no habían invitado a Lord Otto Hightower para el disgusto de Alicent.

Daeron Targaryen-- Por lo menos disimula, hermano. — Le susurró.

Aemond Targaryen-- ¿Qué quieres decir Daeron?, no sé de lo que estas hablando.

Daeron Targaryen-- No soy ciego... Miras a nuestra tía como un soberano pervertido.

Aemond Targaryen-- Será mejor que te calles Daeron. — Dijo obstinado.

Ambos veían como su tía reía con tanta alegría por las ocurrencias de Aegon, admitían que verla así les daba mucho alivio después de todas las historias que escucharon de ella y sobre todas las lágrimas que derramó después de vivir tantas tragedias en sus primeros años, ella tenía más recuerdos dolorosos que felices y en el que estuviera sonriendo como si no hubiera un mañana aunque sea por las tonterías de cierto payado les alegraba.

La comida iba y venía, la música no paraba al igual que las risas a pesar de que mayormente preferían estar en total silencio que era demasiado incómodo, pero Nae hacia lo posible por mantener un buen ambiente para todos.

La Sangre LlamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora