Capítulo 24 Carolina

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¿Cómo se recupera el rumbo de la vida cuando lo has perdido todo?

De camino al orfanato, mi cuerpo seguía estando en estado de shock. Sentía que mi corazón palpitaba con tal fuerza que llegaba a notar cada pulsación. Recuerdo girar un poco la cabeza y observar el policía, centrado en la carretera y sin mediar palabra. Era un hombre de mediana edad, no debía tener más de treinta años. Pelo oscuro, ojos redondos y mandíbula marcada. El típico policía, vaya... Úrsula tampoco abrió la boca en todo el trayecto – algo extraño en ella, porque normalmente siempre tenía algo que decir; nada bueno, eso ya os lo podéis imaginar. Así pues, agradecí el silencio de ese momento.

Bajé la ventanilla del coche para que me diera un poco el aire en la cara y refrescara mis pensamientos. Respiré hondo por la nariz, y noté que mis pulmones se hinchaban lentamente. Luego, expiré el aire intentando que, de esa forma, pudiera sacar fuerzas de lo más hondo de mi ser. No podía pensar en Jason, ni en ninguno de ellos: pensar en ellos era como clavarme cuchillos afilados. Dolía... Dolía de una forma que llegaba al dolor físico.

En medio de todo esto, cerré los ojos y me concentré en mis respiraciones. Me daba miedo mirar y seguir sintiendo que nada importaba. El miedo a la soledad me paralizó: paralizó mi cuerpo, pero también mi mente y todos los recuerdos que tenía. Sabía que, si empezaba a activar los recuerdos de Jason, me dolería de una forma insoportable.

La vida es capaz de destruir tu mundo en un instante, sin que la mente tenga tiempo a procesar todo lo ocurrido. No hay tiempo para analizarlo ni aceptarlo, solo ocurre y se te lleva como si se tratara de un huracán enfurecido. La mente a veces necesita horas o días, e inclusos meses y años, para aceptar los traumas vividos. En esos instantes en que el ser humano experimenta la máxima pérdida, queda en un limbo en el que protegerse. Un lugar donde las sensaciones más dolorosas se encierran y esperan que tu estés preparado para entrar y mostrarte que lo que viviste era real, y no fruto de tu imaginación. El dolor se expande por todo tu cuerpo como un cáncer.

El aire que se respiraba en ese coche era denso. Se notaba que la energía negativa fluía en ella de tal manera que la piel se me erizó por completo... Sentí el miedo recorriendo mis venas. Me preguntaba qué le habría pasado a Abu y Jason. ¿Cómo podía ser que la policía detuviera una persona como Abu? ¡Por el amor de Dios! Si solo con mirarla a los ojos sabes que esa mujer no puede hacer nada malo... Mi mente me traicionaba al recordar que el único mundo en el que fui feliz se había derrumbado: a Abu la habían detenido por darme un hogar, y a Jason por defenderme y enfrentarse a los policías.

Reconocí el camino al orfanato. Esas curvas llenas de árboles me indicaron que no debían quedar más de diez minutos hasta llegar al castillo de mis horrores; estaba claro que ese no era su nombre, pero para mí no existía ninguno mejor. Durante toda mi vida, deseé volver al punto exacto en el que todo mi mundo se desmoronó por primera vez. Pensaba que, si hubiera corrido más y pensado menos, seguramente no hubiera vuelto al orfanato; pero da igual lo que hagas en esta vida. El pasado no se puede reescribir, y el escritor de cada uno de nosotros elige que vivamos experiencias concretas por algún motivo inexplicable. Así que... ¿Por qué pensar en algo que ya nunca podré cambiar?

Aun así, la mente del ser humano es un verdadero misterio. Te hace regresar a instantes fatídicos, sin importar lo jodido que estés, para revivirlo una y mil veces. Te sumerge en un bucle infinito de imágenes vividas a cámara lenta y te recuerda que, por un instante, te pudiste apartar del dolor. Y ese dolor vendrá para que los sientas de nuevo, tarde o temprano. Y créeme: mejor sentirlo temprano que tarde, porque las lágrimas se acumulan y el día que salen ya no pueden parar. Ojalá existiera un conjuro mágico para deshacer el pasado, pero momento no lo hay. Puede que fuera mi destino, puede que la escritora de mi historia fuera una cabrona, puede que todo haya sido una casualidad. Nunca lo sabremos; ni tú, ni yo, ni nadie.

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2023 ⏰

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