El regreso de los merodeadores -COMPLETO-

Capítulo 20

Lily todavía podía escuchar los gritos del aullador cuando salía del castillo. Estaba furiosa como dirían los muggles. Siempre se había considerado una mujer relativamente tranquila. Tenía sus ataques de ira, como lo haría cualquier persona normal. Quizás a veces serían más fuertes y más volátiles de lo necesario. Después de todo, era una pelirroja, y la sutileza era un arte desperdiciado en los que generalmente eran responsables de sus arrebatos. Fue saludable liberar la tormenta de fuego que habitaba dentro.

Cuando era niña, su madre la había inscrito para tomar Tai Chi para ayudarla a controlar su demonio interior, como lo llamó tan cariñosamente. Gracias a esas enseñanzas, incluso cuando estaba en su punto más volátil, siempre tuvo un cierto nivel de control. Ese control había sido puesto a prueba por su esposo más veces de las que ella quería recordar. Incluso cuando Sirius y Harry la tuvieron al final de su ingenio, ella nunca perdió el control.

En menos de un minuto, Molly Weasley la vio roja y esta vez no era su cabello. La mujer había cruzado una línea y ahora, por Merlín, iba a aprender por qué Lily's Animagus era una leona.

"VONDA!" Lily gritó mientras marchaba hacia la puerta que conducía a Hogsmeade. Con un pop, el elfo de su casa apareció a su lado y tuvo que correr para mantenerse al día con el rápido ritmo de su amante.

"Sí, señora?"

"Encuentra a Molly Weasley y regresa con su ubicación!" Lily se rompió sin molestarse en mirarla. Eso solo le dijo a Vonda que lo que sea que esa Bruja había hecho era muy malo. Nunca su amante le había levantado la voz. Esto iba a ser malo ... muy, muy malo.

"Sí, señora!" Vonda respondió y apareció. Tan pronto como Lily salió de los terrenos de Hogwarts cuando Vonda regresó.

"Amante, la bruja que buscas está en el pueblo en el camino."

"Perfecto", gruñó Lily mientras aceleraba su ritmo.

"Amante, ¿por qué estás tan enfurecida?" Vonda preguntó con la esperanza de que hablar calmaría a su amante. Lo que salió de la boca de Lily fue una diatriba interminable, apenas coherente y muy hostil. Vonda solo pudo hacer algunas de las palabras: perra, pie y culo. Vonda asumió que debía estar canalizando al Maestro Harry. Siempre le gustaron esas palabras cuando estaba indignado.

Molly Weasley era una mujer en una misión, ¿o sería la mejor palabra la madre? Sí, mamá era el boleto. Su familia estaba fuera de control y ya era hora de que los enderezara. Ella había visto venir esto por un tiempo ahora. Como siempre en el centro de todo estaba Ginny. ¿Qué le pasó a esa chica? Ella atrajo problemas como un jardín atrae gnomos.

Amaba mucho a su hija, pero a veces podía ser terriblemente exasperante. Terco hasta la médula, obstinado más allá de lo razonable, con traviesa que se niveló en brillantez, desafiante hasta el punto de que querías estrangularla, y completamente desagradecida por lo que su madre había hecho para asegurarle un futuro mejor. Honestamente, no sabía de dónde lo obtuvo.

Era una niña muy buena hasta su primer año en Hogwarts. Ella estaba enamorada de Neville. Estaba bastante enamorado de ella, y su futuro parecía muy brillante. Todo comenzó cuando Ginny se dejó controlar por ese maldito diario. Había lastimado a tantos estudiantes, y si no fuera por Neville, habría muerto en esa cámara maldita.

Si no fuera por la influencia de Dumbledore y Neville, podría haber sido enviada a Azkaban de inmediato. Ginny tuvo mucha suerte de que todo lo que se fue fue con una deuda vital. La chica tonta lo vio como una maldición en lugar de una bendición. ¿Cómo podía no ver la oportunidad antes que ella? La fama, la fortuna de The-Boy-Who-Lived y todo lo que vino con eso. Sí, Neville tenía algunos defectos de carácter gracias a su abuela, pero la mujer no iba a vivir para siempre. Todo lo que Ginny necesitaba hacer era tolerarla mientras aún estaba viva. Una bruja adecuada podría moldear a Neville en el tipo de mago del que estaría orgullosa. ¿La chica no se dio cuenta de cuántos años tuvo que poner en Arthur? Ciertamente no comenzó como el firme padre y esposo que era hoy.