LA CARTA

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LA CARTA

Han pasado varios días desde que mi hijo se fue a su mundo con su madre y lamento que esa Bulma haya tenido que criarlo sola sin saber cuanto la amaba por mi estúpido orgullo, pero lo cierto es que esa siempre fue mi manera de vivir, sin demostrar nada por nadie, sin sentir nada por nadie que no fuera yo mismo, hasta que ella apareció en mi vida... y no fui capaz de decirle simplemente lo mucho que me importa, pero no voy a cometer ese error por segunda vez, con mi Bulma no ocurrirá porque si yo llegara a desaparecer... esta vez ella sabría la verdad, toda la verdad, así que creo que hay algo que debo hacer, algo terrícola... porque ella lo es.

Vegeta: oye Bulma!
Bulma: que ocurre Vegeta
Vegeta: quiero que me acompañes a un lugar
Bulma: a un lugar?, y a dónde, porque veo que no vas vestido para entrenar
Vegeta: exacto, no voy a entrenar, por eso quiero que me acompañes a ese lugar
Bulma: esta bien, pero voy a cambiarme, si no te importa
Vegeta: cómo tu quieras, te espero aquí, pero no tardes

Después de esperarla media hora, apareció preciosa como siempre, con un vestido rojo que le quedaba tan bien ( se había fijado en la ropa que llevaba yo y se había vestido acorde conmigo).

Bulma: ya estoy Vegeta, y... a donde me vas a llevar?
Vegeta: ya lo verás, pero hay que ir volando hasta allí, así que tendrás que sujetarte fuerte a mi
Bulma: oh!, entonces porqué no vamos mejor en mi avión, sería más cómodo
Vegeta: porqué yo no sé llevar ese trasto, y... porque si no tendría que decirte a donde tienes que ir... y ... (me puse todo rojo) es una sorpresa...
Bulma: una sorpresa? para mi?

Sólo asentí y la cogí entre mis brazos, sentí mi corazón explotar por los nervios y la emoción, nunca me sentí así antes, jamás pensé que haría una locura como la que iba a hacer, todas estas emociones eran nuevas para mí.

Antes de llegar le pedí a Bulma que cerrará los ojos y que se pusiera sobre los ellos el pañuelo que yo llevaba al cuello, un pañuelo amarillo, no quería que viera a donde nos dirigíamos exactamente.

Cuando llegamos la deposité cuidadosamente sobre una manta que yo mismo había puesto allí, y mientras seguía con los ojos tapados la ayude a incorporarse mientras yo... me arrodillaba ante ella.

Vegeta: ya puedes abrir los ojos Bulma
Bulma: oh!, (dijo al verme de rodillas) Vegeta!
Vegeta: Bulma, en este lugar en el que estamos y frente a este árbol, quiero pedirte que seas mi esposa, así que... Bulma... quieres casarte conmigo? (al mismo tiempo yo sostenía una cajita con un anillo para ella, lo había visto en una de esas películas que le gustaban)
Bulma: por supuesto que sí Vegeta, por supuesto que sí
Vegeta: gracias Bulma, te amo (y le puse el anillo en su dedo)
Bulma: yo también te amo (y se agachó para poder besarme)

Nos fundimos en un apasionado beso y me hizo caer sobre la manta mientras nos abrazabamos, sus besos sabían a fresas, su cuerpo olía igual, nunca pensé que algo así me pudiera gustar tanto..., ella comenzó a acariciar mi cuerpo y yo el suyo, no había vuelta atrás, era mía y yo suyo... para siempre.

Después de no sé cuánto tiempo exactamente...

Bulma: Vegeta
Vegeta: sí...
Bulma: nunca pensé que me pedirías que me casará contigo... y menos que me lo fueras a pedir aquí, en este lugar...
Vegeta: porqué..., además este lugar es perfecto, aquí fue donde me invitaste a tu casa...
Bulma: lo sé, tú estabas apoyado justamente sobre ese árbol... y yo te dije...
Vegeta: no permitiré que te enamores de mi aunque me encuentres muy atractiva
Bulma: Vegeta... te acuerdas
Vegeta: por supuesto (y me volvió a besar sin dejarme hablar más)

Después de aquello pasaron unas cuantas semanas, Bulma estaba muy emocionada preparando una gran boda, aunque yo hubiera preferido algo menos..., no sé cómo explicarlo, quizás... menos multitudinario, yo sólo quería que ella fuera feliz y se merecía tener la boda que ella soñaba.

ONE SHOTS DE VEGETA Y BULMA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora