Luego de la horrible noche que pase, seguí pensando en Tomás.
Lo había hechado, desde su punto de vista preferí a Mateo antes que a el, tendria que ir a aclararle las cosas.
Mateo se había ido en la mañana, tomó sus cosas, su auto y me bloqueo de todos los lados posibles.
Lo entendía.
Por mi parte, fui directo a la casa del ojimarron.
—¿Quien?— pregunto desde el portero.
—Soy yo, Tomi.
—Perdón, justo ahora no me encuentro en casa, deja un mensaje después del pip.
—¿Si sabes que eso solo funciona con las grabadoras de llamadas no?— pregunte con una ligera sonrisa.
—Si, pero siempre quise decirlo— admitio —bueno, chau.
—No Tomi, no— lo llame antes de que cuelgue —necesitamos hablar.
—No, no quiero saber porque después de todo lo que hice por vos, preferiste al otro concheto de mierda antes que a mi.
—Es por eso que tenemos que hablar— insistí una vez más —Tomás.
Escuche un suspiro de su parte y segundos después la puerta se abrió.
—Tomi, necesitamos hablar.
—Ya lo dijiste, ¿que queres?
Hice una mueca.
—¿Vos me queres?— pregunte con miedo.
—¿Si yo te quiero?— pregunto confundido —¿vos estas drogada o algo Oriana? Como me vas a preguntar eso.
—Por qué la verdad es que yo no siento eso de tu parte.
—¿A que te referis?
—Pensalo, desde que te conozco vos solo me llamabas cuando te acordabas de mi, o bueno, cuando tu pija se acordaba de mi.
—No es cierto— nego con la cabeza.
El, que antes estaba sentado en el sillón, se levantó y se paro en frente mío.
—¿No?— dije yo con una ceja alzada.
—No, yo todo el tiempo, todos los putos días pensaba en vos.
—¿Y por qué jamás me lo hiciste saber?
—No, no lo se Oriana ¿que mierda queres que te diga?
—No se— respondi con los ojos llorosos y cruzandome de brazos.
—No, si sabes— dijo el rápido —vos queres que yo te diga que quiero estar con vos, que me quiero casar, pasar el resto de la puta vida que me queda a tu lado es eso lo que queres ¿no?
—Eso quería.
—¿Querías? ¿Como que querías?
—Admito que si, eso quería yo, quería casarme con vos.
—No podemos.
—¿Por qué no?— pregunte molesta.
—Yo no soy un hombre que sirve para esa pelotudeces, yo no quiero casarme, nunca— dijo sincero.
Ok, eso sí me dolió.
Sabía que el pensaba eso, pero no creí que cuando me lo fuera a decir, seria así de seco.
—Pero eso no quita el hecho de que quiera estar con vos Ori— continuo el.
—No puedo estar con vos Tomás, entendelo— dije finalmente, tratando de mantener mi compostura.
No quería derrumbarme ahí, frente a él.
—¿Por qué no? yo pensé que te hacía sentir bien, que te hacia sentir única, espacial, viva.
—Y lo haces, me haces sentir única, especial y sobre todo viva, una sensación que perdí hace mucho tiempo— dije con la voz quebrada.
—¿Entonces cual es el puto problema por el cual no queres estar conmigo?— dijo el, con dolor en sus palabras.
Comenzaba a ver sus bellos ojos marrones ponerse rojos.
Se estaba aguantando las ganas de llorar.
—Que después de eso, de una noche en la que me sentí viva con vos, vuelvo a despertar sola, cansada, vuelvo a mi vida cotidiana, a ir a la facultad, al trabajo y esa sensación de estar muerta vuelve a mi, y se queda toda la semana, hasta que vos te dignas a llamarme para pasar una noche. estoy cansada Tomás, de vivir solo por una noche y volver a morir.
La habitación quedó en silencio, ni el ni yo podíamos decir algo.
—Era eso lo que quería decirte, perdón por creer que podía pasar el resto de mi vida con vos— dije —no me vas a ver nunca más.
No espere a que me diga nada y salí de su casa.
—————
La noche se había hecho presente, habían pasado aproximadamente unas semanas desde que Oriana había ido a hablar por última vez con su amado.
Tomás uso esas semanas para aclarar su mente.
El ya sabía que era lo que quería, lo que necesitaba.
La necesitaba a ella.
Tomo las llaves de su auto y manejo hasta el depto de la chica.
Llamo a la puerta, una, dos, tres veces, pero nada.
—¿Buscas a Ori?
El trapero volteo su vista y se encontró con una mujer mayor, seguramente vecina de su amada.
—¿Esta?— la mujer mayor nego —¿tiene alguna idea de donde puede estar? Necesito decirle algo importante.
—No, perdón jovencito.
Tomas se quedó en silencio, pesando en que hacer ahora.
—¿Es muy importante?— volvió a hablar la mujer.
—Necesito decirle algo— repitió el chico.
La mujer dudo por unos segundos —Espérame acá, un segundo.
Tomas asintió y vio como la mujer anciana se metía a su departamento, a los pocos minutos ella se acerco a él y le entrego unas llaves.
—Ori era muy olvidadiza, siempre me daba un repuesto de llaves por si se quedaba afuera— dijo con nostalgia —era una buena chica.
—Lo es— admtio contento Tomi —gracias señora.
—Suerte, Tomás.
El nombrado sonrió y con felicidad metió la llave en la cerradura, dio vuelta a la perilla y entró.
—¿Ori?— la llamo, pero nada.
Busco en todo el departamento, hasta llegar a su habitación, estaba todo ordenado y limpio, como si nadie hubiese dormido ahí en días.
Tomas se estaba por ir cuando vio una carta en la mesita de noche.
La curiosidad le ganó y se acercó a ella, tomó el sobre en sus manos y reconoció al instante la letra de su amada.
Para Tomi.
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𝐕𝐈𝐕𝐀 | Tomás Campos
Fiksi Penggemar-No puedo estar con vos Tomás, entendelo. -¿Por qué no? yo pensé que te hacía sentir bien, que te hacia sentir única, espacial, viva. -Y lo haces, me haces sentir única, especial y sobre todo viva, una sensación que perdí hace mucho tiempo. -¿Entonc...