✧c.-003

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N/A: Hola, espero que todos estén muy bien. Estos dos capítulos que vienen son tiempo pasado, es decir, unos dos años atrás. Contienen un poco de drama y temas sensibles. Por favor, respeto y comprensión, y, me disculpo si a alguien le afecta lo que se leerá a continuación.

Los quiero mucho y gracias por estar leyendo :)

Pd: Serán dos o tres actus.

[...]

Dos años atrás.

Jungkook se encontraba caminando de regreso a casa después de su jornada laboral del día. El sol ya se estaba apagando, por lo que su andar era apresurado.

El Omega se detuvo en el cruce de semáforo, puesto que el color estaba en verde y numerosos autos pasaban velozmente.

Suspiró, sujetando su bolso con su mano y llevando la otra al interior de su suéter.

Kook estaba en el último año de su carrera como educador infantil, por lo que sus estudios, si bien no era complicado, le consumían sus energías.

Ese día en especial había recibido en su facultad un enorme ramo de rosas de parte de su Alfa, el cual había sostenido en sus manos con mucho entusiasmo.

Ah, Kookie piensa risueño en el precioso detalle que tuvo su Taehyungie con él. Todos los ojos estuvieron en él como por una hora, y la felicidad ni se diga.

En ese momento no tenía el ramo consigo. Las rosas se las había llevado su Alfa en su coche, por petición suya, ya que no tenía en donde dejarlas mientras estaba en clases y no quería que ningún curioso se las maltratara.

Miraba ansioso su reloj, ya iban a ser las seis y media de la tarde. Había salido de la universidad a las tres, pero su madre le pidió que se reunieran para comer en un restaurante, ya que estaba de visita en la ciudad, así que no pudo declinar y aceptó.

Se habían despedido en la terminal de autobuses que la regresarían a Busan, ello dejó a Kook atrasado tres horas, por lo que necesitaba darse más prisa de lo normal.

Los semáforos cambiaron con el pasar de los minutos, el Omega peliblanco cruzó la calle acompañado de otras cuatro personas, y al estar del otro lado, en la acera, optó por entrar a un establecimiento para comprar la cena de ese día.

No era que tuviera mucha hambre, pero necesitaba suplir su despensa actual —la cual solo consistía en galletas y leche de plátano—. Ya que, Taehyung, su pareja, iría a cenar con él esa noche.

O, bueno, a prepararle la cena, ya que a él no se le daban muy bien las artes culinarias, y prefería denominarle esa tarea a su Alfa.

Así Taehyung cocinaba, y Jungkook solo pondría los ingredientes.

Quizá no era el estereotipo, pero a ambos le gustaba hacer esa dinámica.

En ese pequeño súper surtió todos los víveres que necesitaba, y, estando en caja, volvió a mirar su reloj.

Ya eran las siete con veinte minutos, y el sol se había ido por completo.

Su instinto le hizo aferrarse a las bolsas de compras que sostenía en sus manos al estar fuera nuevamente. Una fría brisa sopló al rededor de la calle vacía y solitaria, al tiempo en que las orejitas de Kook salían.

Bien, sí, estaba algo asustado de caminar ese tramo oscuro y desolado hasta llegar al edificio en donde vivía, pero, pensó que, en caso de que ocurriera algo que Dios no quisiera, sería capaz de defenderse.

Y con ese pensamiento en mente se dispuso a seguir con su trayecto por la vereda.

La noche se volvía fría conforme los segundos transcurrían, el Omega caminaba un poco lento, puesto que la carga de las cuatro bolsas disminuía su capacidad de avanzar. Jungkook no tenía auto propio, sí, trabajaba, pero, ello no le dejaba lo suficiente como para comprarse un coche él solo. Por el momento no, y no podía darse el lujo de gastar en un taxi estando tan cerca de su recidencia, así que le tocaba ir a pie diario.

De un momento a otro, Jungkook se adentró en el callejón que se encontraba ya a una cuadra de su casa; ese era, quizá, el tramo más peligroso para cruzar de noche, cosa que él jamás hacía, siendo esta una de las primeras en dichas circunstancias.

—Kook, relájate —se dijo a sí mismo ante el pánico que le ocasionó el encontrarse completamente sólo entre la penumbra—. No va a pasar nada, solo es un pequeño tramo de camino, tranquilo.

Se repitió lo mismo unas tres veces, hasta que se armó de valor para avanzar.

Sus pasos hacían eco entre las paredes de ese sucio sitio, a lo lejos escuchaba sonidos de agua chorreando y animales peleando entre los contenedores de basura apilados en una esquina.

Pronto, su aroma a pánico invadió el lugar, cosa de la que no se percató hasta que escuchó varios pasos detrás de él.

Con su olor, Jungkook atrajo a varios alfas que ahora estaban a sus espaldas, y no sabe en qué momento fue que terminó entre la pared siendo acorralado.

—Pero qué tenemos aquí —la voz de uno de los sujetos era áspera, y su aliento era a tabaco, cosa que a Jungkook solo le agradaba si provenía de Taehyung cuando este fumaba.

Ante dicho hecho, Kook frunció el ceño. Sentía miedo, y las probabilidades de escapar si mutaba a su animal interior eran bajas, puesto que, al parecer, los Alfas eran híbridos de Lobo —lo confirmó por sus aromas y al ver a uno de ellos mutar a su forma animal y acercársele lentamente—, y mayores en número.

—Déjenme en paz —demandó, aferrándose desesperadamente a sus bolsas de compras.

—Oh, pero si apenas estamos conociéndonos, lindo —dijo uno de ellos, pasando su mano roñosa por el rostro de Jungkook, sacándole una lágrima de angustia.

Su corazón latía desesperadamente. El miedo era tangible en sus manos, y ya no sabía qué hacer.

Lo único que rogaba en su mente era que su amado Taehyung apareciera, sabía que para llegar a sus condominios tenía que cruzar ese callejón —el cual era lo suficientemente amplio para que entraran autos—, sin embargo, temía que el Alfa ya estuviera en su hogar y no se diera cuenta.

—¡Suéltenme, por favor! —gritó, cuando otros dos alfas con apariencias terroríficas y aromas asquerosos lo sujetaron de las manos—. ¡Aléjense de mí! ¡Ah! ¡Alfa!

Sus gritos fueron en aumento cuando lo jalaron de las muñecas para llevarlo a una esquina.

Sus bolsas cayeron al suelo.

—¡No! ¡Suéltenme por favor! —intentaba hacerles frente, pero ellos lo tomaban con fuerza, lastimándo sus brazos—. No me hagan nada, no me hagan daño.

—Solo te haremos algo que te gustará mucho, Omeguita —insinuó uno de los sujetos, obligándolo a recostarse en el suelo sucio y lodoso.

—¡No! ¡Alfa! ¡Taehyungie! —gritó, fuerte, llorando y con terror al sentir las manos de ese hombre tocando su cuerpo por encima de su ropa—. ¡Déjenme por favor!

Sus alaridos eran tan fuertes que su garganta comenzaba a dolerle, y, uno de los alfas, al temer que los descubrieran cometiendo tal fechoría, pensó que era buena idea callarlo.

Jungkook sintió unas manos al rededor de su cuello, y, con el miedo vivo en sus ojos, sintió como poco a poco iba perdiendo el conocimiento.

Taehyung no llegaba.

Y Jungkook dejó de pensar.

Y Jungkook dejó de pensar

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✧ Chewing Gum Love. 

Chewing Gum Love [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora