Narra Lena:
Habían pasado dos semanas desde aquel fin en que la rubia me había visitado días consecutivos, ya sabía yo que no habia nada especial con ella, era solo una cliente que así como podía contratar, también podía prescindir de mis servicios cuando quisiera, no es algo que me sorprenda, pero al ser una cliente tan distinta, no puedo negar que la extraño un poco, y tampoco puedo evitar comparar sus peticiones con las de otros clientes. Lo cual ha sido un grandísimo error de mi parte. Estaba tan ensimismada con mis pensamientos que me sobresalté al escuchar la puerta.
- Un segundo por favor- avisé con voz tranquila y fui a abrirla.
- Hola preciosa- dijo entrando directo a sentarse en mi cama- ¿me habías extrañado? Porque yo a ti sí, así que no me hagas esperar y ven con papá- palmeó sus piernas indicándome que me sentara sobre él y eso hice.
- Monsieur Dubois, hace tiempo que no me visitaba- dije entrando en papel y el sonrió de lado para acto seguido sacar bruscamente mi camisón.
- Hermosa como siempre, pequeña- se levantó conmigo en brazos para darse vuelta y aventarme a la cama quitando su pantalón con rapidez.Como es de costumbre con Monsieur Dubois, la sesión fue corta y el pago muy bueno, así que cuando se fue aproveché para prepararme un baño y relajarme un poco, esta última semana he tenido muchos recuerdos y pensamientos sobre mi vida en Irlanda, mi familia... y mi hermosa Mina, me pregunto cómo habrán continuado sus vidas, porque yo solo me fui y dejé todo atrás, convenciéndome de que todo estaría mejor sin mi, esa plática con Kara removió mucho de mí, sacando a la luz memorias que había intentado dejar atrás...
Mina y yo éramos simplemente inseparables, bueno, al menos figurativamente, porque irónicamente hablando de lo literal ya sabemos qué pasó... teníamos tanto en común, éramos un equipo imparable, no había nada que no hiciéramos juntas, fácilmente podía describirla como lo mejor que me había pasado, estábamos enamoradas, y era el amor más puro e inocente que habría podido imaginar jamás, ella tenía 17 y yo 14, lo último que habría imaginado después de consumar nuestro amor en aquel único beso sería todo el caos que desencadenó, la tortura de ver cómo la comprometieron con Jonathan, y todo eso sin mencionar el infierno que viví con aquel horrible hombre al que tuve que soportar como esposo los peores dos años de mi vida...
- Mi dulce Mina... como te extraño cuando no puedo dormir- susurré y las lágrimas comenzaron a correr en aquel silencio, extraño tanto sus caricias, sus miradas de amor, la forma en que me cuidaba, siete años han pasado y aún recuerdo aquella mañana como si fuese ayer...
*Flashback*
- Buenos días, mi ricitos de oro- la sentí acariciar mi cabello y yo solo sonreí acurrucándome en su pecho- ¿Cómo dormiste?- preguntó.
- De maravilla, como siempre que estoy contigo- abrí mis ojos para mirarla.
- Ya lo creo, de verdad que pareces un ángel, yo podría verte dormir por horas y así cuidar tu sueño.
- Ya para, que me sonrojas- cubrí mi rostro con mis manos sentándome en la cama.
- Ven aquí, preciosa- se sentó también y me tomó por las muñecas para quitar mis manos, pero lo que logró fue que nuestros rostros quedaran a tan pocos centímetros que podíamos sentir la respiración de la otra, yo apenada no pude más que mirar hacia abajo después de que hayan sido sus labios lo primero en que me fijé- Lena, mírame- pidió bajito y eso hice.
- Te amo, Mina- solté sin rodeos y esta vez fue ella quien acunó mi rostro entre sus manos para unir nuestros labios en el más dulce beso.
- Como yo a ti- se separó un poco para responder y luego continuó, la atraje del cuello para profundizar el contacto y fue cuando la puerta se abrió, haciendo que nos separemos de inmediato y dejando ver al señor Murray con una clara expresión iracunda y desconcertada en su rostro.
- WILHELMINA MURRAY ¿QUÉ CARAJOS PASA AQUÍ?- gritó con asco.
- Papá- palideció.
- Señor Murray, Mina no tiene la culpa, la responsabilidad ha sido toda mía- fue lo primero que se me ocurrió decir mientras que ella simplemente se quedó paralizada por el miedo.
- Así que faltas el respeto a mi hija, en mi propia casa y tienes el descaro de venir a decírmelo en mi cara como si nada- se acercó con su mirada llena de desprecio- ERES UNA INGRATA- me tomó del brazo y con solo un tirón me bajó de la cama- ¿Cómo te atreves? Después de abrirte las puertas y darte nuestra confianza ¿CÓMO TE ATREVES? RESPÓNDEME LENA.
- Señor yo...- Me tomó del rostro.
- TÚ NADA ¡No quiero escuchar tus excusas! ¡Fuera de mi casa ahora mismo!- me empujó hacia la puerta y me vi obligada a salir de esa casa corriendo y con lágrimas deslizando sin parar por mis mejillas.Miedo era todo lo que podía sentir, me sentía terriblemente culpable por haberla dejado sola en ese momento, pero era solo una niña, no tuve otra opción, tan solo esperaba que creyera en mis palabras y me culpara por todo dejándola a ella en paz.
*Fin del flashback*
Desde ese día, todo cambió. Mina fue obligada a casarse con Jonathan, uno de nuestros amigos de la infancia. Yo por otro lado, fui entregada en matrimonio con aquel patán que me hizo sufrir durante todo el tiempo que duró lo nuestro, cada cosa junto a él era peor que la otra, empezando por tener que aceptarlo como hombre en la cama, que aunque fuese una experiencia traumática, sorprendentemente se volvió menos complicado con el pasar del tiempo, pero tolerar sus desprecios, sus insultos y maltratos jamás me permitió ver luz
A pesar de todo, mi amor por Mina nunca se desvaneció. Cada noche, cuando mi mundo se sumía en la oscuridad, cerraba los ojos y recordaba todos esos momentos que pasamos juntas. Recordaba su sonrisa, sus caricias, su amor incondicional. Y tan solo en esos momentos, me sentía cerca de ella. Aunque el tiempo ha pasado y nuestras vidas hayan tomado rumbos diferentes, sé que nuestro amor sigue vivo en algún lugar. Y mientras susurro su nombre en la soledad de mi habitación, me pregunto si ella también me extrañará. Pues sin importar que la vida nos haya separado, siempre la llevaré en lo más profundo de mi corazón. Mina Murray, fue y siempre será lo mejor que me ha pasado.
Entre tantos recuerdos el ruido del agua cayendo al piso me avisó que había olvidado el baño que dejé preparando, tratando de dejar la mente en blanco respiré profundo y me quité la ropa para entrar al agua. Me tomé mi tiempo y después salí, sequé mi piel y me apliqué crema, tomé el primer camisón de seda que vi y ya que era mi último cliente de la noche, me recosté después de apagar la lámpara. No pasó demasiado tiempo antes de que me quedara dormida.
A la mañana siguiente sentí que la noche duró un instante, pues recién había cerrado mis ojos cuando ya los rayos del sol estaban posándose sobre mi rostro. Lo primero que sentí fue el gruñido de mi estómago, por lo que fui al baño para enjuagar mi boca e ir a desayunar. Salí de mi cuarto y cuando estaba cruzando las escaleras para buscar a Andrea, escuché la voz de madame Kelly pronunciar mi nombre.
- Lena, querida, buenos días, por favor acércate a mi oficina cuánto antes, necesitamos hablar de algo.
- Buenos días, madame, enseguida- terminé de llegar a la planta baja y entré atrás de ella.
- Toma asiento- dijo y sonreí tratando de ocultar mi nerviosismo mientras hacía lo que me pidió- Hay una propuesta para ti, por parte de la señorita Zor-El, verás, anoche me ha llamado para solicitar tus servicios como dama de compañía en un evento, sin embargo no quiso darme mayor detalle, me pidió que hablara contigo y al tener tu aprobación le avisara para finiquitar los detalles personalmente- explicó y yo respiré aliviada.
- Oh, entiendo... Pues yo no veo ningún inconveniente, madame, sin embargo me gustaría como usted dijo, hablarlo en persona.
- Perfecto. Entonces la llamaré ahora mismo para avisarle de tu respuesta- la vi tomar el teléfono y buscar en su agenda un número que marcó ágilmente en el aparato, luego de un par de segundos escuché vagamente la conversación entre ambas mujeres.
- Sí, excelente, a las 11 te estaremos esperando, cariño- finalizó mi jefa y colgó- Bien Lena, haz lo que necesites y arréglate muy bien, a las 11 estará la señorita aquí, eso es todo, ya puedes retirarte.
- Sí madame, con permiso- me levanté y salí rápidamente para buscar a mi amiga y contarle lo que había pasado.Camino a su habitación me preguntaba qué tipo de evento sería y qué clase de dama de compañía buscaba Kara en mí.
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Amor de prostíbulo (Supercorp)
Fiksi PenggemarAmbientada en los años 20. En uno de los prostíbulos más prestigiosos de Francia para aquella época, Kara Zor-El, una adinerada joven con un alma errante, y para quien el romance nunca ha sido tema de interés, quedará cautivada con la hechizante mir...