Amor de prostíbulo (Supercorp)

Capítulo #13

Narra Lena:

- Podría estar aquí por siempre- sonreí y ella dio un apretón en mi mano.

No existía nada que quisiera más, la suave arena bajo mis pies, el agua acariciando mis pasos y... La rubia que se estaba convirtiendo en mi fatal adicción.

- Por suerte nos quedan bastantes días aquí- respondió luego de unos segundos.
- Me parece simplemente mágico- era una noche de luna llena que reflejaba su esplendor en el mar, la brisa hacia bailar nuestros cabellos y nuestros vestidos sin parar. Podría decir que era de las caminatas más placenteras que había tenido en mucho tiempo.
- Lo es- asintió.
- ¿Podemos sentarnos un rato?- pregunté.
- Por supuesto- soltó mi mano y nos podamos sobre la suave arena. Éramos simplemente ella y yo, en un agradable silencio, en la orilla de una playa en Portofino, admirando semejante obra de arte.

- La tranquilidad aquí es...- me interrumpió.
- Quien te viera tan tranquila...- alzó sus cejas pellizcando la punta de mi nariz con cariño- Jamás diría que en el avión casi te avientas del asiento- dijo burlista y yo torcí mis ojos recordando.

*Flashback*
- ¿Cómo sabes que esto no caerá y nos mataremos?- Pregunté aferrada al asiento.
- Porque creo en la tecnología- respondió muy calmada.
- También, yo, créeme que si, pero ¿cómo sabes que la persona que pilotea esto no cometerá un error? ¿Cómo sabes que quien lo construyó no cometió un error? Creo en la ciencia y los avances de la tecnología, pero la gente comete errores- en cualquier momento podría vomitar.
- Duerme un poco, amor- recostó mi cabeza sobre su hombro ignorando la situación y así transcurrió el resto del vuelo.
*Fin del Flashback*

- Bueno, ahora estoy en facultad de decir que ha valido la pena- dije airosa y la vi quitarse su vestido y extenderlo sobre la arena.
- Ven aquí- se recostó sobre la tela, me hizo seña para que me colocara sobre ella y eso hice. Sus típicas caricias desde mi cabello hasta mi espalda completaron el clímax de felicidad y calma, podría quedarme a vivir ahí.

Pasó casi una hora donde lo único que escuchaba era el ruido de las olas y su suave respiración, hora en la que concentrarme en vivir el momento sin pensar en un futuro se me hacía complicado... No quiero hacerme ilusiones, sé que después volveré a Le Chabanais y todo esto se convertirá en un lindo recuerdo. Me llena de pánico la forma en que Kara derriba mis barreras con su forma de ser, pero debo mantenerme firme o saldré lastimada... Le estoy tomando mucho cariño y temo no ser correspondida. Si tan solo fuese posible que ella viera en mí a la persona amada. Pero ¿qué más podría aspirar yo? Si mi más grande rango ha sido dama de compañía o novia oficial falsa... Si tan solo no fuera tan linda conmigo, o si me tratará como todos los demás, no sería tan difícil para mí todo esto... Ni siquiera sé qué me pasa, yo no soy así... ha de ser la carencia de contacto la que está actuando en mí.

Quería dejar todos esos pensamientos de lado, entonces surgió en mi cabeza una chispa.

- ¿Sabes nadar?- coloqué mis manos a los lados de sus hombros para levantarme y mirarla.
- Sí, ¿por?- Escuchar su repuesta fue suficiente para quitarme la ropa.
- Termina de desvestirte, rápido. Hay que entrar y nadar- Me levanté y extendí mi mano hacia ella.
- ¿De verdad?- cuestionó sentándose.
- Sí, vamos- ella terminó de quitarse lo que le quedaba de ropa y entre risas la tomé de la mano para jalarla hacia el agua.

Como si de un par de niñas se tratase, corrimos saltando entre las olas hasta llegar al punto de tener que estar paradas de puntitas.

- Lena, está fría- se quejó.
- Entonces hay que sumergirnos para aclimatarnos- hice lo que dije y ella me siguió.

El suave oleaje nocturno nos mecía mientras nosotras nadábamos de un lado al otro. Recién había notado lo mucho que extrañaba la sensación de liberación que me invadía al nadar, tenía tantos años sin hacerlo que ya había olvidado lo mucho que me gustaba...