1: Día uno.

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Creo que no dije mi nombre, que descuidado, me llamo Mauro Monzón, y soy medio pelotudo a veces.

Empezó un día que parecía ser igual que todos.

Abrí los ojos y estaba mi novia "Eme" (así le decimos pero se llama Emma) con su mejor cara de recién despierta.

—¡Buen día mi amor!— Me dijo al notar que desperté. Se acercó a mi cara y me dió un mini beso en los labios.

—Buen día.— Le sonreí.

Sacó las frazadas de encima suyo. Suspiró —Que lindo día, ¿vistee?—Se puso de pie.

Solté una risita y miré hacia la ventana la cual estaba cubierta por la cortina blanca.

—Sí, es verdad.— Sonreí.

—Bueno, vamos a desayunar porque la panza no se llena sola.

Asentí. —Voy al baño.— Salí de la cama y fui hasta donde nombré antes.

Después de eso, tranquilamente fui al comedor, dónde se encontrarían todos mis amigos.

Bueno, hay un detalle que no conté…

Eme y yo vivimos con nuestros mejores amigos, en una casa re grande y moderna. A mí me gusta mucho vivir acá con ellos. Me gusta que haya gente dando vueltas todo el tiempo. Hacen que la casa nunca sea aburrida. Me hacen feliz.

Los integrantes son:

Eze (Nombre real Ezequiel) Mora, Camila, Dogo (Diego), Giovanni, Julián, Tiago, Eme y yo.

En el comedor estaba Mora y Eze hablando en una esquina. (Ni se nota que se tienen ganas), Gio y Juli jugando a las cartas mientras toman vino (Sí, ellos desayunan vino. El que tiene plata desayuna como quiere) Eme y yo desayunando mientras charlamos con Camila y Dogo y Tiago a mi lado escuchando la conversación.

Cuando me distraigo, lo miro al corte de taza (Tiago) y le sonrío. Él imita mi acción.

—Mau.— Me habló bajito.

—¿Qué?

—Tengo un regalo para vos.

Abrí los ojos en modo de sorpresa y sonreí.

—¿Qué es?

—No puedo decirte, es un regalo.— Se hizo el misterioso.

—Quiero verlo.— Dije intrigado.

—Después, más a la noche.

—¿Qué? ¿por qué? ¡mostrame ahora!

—No, no, no, tené paciencia nene.

Reí y me mordí el labio.

—Bueno.— Rodé los ojos. —¿Alguna pista?

—Es una pavada, tonto.

—Dame una pistaaa

Río y pensó un poco. —Mmm, lo podés comer.

Lo escuché y me quedé pensando qué podía ser.

¿Algún chocolate? Puede ser.

¿Golosina? seguro.

Aw que tierno este tarado.

Después de desayunar fuimos a comprar comida.

Juli, Gio, Tiago y yo.

Los otros se quedaron pollereando en casa.

Julián y Giovanni iban adelante en el auto. Yo y Tiago atrás.

En cuanto el regalo que hablamos hace un rato volvió a mi cabeza, miré a Tiago y me le acerqué.

"Clandestinidad" | «Litiago»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora