Mira niñita
te voy a llevar
a ver la Luna
brillando en el mar,
mira hacia el cielo
y olvida ese lánguido temor
que fue permanente emoción.Ah, fue permanente emoción.
-Mira niñita, Los Jaivas.
.
.
.
Regulus se acurrucó sobre el sofá a la orilla de la chimenea. Sus ojos moviéndose de un lado a otro mientras leía una novela que Helen le había prácticamente obligada a leer. Cuento de invierno de ese muggle Shakespeare, no era tan mala como pensó que lo sería. Era una buena novela, si era sincero consigo misma, así que él entendía un poco porque Helen la consideraba su favorita.
Sus ojos de un gris plateado se desviaban, de forma inevitable y ocasional, hacía Eloísa Granger quien estaba junto a la ventana tejiendo lo que parecía ser calcetines para bebés de un adorable color verde esmeralda. Algo que, de cierto modo, hizo sentir un poco orgulloso a Regulus porque era uno de los colores de su casa allá en Hogwarts. Y era su color también favorito. Que su bebé usara ropa de su color favorito provocaba algo en el pecho de Regulus que se sentía cálido, era un sentimiento diferente al que sentía por Helen o por los señores Granger. Era un sentimiento diferente a cualquier otro que había sentido antes; Fue una mezcla de protección, orgullo y un poco de algo que se sentía como egoísmo que se mezclaba con la calidez del amor.
Su pequeño bebé que sería una niña. Él nombre todavía no estaba decidido, pero Helen insistía en el nombre Hermione. Hasta el momento Regulus no tenía un problema especial con eso, él nombre era un poco inusual, sí. Pero no era nada comparado a los nombres que se les daban a los niños Black.
"Harold realmente pierde el tiempo cuando va junto a Helen a la ciudad." Eloísa se quejó, suspirando. Sus palabras sacaron a Regulus de sus divagaciones y lo hicieron mirar con curiosidad en dirección a la ventana.
Estaba oscureciendo. Su ceño de frunció ligeramente. Estaba oscureciendo y su novia embarazada de nueve meses no estaba en casa. Ella había salido con su padre, por lo que estaba a salvo, pero aun así... ¿No debería haber llegado ya? ¿Tal vez debió haber insistido en acompañarla a hacer esos trámites escolares en la ciudad?
Regulus no tenía nada que hacer en la ciudad, pero ciertamente no le hubiera importado pasar tiempo con Helen allí. A él le gustaba estar con ella de todos modos. Por otro lado, ¿por qué Helen insistió en salir ese día y especialmente en esas fechas? Ella estaría agotada cuando volviera a casa. Regulus cerró el libro mientras se acomoda con una mirada reflexiva en el rostro. Posiblemente Helen iba a necesitar un masaje en los pies antes de acostarse, ¿él debería preparar ahora mismo las cosas esenciales para ese masaje? ¿Qué tipo de aceite o crema corporal debería usar después de le lavara él mismo los pies con agua tibia? El aroma a lavanda estaba descartado si usaba un aceite corporal, el aroma le causaba nauseas a Helen y-
El sonido de un trueno lo hizo sobresaltarse un poco y los labios del chico se apretaron en una mueca preocupada mientras miraba la lluvia caer con fuerza. Mierda. Estaba lloviendo y Helen y su padre todavía no llegaban a casa. Helen podría resfriarse. Eso no estaba bien.
"Reggie, ¿Por qué no-"
Las palabras de Eloísa fueron cortadas por el sonido del teléfono sonando. Regulus se levantó después de unos segundos de contemplación y fue a contestar. Todavía era un poco extraño para él usar tecnología muggle, pero no le molestaba. En todo caso, le causó curiosidad la capacidad que poseían para crear cosas nuevas, esa clase de tecnología muggle definitivamente sería de ayuda en el mundo mágico. Si solo hubiera una manera de mezclarla con la magia sin que estos objetos terminaran fritos...
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La estrella más brillante entre las constelaciones |Regulus Black|
FanfictionDonde un joven Regulus Black vive y es un padre soltero adolescente de dieciocho años que está criando de una niña solo y está aprendiendo a vivir en el mundo muggle sin magia, mientras trata de ignorar todos sus miedos, sus arrepentimientos y el he...