Regulus Black nunca fue un hombre paciente. Tampoco era alguien que pusiera la otra mejilla cuando alguien lo lastimaba. Él, como todo miembro de la familia, atacaba cuando era agraviado de alguna forma y las cosas se ponían peor cuando lastimaban a alguien que le importaba.
Sus pasos sonaron firmes por el suelo. Su mirada fría resultando intimidante para cualquiera que se le cruzara.
"Narcissa." Él saludó a la mujer de cabellera rubia, tomando su mano suavemente y rozando sus nudillos con sus labios en un saludo adecuado para una dama de su estatus. "Es un placer verte de nuevo."
La comisura de los labios de Narcissa se curvo suavemente. "También es un placer encontrarte hoy, primo Regulus." Los ojos de la mujer analizaron su vestimenta sutilmente y un brillo satisfecho iluminó sus ojos. "Y has recuperado el sentido, por lo que veo."
"Me pediste que viniera formal." Regulus le dijo. "Vine formal." Él cumplía con las tareas que se le daban, por muy menores que estas fueran. " Ahora, querida prima, ¿Me permitirías escoltarte?"
"Sería un placer." Narcissa aceptó el brazo ofrecido. El sonido de sus zapatos de tacón sonando en la calle mientras caminaban en dirección a la antigua casa de Regulus. La mansión Ancestral de la familia Black en el n° 12 de Grimmauld Place.
"¿La Red flu está cerrada?" Regulus preguntó a Narcissa mientras caminaban por la calle. Narcissa podría haberse aparecido rápidamente en la casa en vez de a un par de metros de ella solo para esperarlo a él.
"Desafortunadamente." Le respondió la mujer. "Tía Walburga no estaba de acuerdo con la forma en que manejo a mi familia." Algo similar al disgusto se reflejó brevemente en el rostro de la mujer. "A mi no me importó lo suficiente como para aceptar su consejo. La querida tía bloqueó la Red Flu entonces para evitar más visitas. Me negó la entrada a la casa familiar, ¿puedes creerlo?"
Regulus soltó una pequeña risa entredientes. "Esa es mi encantadora madre para ti."
"Encantadora, seguro." Ella se burló.
Regulus sonrió mientras avanzaban hasta el conjunto de escalones delanteros de la casa y luego a la enorme puerta principal. El tocó suavemente el timbre y al instante la puerta fue abierta por Kreacher.
"¡Amo Regulus!" Él elfo lo saludó alegremente.
"Buenos días, Kreacher." Regulus saludó amablemente al elfo. "¿Cómo has estado?"
"Kreacher ha estado bien, amo Regulus." Los ojos del elfo se dirigieron a Narcissa. "Es maravilloso volver a verla, ama Narcissa."
"También es bueno verte, Kreacher."
Regulus avanzó junto a Narcissa por la casa. El cuadro de Walburga Black los estaba mirando. La mujer no gritó.
"Buenos días, madre." Regulus saludó al retrató. Él había visitado la mansión cada vez que pudo, especialmente después de que su madre falleció. Incluso si todo lo que quedaba de ella era un retrato, él no podía dejarla sola. Amaba demasiado a su madre para eso.
"Regulus, querido", la mujer saludó con una pequeña sonrisa curvándose en sus labios. Parecía casi feliz. "Por fin has decidido visitar a tu madre, niño ingrato."
"He estado ocupado, madre." Regulus le dijo. "Mi hija", él hombre dijo. "ingresó a clases hace un tiempo. Hogwarts, por supuesto. Y he estado tratando de acostumbrarme a la idea de no tenerla cerca."
"Ah, sí. La pequeña mestiza." Walburga hizo una mueca, no tan disgustada como alguien con su carácter e ideas debería verse. Tal vez el hecho de que Hermione fuera la hija de su descendiente favorito tenía mucho que ver con el asunto. "Inteligente y de personalidad fuerte como Black, pero de una apariencia común como una simple muggle. Pequeña cosa desafortunada." Walburga tarareó, negando. "¿Es ella una Slytherin, al menos?"
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La estrella más brillante entre las constelaciones |Regulus Black|
FanfictionDonde un joven Regulus Black vive y es un padre soltero adolescente de dieciocho años que está criando de una niña solo y está aprendiendo a vivir en el mundo muggle sin magia, mientras trata de ignorar todos sus miedos, sus arrepentimientos y el he...