14 Oportunidades

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Clara

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Clara

Me levanto de mi cama aún con sueño, veo el reloj y es temprano, tome la dura decisión de madrugar solo porque vendrían a visitar Megan y Alex.

Desde pequeña me ha costado confiar en las persona y por ende mis amigos son escasos, por el momento solo tengo a dos que son los más importantes, desde que tengo memoria hemos sido amigos.

Mi madre, la de Megan y la de Alex eran mejores amigas.

Mis rutinas después de la escuela o los fines de semana eran demasiado geniales porque nuestras madres se reunían en casa de Megan para hablar y yo aprovechaba para ir a jugar con ellos.

Pero después del accidente me alejé lentamente hasta hacer nuestras visitas escasas.

Con Alex compartimos carrera universitaria, es mi mejor amigo, pero ahora tambien es novio de Megan.

Recuerdo que cuando éramos niños Alex vivía regalándole flores, cartas y mil poemas a Megan cada que tenía la oportunidad de hacerlo.

Hace cinco meses que no los veía en un contacto directo, pero Alex se puso de acuerdo conmigo para unas tareas pendientes la universidad así que vendrá a mi casa ya que no puedo ir a la suya.

Me auto considero una buena estudiante la verdad, siempre tengo en orden mis proyectos y talleres, que no salga de casa me mantiene atrasada y con mil cosas pendientes.

Tomo mis cosas de la universidad y salgo al pasillo y camino en línea recta.

Freno en seco cuando veo a Marcus recostado en la pared para bajar por la escaleras, él no me ha visto ya que tiene su vista fija en el teléfono.

El recuerdo de ayer me recorre entera.

Marcus defendiéndome de mi tía y Rose quedándose callada sin hacer nada al respecto, tengo que admitir que estoy impresionada. Para la buena suerte de Marcus, si Rose se atreve a despedirlo, yo me convertiré instantáneamente en su jefa, porque primero tendrá que pasar por encima de mi antes de permitir que el chico que ayer me defendió, se vaya injustamente.

No permitiría que él se fuera.

Verlo recostado en la pared y relajado me trae recuerdos de ayer en la piscina. Sus manos en mi cintura, sus facciones, sus labios húmedos y sus ojos esmeralda recorriéndome entera.

Marcus levanta la mirada y conecta sus ojos los míos para luego guardar el teléfono y sonreírme cálidamente como si nada.

¡Como si nada!

—Hola, señorita Clark, buenos días— me saluda.

No respondo por un breve momento y Marcus levanta sus cejas esperando una respuesta.

—Buenos días— trago grueso.

Mis ojos van directamente a sus manos y él se da cuenta porque su mirada también va a sus manos.

El Misterio de Clara Clark [1] YA EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora