25 ¿Confías en mi?

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Marcus

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Marcus

Salgo del despacho de Rose después de no encontrarla.

Rose no está por ninguna parte de la casa y eso me parece muy extraño que hoy siendo sábado no esté en casa.

Ella tiene la costumbre de desaparecer y volver cuando le da la gana.

No entiendo como una persona no puede tener corazón y comportarse de esa manera con su propia sobrina.

Hoy es un día sentimental para Clara.

¿Y qué hace su supuesta tía?

Desaparece como siempre.

Quiero ir hasta la habitación de Clara para ver cómo está.

Desde ayer ha estado muy sentimental, hoy sería el aniversario de sus padres.

Clara no quiere salir de su habitación y es entendible que quiera su espacio, pero dejarla sola me está consumiendo, así que opto por intentar dejar que me acerque, aunque sea un poco.

Cocino algo para que coma y se lo organizo en una linda bandeja para llevar a su habitación.

No se cocinar mucho la verdad, pero intentare hacer mi mejor intento.

Pruebo los rollitos de canela que aun están caliente y la verdad es que para mi gusto están buenos, los organizo en un plato para dirigirme al refri y sacar un par de fresas, una banana y un durazno, lo pico en pedacitos pequeños y lo dejo sobre un pequeño plato hondo, le riego un poco de dulce de leche y la boca se me hace agua.

Me reprendo mentalmente para no tocar nada antes de que mi preciosa novia lo vea.

Llego hasta la puerta de la habitación de Clara y toco para ver si ya está despierta.

—Adelante— escucho su respuesta.

Entro a la habitación encontrando a una Clara sentada frente a su escritorio, no me mira así que no supone que soy yo quien entró a su habitación.

Está concentrada en algo en su libreta de tareas, se ve hermosa concentrada y con el cabello suelto.

—Buenos días— saludo—. ¿Está es la habitación de la señorita Clark? —cierro la puerta a mi espalda—. Le he traído su desayuno, espero que tenga mucha hambre.

Clara se gira para poder verme y me regala una sonrisa.

—¿Se puede saber quién me mandó este desayuno?— pregunta levantándose de la silla para acercarse a mí.

—Bueno, este desayuno se lo mandó su hermoso novio. Todo lo que está aquí lo preparó él— respondo orgulloso—. Su novio es tan lindo.

—Marcus tan amable como siempre— dice y mi sonrisa se ensancha—. Sí, mi novio es muy guapo, pero no le digas que te dije eso no quiero subirle el ego.

El Misterio de Clara Clark [1] YA EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora