El Misterio de Clara Clark [1] YA EN FÍSICO

30 Feliz cumpleaños señorita Clark

Clara

—¡Feliz cumpleaños a nuestra amargada favorita!— Megan me felicitó con un chillido.

Me tapo entera con la cobija odiando por un leve momento a cualquiera que me venga a despertar.

Deberían dejarme dormir en paz.

—Ya estás viejita, diecinueve años es muuucho— blanqueo los ojos al escuchar a Alex.

—Aquí el viejo eres tú— le respondí a Alex mientras me quitaba la cobija de mala manera para sentarme en la cama.

—¿Mi amiga está enojada porque su novio no le dio ayer en la noche su regalo de cumpleaños?— preguntó Alex sarcástico.

—¿Le callas la boca tú o lo hago yo, Megan? Si lo hago yo no va a hacer de la forma más bonita— advierto a mi mejor amiga.

—Alex, cállate.

Alex blanquea los ojos.

—Y tú...— Megan me señala con su dedo índice—. ¿Qué está pasando entre tú y Marcus?

—No quiero hablar de eso.

—Pero vamos a hablar de eso— Megan se sienta frente a mí en la cama—. Mira cómo te tiene, toda amargada y sin ganas.

Megan tenía razón incluso traté mal a Alex.

—Perdóname, es que estoy echa un lío de sentimientos— susurré apenada. No quería desquitarme con mis amigos, ellos no tenían la culpa del desastre que tengo de vida—. Hace tres días tuve una pelea con Marcus, nos hablamos muy feo.

Megan y Alex conectaron miradas para luego voltear a verme.

—¿Qué cosas te dijo ese...?— Alex respiró profundo y cerró los ojos pensando bien sus palabras—. El no merece que lo insulte.

—¿Que te dijo? Para ir a darle su merecido— preguntó Megan queriendo ser una chica ruda, pero es difícil ver a Megan de esa forma porque ella es una chica muy...¿Cómo lo puedo decir? Bueno, ella es una chica muy dócil y amable.

Sonreí al escuchar las palabras de mis dos mejores amigos.

—Bueno, Marcus básicamente me comparó con su exnovia— suspiré con enojo al recordar sus palabras.

Palabras que me dolían y mucho
Megan abrió los ojos en sorpresa al igual que su boca.

—Ahora si es que lo mato. ¿Cómo se atrevió ese hijo de su mamá?— Megan caminó hasta la puerta, pero antes que ella saliera de mí habitación yo me apresuré a impedirle el paso—. Clara, cariño déjame pasar, tengo una gran conversación con el animal que tienes como novio.

Negué con la cabeza rápidamente.

—No— dije firme.

—Clara, déjanos salir— está vez fue Alex el que me pidió que me quitara de la puerta.