Capítulo 13: Quiebre

2 1 0
                                    

Despertó abrumado, con un fuerte dolor en su abdomen bajo, sentía el suero correr por sus venas, tocó con las yemas de sus dedos la intravenosa en su brazo izquierdo, suspiro cansado, no recordaba lo que había sucedido pero de alguna forma se sintió reconfortado, por segunda vez había renacido. Aquellas paredes blancas le rodeaban, vio a su izquierda un gran ventanal que le permitía ver el cielo opaco, otoño se asomaba y lo sintió en su piel erizada, estiró su cuerpo compungido, inhaló y exhaló hasta sentir que había vaciado sus pulmones, cerró los ojos por un momento y sonrió extrañado, se sentía bien y no sabía el porque de ello.

-Buenos días señor Caesar- Abrió los ojos sorprendido y dirigió su vista hacia el doctor - Lleva 2 semanas inconsciente, pensamos que en cualquier instante entraría en coma- Se acerca al afectado revisando sus signos vitales- Y cuéntame ¿Cómo te sientes? ¿Recuerda algo de lo que sucedió?- Pregunto en un tono pausado-

-Mi cuerpo duele y me siento cansado- Contesto con calma- Me siento confundido ¿Por qué estoy aquí?- Se acomoda en la camilla con dificultad- Pensando mejor, no se que me pasó o el motivo por el cual estoy aquí, no recuerdo prácticamente nada- El miedo invadió su ser- ¿Mi nombre es Caesar?- Suspira perturbado- Doctor no recuerdo la persona que soy ¿En qué condiciones llegue aquí?-

-Calma, respira hondo- Indico el médico en un tono pausado- Es normal que luego de un traumatismo y llegar a ese grado de inconsciencia tu cerebro se sienta confundido, a parte de hicimos estudios y analíticas completas, tienes un trauma cráneo encefálico bastante serio y un gran deterioro en el lóbulo frontal así que no es para nada sorprendente que te sientas confundido o incluso que no recuerdes quien eres, pero calma con el tiempo y el reposo necesario podrás recuperar tus memorias lentamente - Tranquiliza al paciente alterado- Tal parece que sufriste un intento de asalto en plena autopista, sufriste varios golpes contundentes, laceraciones, un disparo y en fin me sorprende que sigas con vida. Le pediré a la enfermera que te entregue tus pertenencias y así podrás recordar algo con seguridad - Sonríe con amabilidad - Los policías entrarán ahora para hacer algunas preguntas, por seguridad, ya que el origen de este ataque no queda claro ¿Bien?- Al ver el rostro más calmado del afectado, se dirige a la puerta para darle paso a los oficiales- Cuando culminen con las preguntas volveré para realizar algunos análisis, todo estará bien Caesar-

No eran preguntas amistosas, más bien parecía un interrogatorio, respondió de forma vaga sin saber que decía, sus recuerdos estaban confusos y revueltos, no sabía que había pasado, intentaba recordar pero se le era imposible. Entre las preguntas y conversación con el doctor descubrió que su nombre era Caesar Rosenthal y se dedicaba a ser un contratista, al parecer alguien estaba en contra de el por algún motivo desconocido y pues lo habían interceptado para cobrar venganza, ya que un asalto no solía pasar de forma tan abrupta y en plena calle. Tras la retirada de los policías el agotamiento se apoderó de él, sonrió animado tras recibir sus pertenencias, la enfermera con amabilidad le entrego sus ropas, billetera y algunas notas, observó los objetos con curiosidad y sintió como un nudo se formaba en su pecho ¿Quién era él? Sabía que contratista no era, vio su documento de identidad, su licencia para conducir. Leyó el nombre de Juliet, Hana y Sora, sintió como su corazón se aceleró, su cuerpo recordaba pero su mente estaba en blanco, por igual vio un número de teléfono y el nombre de Beatriz en este, sabía que debía comunicarse con esa persona no obstante primero necesitaba recordar quien era antes de enfrentar lo que tenía en aquellas notas. Sus ojos se inundaron de lágrimas y algo en su pecho se contrajo de forma dolorosa, sentía que su corazón ardía en grandes llamaradas y su mente se convertía en un torbellino, su cabeza dolía de forma horrible y empezó a perder el control sobre su cuerpo ¿Quiénes eran las personas que tenía anotadas en aquella nota? ¿Por qué su pecho ardía? Sabía que había olvidado algo más importante que su misma identidad, su cuerpo empezó a convulsionarse, intento agarrarse a los últimos hilos de claridad que tenía en su interior pero su cuerpo fue más fuerte que su mente, nuevamente cayó en aquel abismo de oscuridad, el ruido del silencio retumbó en sus oídos, todo era estática y sentía que no podía más con su cuerpo, una vez más estaba inconsciente.

-Caesar despierta, eres más fuerte que todo esto- Aquella voz femenina le seducía - Esto solo es una piedra de tropiezo, no el final de tu vida, eres la persona más valiente que conozco. No te dejes vencer con facilidad-

Una vez más despertó con lentitud de aquel trance, no había soñado, ni siquiera imaginado nada, su mente aún estaba en blanco, no tenía nada en su interior. Vió una hermosa mujer delante suyo, era rubia de cabellos cortos, ojos tan azules como el cielo en plena primavera y bastante alta, sin dudar alguno era una mujer bastante hermosa, lo que más le afectaba era no saber quién era, la miro extrañado y busco en su interior algún inicio de quién era la persona delante suyo, pero nada surgía, se maldijo a si mismo. Sintió como está tomó sus manos y a su vez vio que está traía una mano vendada ¿Había sido parte del accidente que le ocurría? La observó directamente a los ojos, esperanzado pensando que quizás esa persona a su par sería capaz de sacarlo de aquel abismo que lentamente le consumía.

-¿Me conoces Caesar?- Pregunto molesta- ¿Recuerdas mi cara?-

-Lo lamento- Contesto angustiado- Pero no sé quién eres, imagino que me conoces ya que eres la primera persona que no es una personal del hospital o policía que viene a visitarme ¿Puedes decirme quién solía ser? ¿Qué tipo de persona soy?- Pregunto entusiasmado mientras sostenía sus manos con fuerzas-

-Eres una pizarra en blanco- Sonrió desilucionada - Sólo eres Caesar, un simple contratista sin nada interesante que hacer. Eres huérfano y sin familia, un pobre infeliz que no tiene nada que perder- Respondió con amargura-

-Tiene su parte buena, iniciar de cero la oportunidad que muy pocos tenemos- Se sobresalto al escuchar la voz profunda de un hombre en la habitación - Las cosas pasan por algo Caesar y esto es lo mejor para ti, podrás iniciar una vida nueva y remendar los errores pasados- Sonríe desafiante- Y permanecer siendo el inútil que siempre has sido-

Observó con indiferencia al hombre frente suyo, con las mismas características de la mujer, sus cabellos rizos ibas detrás de sus orejas y aquellos ojos ocultaban una nefasta tormenta en su interior no sabía quién era aquel personaje pero todo le indicaba que era peligroso, respiro cansado y soltó las manos de la chica, se acomodó en la camilla intentando comprender la situación. Ese hombre no era su amigo, lo sentía como un cazador que había ido a ver a su presa, lo miro con rabia e irá, pues su instinto le decía que estaba en aquella situación por su culpa, calmo sus emociones, pues no quería volver a convulsionar como la última vez.

-Este es el final Caesar - Lo escucho una vez más - Y el inicio de una nueva vida, mira la parte amable, podrás hacer las cosas bien a partir de ahora, es como un nacimiento, volver a la vida sin recuerdos- Ríe con burla- Podrás ser la persona que quieras ser-

-No sé quién eres, y para ser sincero no me interesa saberlo. Pero naturalmente se que eres mi enemigo- Contesto molesto - No quiero volver a ver tu rostro nunca más, me provocas irá y asco  ¿Cómo es posible que con solo verte siento repulsión?- Pregunto con firmeza-

-El sentimiento es mutuo- Contesto de forma amable- Espero lo mismo de ti Caesar, no volver a saber nunca más de tu asquerosa existencia y espero que tengas una larga y tortuosa vida sin saber quién eres- Sonríe - Que continúes siendo el inútil de siempre. Ana nos retiramos-

Marcos tomó a Ana del brazo y de forma abrupta salieron de la habitación. Se sintió satisfecho tras ver en el estado que Caesar había quedado, sabía que ya no era una amenaza para él o la organización, ya solo sería un caparazón vacío sin un motivo de vida, quizás el suicidio en algún momento lo llegaría a contemplar, río feliz, Caesar no recordaría su motivo de vida, no recordaría a Juliet y ni siquiera su pasado, era lo mejor que podía pasar y sin dudarlo pensó que habían destinos peores que la muerte y esto le había tocado a su rival. Ahora nada se podría interponer en su camino, sentía que estaba un paso más cerca de lograr el éxito y que Juliet estaría en sus manos pronto, movería cielo, mar y tierra hasta dar con ella. Aunque a veces en su interior deseaba dejar así su partida, al final en el grupo solo sufriría y quizás por primera vez estaba viviendo de una forma plena y sin Caesar en la ecuación no tenía porque preocuparse, la quería para el pero ella había huido de su lado, su venganza con su medio hermano estaba completa y probablemente Juliet estaba siendo feliz dónde sea que se encontrase ¿Sería tan cruel de quitarle eso? ¿Sería capaz de negarle su libertad? Aquella duda inundaba su alma le hacía retroceder en sus planes.

Resiliencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora