Libertad

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Aziraphale tomó a Crowley por una pierna y lo postró sobre él, sintió su sexo endurecerse, el demonio movía su cadera sobre la del ángel mientras lo besaba, mordía sus labios y jalaba de su blanquecino cabello.

Crowley estaba más caliente que el mismo infierno, las manos del celestial sobre sus pectorales lo estaban volviendo loco. Soltó el cabello del ángel para desabrochar su pantalón negro, se lo quitó habilidosamente y se hincó entre las piernas de Aziraphale.

Tomó el elegante pantalón de su cómplice y lo desabrochó con la boca, sus amarillos ojos veían la expresión de asombro y excitación del etéreo lo que le hizo sonreír. Tomó su sexo entre sus largos dedos y comenzó a masturbarlo, Aziraphale jadeaba el nombre de su demonio, tomó a Crowley del cabello de nuevo, el caído gruñó de placer.

La mano de Crowley iba de arriba a abajo junto con el vaivén de la cadera del ángel.

- Crowley...- Gimió Aziraphale, el demonio sabía exactamente qué era lo que quería y precisamente por eso, se detuvo. Quería hacerlo rogar, quería hacerlo suplicar por sentir la humedad de la boca de su caído.

-¿Sí, Ángel? - le sonrió mirándolo a los ojos y besando el abdomen del ángel con las manos en sus rodillas.

-Crowley, no- Gimió- No me hagas esto, sigue por favor, ¡Sigue!.

Una risita burlona y grave salió del caído.

-Quizá si lo pides de buen modo...- la delgada mano del demonio rozó muy suavemente el sexo de Aziraphale, quien soltó un gemido con el nombre del caído. El ángel apretó su mano contra el cuello de su amante quien gimió también.

-Así, Ángel, no te reprimas- Tomó firmemente la entrepierna de Aziraphele, sacó su lengua larga y bífida, con lengueteos casi tiernos comenzó por la punta, siguiendo por la parte media, el ángel se estremecía, jadeaba, Crowley estaba sudando, también moría por poseer a Aziraphale y ser poseído por él.

Los rosados labios del demonio hundieron el sexo del ángel, este último ya no gimió, gritó el nombre del caído, sentía la cálida humedad de su saliva escurriendo por su entrepierna, Crowley gemia también, pues el placer de Aziraphale era el suyo también, la cadera del ángel se movía más rápido, el demonio empujó su cabeza hasta que el sexo de su amante llegó a su garganta, la lengua de serpiente enroscada apretaba su miembro, el ángel jaló la cabeza del demonio contra su cadera, el caído sonreía mentalmente, Aziraphale estaba experimentando una sensación que jamás, jamás en 6000 años había sentido.

- Crowley...- el demonio no lo dejó hablar, su cabeza iba de atrás hacia enfrente, más rápido, más fuerte, más húmedo, pudo sentir el pene de su compañero hincharse para después expulsar su semen dentro de su boca
- ¡Crowley!- Gritó como pudo el ángel, jadeando, gimiendo, jalando cuidadosamente el cabello largo del pelirrojo.

El caído tragó, disfrutó unos segundos el palpitar post orgasmo del sexo de su ángel, desenroscó su lengua y con un último chupetón, alejó su cara de la entrepierna del etéreo, lo miró a los ojos, ambos jadeban, el demonio sonreía pícaramente, el ángel devolvió una sonrisa tímida.

-¿Cómo te sientes, Ángel? - los ojos amarillos del demonio brillaban como las estrellas que ya no podía admirar.

-Libre- respondió entre jadeos y la mirada perdida en los ojos de Crowley.

El Delgado Duque de la Obscuridad supuso que Aziraphale no querría besarlo pero estaba muy equivocado, el celestial se inclinó decisivamente hacia él y tomó sus labios con los dientes, lo besó tierna y profundamente, el caído lo tomó de la cara y éste a su vez por la cintura, sabían que aún no habían terminado este encuentro, pero podían darse unos minutos para probar sus almas desde un beso.




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