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Podría entregarte mi corazón,
Si tan sólo tú me lo pidieras.










En cuestión de dos horas o más, ya había una pila muy grande de vestidos, eran distintos unos de los otros, unos muy grandes, y de cualquier color que tuvieran en mente, pero ninguno lograba convencer a su hermana o a Jiwon, así que seguían ahí, lanzando las prendas que les disgustaban, mientras que él y Jongseong las ponían sobre el sofá.

—¡Sunghoon! —chilló la chica, lanzando otro vestido— ¿Por qué ninguno me queda bien?

—Te dije que el rosa era el más bonito...

—¿Cuál de todos? No sé ni por qué te pregunto, yo odio el rosa —y siguió quejándose, soltando fuertes lloriqueos.

Seongmin no le prestaba mucha atención, seguía buscando del montón en el que aún no habían revisado, pero de lejos, podían notar su desesperación.

—Dios, la fiesta es en menos de una semana, ¡Qué vamos a hacer! —ahora la menor gritó— Tenemos que ir a comprar más.

—¿Ahora?

—¡Mañana a primera hora! —miró a los otros dos que estaban sentados en uno de los sillones— Y ustedes irán con nosotras.

—¿Es que nos odias tanto, Seongmin? —dice Jongseong, levantándose— ¿Qué te hice?

—No digas estupideces, irán con nosotras porque nos ayudarán a elegir nuestros vestidos —y en seguida, volvió a revisar el resto de la ropa—, a menos a que ocurra un milagro y encontremos algo hoy.

Su compañera se sentó sobre el piso, escondiendo su cara entre sus manos.

—Es inútil, no vamos a encontrar nada —le dice con tristeza en su voz—. Debimos planearlo antes.

—No pienso rendirme hasta que hayamos visto todos —dijo mientras miraba a detalle un vestido azul.

La verdad es que no entendía por qué hacían tanto alboroto, las prendas eran bonitas, no les quedaban mal, ¿Cuál era el problema entonces? Eran algo parecidos entre sí, quizás por eso creía que todos lucían bien.

Tocaron la puerta principal con fuerza. Los chicos se miraron entre sí, algo confundidos; ya era tarde, y no estaban esperando a nadie más. Podría ser Jake, pensó Sunghoon, por lo que se levantó diciendo que él atendería a la puerta. Abrió, encontrándose con un chico muy bajito, más bajito que Jake.

—Oh, Jungwon, eres tú —no sonó para nada feliz, pero no era culpa del niño, sólo esperaba ver a alguien más.

Este tomó su mano en ese momento. —Sunghoon-hyung, tienes que venir conmigo, es urgente —le decía con insistencia, y en voz baja, quizás porque no quería que el resto escuchara.

Salió de la casa, para que pudieran hablar mejor.

—¿Pasó algo? ¿Qué es tan importante?

—Tu papá —el miedo en su voz lo preocupó tanto, y ni siquiera sabía qué estaba pasando —, él estaba en casa de Nishimura y luego... Se cayó, y no sé cómo pasó, pero...

Lo sujetó de ambos brazos. —¿Qué le pasó? ¡Dime!

—Okey, tienes que ir, ahora —volvió a tomarlo de la mano. Y comenzó a avanzar, llevándolo con un paso apresurado. Sunghoon no puso resistencia alguna.

—¿Al menos puedes tratar de explicarmelo? —Jungwon volteó para asentir, pero sin dejar de correr.

























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