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—No habrán discutido, ¿O sí?

Jake quitó su vista de la ventana para mirar a Jiwon, que se situaba en el asiento del copiloto. Esa pregunta, captó la atención del resto de los que iban en el carro, incluso de Jongseong, que se estaba quedando dormido.

—No. Se los dije, fui a despertarlo...

—Es raro, pero Sunghoon también es raro —le interrumpe Seongmin—. Quizás quería quedarse solo en casa y no nos lo dijo, porque lo obligaríamos a salir.

—Claro que no —dijo Jiwon, sonando ofendida.

—Tú serías la primera en intentar sacarlo de su cuarto, Jiwon —le dice la menor—, y después te ayudaríamos.

—¡Dije que no es cierto!

Lo que les contaba Seongmin, tenía mucho sentido, pero seguía creyendo que no era la verdadera razón, porque podía darse cuenta de que había algo más, algo andaba mal, y lo hacía sentirse un tanto preocupado, pensando en la gravedad del asunto.

—Si es que no discutieron, Jaeyun puede hablar con él y tal vez le diga la verdad —les dijo Heeseung con cierta tranquilidad. Todos guardaron silencio para mirarlo, y estuvieron de acuerdo en que eso sería lo mejor, en vez de presionarlo entre todos.

—Sim Jaeyun, dándole solución a nuestros problemas, una vez más —anunció Jongseong, abrazando su almohada, pues estaba dispuesto a intentar dormirse.

—Pero Heeseung fue el de la idea...

—No, fue una sugerencia y ya —le interrumpe el mayor.

Jiwon aplaudió. —¿Qué haríamos sin ti?

—Sí, todos amamos a Jake —la más pequeña se levantó de su asiento para mirarlo—, yo sólo espero que nos digas qué está pasando. Ojalá podamos hacer algo para ayudar.

Este le sonrió. —No te preocupes, lo haré.

La realidad era que, no podía dejar de pensar en que se trataba de un tema en el que no podía intervenir. No es como que se sienta demasiado importante en la vida de Sunghoon, pero ya le extrañaba el hecho de que no supiera nada al respecto, él siempre era la primera persona a la que le contaba cada cosa que le sucedía, sin importar si era algo de menor importancia. Siguió mirando por la ventana, pensando en el mismo tema.























Cuando llegaron, todos se quedaron en la casa de Jiwon, pues ella dijo que les prepararía algo de comer, y sólo uno de ellos no pudo aceptar la invitación; Jake les dijo que tenía que irse, porque tenía un trabajo pendiente. Era una mentira, y a la vez no lo era, pues su trabajo consistía en descubrir qué pasaba con su amigo.

Comenzó a andar, preguntándose a dónde pudo haberse ido toda la mañana, o si estaba tratando de esconderse, por lo que sabía que, probablemente no lo encontraría en casa. Se dirigió al río, hacia el sitio en el que solían encontrarse , y a lo lejos lo vio, sentado en el puente, escribiendo. Había sido bastante fácil encontrarlo. Se acercó en silencio, tomando asiento junto a él. Sunghoon lo miró, y después devolvió su mirada al cuaderno.

—¿Estuviste aquí todo este tiempo? —fue lo primero que le dijo Jake, sin mirarlo.

Escuchó un suspiro de su parte. Dejó de escribir por un momento.

—Algo así —responde bajito—. Perdón.

—¿Perdón? —repitió en un tono más fuerte— ¿Por qué pides perdón? ¿Por haber escapado sin decir nada y por tenerme preocupado por horas? —una vez que dijo todo eso, pudo notar que Sunghoon lo miraba con cierta preocupación— No fue para tanto, nada de qué preocuparse.

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