Kneisha se despertó temprano a la mañana siguiente, con los primeros rayos del sol y un mortal dolor de cabeza. Los sucesos del día anterior daban vueltas en su mente. Incluso había pensado en ellos mientras dormía, alternándose con pesadillas. Miró el vaso de agua en su mesilla y se concentró. Intentó moverlo, pero nada ocurrió. Absolutamente nada. Ahora parecía que no tenía ningún tipo de poder mágico, nada fuera de lo normal, aparte de un descomunal dolor de cabeza.
Intentó recordar cada momento del día anterior. Después de que Ángel se llevara a Sarah a casa en coche de manera brusca, ella había caminado hasta su casa. Lo único que quería era estar sola en su habitación para poder pensar con claridad. Cuando llegó, le dio las buenas noches a Damon. No comentó nada sobre lo sucedido, a pesar de que estaba bastante segura de que él podría darle alguna respuesta, y subió directamente a su habitación.
Le extrañó que Damon no le dijera nada. Tal vez sabía menos de lo que ella pensaba. O tal vez las noticias no habían llegado a sus oídos todavía.
Así que se tumbó en su cama con sus nuevos auriculares puestos y conectados a su móvil. Seleccionó un álbum de un grupo que solía aislarla del mundo con sus letras y su sonido eléctrico. Casi sin quererlo, y sin tener tiempo para pensar en todo lo sucedido, se quedó profundamente dormida.
Y esa noche las pesadillas habían sido especialmente espantosas.
Después de su rutina diaria de ducha y peinado, finalmente pensó en todo lo que Sarah le había revelado. La verdad era que, aunque en un primer momento se sintió en estado de shock, ahora no estaba tan sorprendida, casi como si hubiera estado esperando que algo así sucediera. Era como si siempre hubiera sabido que estaba destinada a algo importante, por muy egocéntrico que eso pudiera sonar. Aunque era descabellado, tenía todo el sentido del mundo para ella, al menos para su mundo. Esa extraña conexión que sentía con el mar, quizás se debía a que podía controlar el agua. Sí, las palabras sonaban a locura, pero algo en su interior le hacía sentir que estaba en lo cierto, esa sensación que tienes cuando resuelves un problema muy complicado y sabes que esta vez has dado con la solución.
Ella controlaba el agua. Cada vez estaba más convencida. A pesar de que lo volvió a intentar, sin éxito, cuando estaba en la ducha. Pero, ¿Sarah también? Había hecho que aparecieran olas, pero recordó que había dicho que había hecho moverse el viento para que aparecieran las olas. Lo que quería decir que ella controlaba el aire. Y Michael había acabado con su torbellino moviendo la arena. Así que él podía mover la tierra. Intentó encontrar a alguien que pudiera mover el fuego, era lo único que faltaba. Quizás Ángel o Damon, pero no recordó nada sospechoso por parte de ninguno de los dos.
Se miró al espejo y seguía viendo algo raro en ella. Se vistió con un vestido azul que combinaba con el pañuelo que llevaba al cuello y bajó dispuesta a desayunar. Lo que no esperaba era lo que pasó cuando bajó.
Damon estaba de brazos cruzados apoyado en el marco de la cocina, con una expresión de preocupación. Habló con mucha cautela y lentamente, mientras la miraba fijamente.
—Ya estoy al tanto de lo que sucedió ayer. De lo que Sarah te mostró —su voz parecía sosegada, aunque su mirada lo traicionaba: sus ojos mostraban un nerviosismo que nunca le había visto antes—. Quizás deberíamos hablar sobre ello, ¿no crees?
Ahora sí que estaba aturdida, ¿Damon quería darle explicaciones? Eso sí que era una novedad, mucho más que el controlar el agua, pensó con ironía.
—Soy toda oídos, Damon —no sabía muy bien qué preguntar, así que decidió que era mejor que él se explicara.
—Puedes controlar el agua —sí, bueno, a esa conclusión había llegado ella solita. Así que se limitó a asentir con la cabeza—. Es una especie de don que se te ha concedido. No eres la única que puede hacerlo. Hay gente que usa trucos y puede conseguirlo, pero no se parecerá nunca a lo que tú puedes hacer. A Sarah le ocurre lo mismo con el aire, a Michael con la tierra y a Ángel con el fuego.
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Nuevo Mundo
FantasíaCuando los padres de Kneisha desaparecen misteriosamente en Atenas, su vida da un giro inesperado. Obligada a mudarse con su tío a Littlemagic, un enigmático pueblo australiano enclavado en un bosque legendario, su destino se cruza con el de Ángel...