Cuando Ángel comenzó a hablar, seguía mirando al cielo y andaba a paso ligero:
—Yo soy de los que piensan que en tu entrenamiento debería haber algo de cultura de los otros mundos; pero, como no sabemos el tiempo que tenemos, Damon cree que eso puede esperar. Sin embargo, dado que vamos a ir a nuestro mundo, creo que no estaría mal que supieses lo que nos podemos encontrar —caminaba con las manos en los bolsillos, mirando al cielo.
—Algo sí que sé —no le gustaba que la tomasen por ignorante—. Recuerdo que me dijisteis que la gente es capaz de hacer lo que hace Damon, usar la energía, porque vuestra civilización no está basada en la tecnología. Sabéis hacer magia. Y yo estoy aprendiendo un poco —añadió, orgullosa de sus logros.
—Exactamente, veo que aprendes rápido —parecía complacido—. Pero hay mucho más. Como hemos tenido una evolución diferente, nuestra sociedad no está organizada como esta. Imagina cómo era la vida aquí, en tu mundo, hace cientos de años. En la Edad Media. Las aldeas, los nobles y señores de la tierra; las enfermedades incurables, los castillos, los conventos, las guerras. Así es nuestro mundo. Bueno, no tal cual, somos un poco más refinados que la gente de esa época. Pero, para que te hagas una idea, sirve. No hay grandes ciudades. Solo campesinos al amparo de las murallas de un castillo de un señor poderoso, o rodeando una catedral que sirve como centro religioso para miles de peregrinos. Eso sí, en la Edad Media la gente que vivía por su cuenta en los bosques eran los proscritos, atacaban a la gente que iba de feria en feria comerciando cuando era de noche para sobrevivir, habían hecho algo ilegal o habían ofendido algún noble; o incluso habían sido acusados de brujería, por lo que huyeron o fueron desterrados de sus tierras. En mi mundo, no. En mi mundo es de lo más normal vivir en el bosque. Allí estás en conexión con la naturaleza. La gente más honrada y más sabia vive en lo profundo del bosque, los reyes acuden a ellos para que les sirvan de guía en tiempos de crisis —se notaba un tono de anhelo en su voz y tenía la mirada perdida.
Se quedó en silencio un rato. Quizás recordando aquellos tiempos. Kneisha le dejó pensar, se sentía a gusto con el silencio. Sin embargo, pronto le llegó una idea a la mente:
—Si Sarah y tú sois hermanos, ¿por qué no ha nacido ella en tu mundo?
Ángel puso cara de dolor y de infinita tristeza. Algún recuerdo lo torturaba en lo más profundo del alma. Un dolor que Kneisha no era capaz de imaginar. Aún.
—Cuando yo estaba a punto de cumplir ocho años enfermé —le temblaba la voz, y parecía dudar al hablar, como si no estuviese acostumbrado a contar esa historia. Probablemente no lo estaba—. Y, como ya te he dicho, las enfermedades en mi mundo son difíciles de curar. Mis padres estaban horrorizados. Cada día empeoraba: al principio solo era cansancio, luego no podía levantarme de la cama, tenía vómitos y no podía comer. Mi madre estaba por aquel entonces embarazada de Sarah, y pasó lo peor que podía pasar: se lo pegué a ellas —hizo una pausa, mientras un brillo de tristeza aparecía en sus ojos. Su voz cada vez era más baja, tanto que a Kneisha le costaba entender sus palabras—. Mi padre consultó a los sabios del bosque y ellos le hablaron de otro mundo. Un mundo en el que existía la cura. Y allí nos llevó.
>> Yo apenas tengo recuerdos del viaje, apenas estaba consciente. Sin embargo, recuerdo con claridad la primera vez que pisamos ese otro mundo —una sonrisa asomó a las comisuras de sus labios—. Es un mundo muy distinto, quizás el más distinto de todos. Pero esa es otra historia —la miró, quizás esperando que Kneisha le pidiese que le contase esa historia. Pero no lo hizo. Estaba demasiado interesada en la historia de su vida—. Mi padre se presentó ante unos médicos muy respetados —lo dijo en un tono muy raro que ella no sabía cómo interpretar—, y estos le dijeron que podían curarnos. Pero solo a cambio de sus vidas.
ESTÁS LEYENDO
Nuevo Mundo
FantasyCuando los padres de Kneisha desaparecen misteriosamente en Atenas, su vida da un giro inesperado. Obligada a mudarse con su tío a Littlemagic, un enigmático pueblo australiano enclavado en un bosque legendario, su destino se cruza con el de Ángel...