⚘ 𝚂𝚃𝙰𝚈 𝚆𝙸𝚃𝙷 𝙼𝙴 ⋆ 𝙲𝙰𝚁𝙻 𝙶𝚁𝙸𝙼𝙴𝚂 ⚘

VI

☽°⭑🧟‍♂️⁕°☆

—You don't know about me, but I'll bet you want to

Adivinen, no gané ni una sola vez en póker. En lo que queda del año, mi propósito será ganar tan solo una partida de ese maldito juego, si no lo hago, juro que me colgaré.

Es broma, me da miedo sufrir, mejor me pego un tiro en la cabeza.

Lo bueno, llegamos a Alexandria. Nos abrieron el portón y nuestra gente iba caminando lentamente hacia adentro, yo estaba al costado del vaquero, quien no sé si me estaba ignorando o no tenía ni idea de que estaba al lado de él. Se detuvo un momento a ver una de las casas de afuera de la comunidad, una de las casas quemadas.

—¿Hay algo? —pregunto con curiosidad al chico. Pareció pensar en su respuesta unos segundos.

—Creí ver algo, alguien —responde Carl, cuando se volteó a verme, me sonríe— si te perdono.

—Jamás te dije perdón —negué con diversión.

—Shh, no lo empeores, realmente lo sufrí —actuó de manera exagerada.

—Mmm, piensa lo que quieras, pero yo sé que fue así —continué mi camino y logré ver de reojo que Carl siguió viendo a la casa.

De pronto, se escucha un ruido, todos se alarmaron y apuntaron hacia donde el sonido provenía, solo era una... ¿zarigüeya? Lo siento no sé diferenciar ni siquiera a un caballo con un poni. Bueno, el fin de la criatura no fue muy buena ya que Daryl la cazó.

Salió del portón un hombre con el pelo rizado y café oscuro.

—Trajimos la cena —dice Daryl de repente, con un toque de incomodidad.

—Descuida, entren —nos dice Aaron.

Todos ya estabamos dentro de la comunidad, y ya cerraron el portón.

—Antes de todo, necesito que todos entreguen sus armas, quédense, pero entréguenlas —nos dice él tipo este.

—No sabemos si queremos quedarnos —aclara Rick.

—Sí, Nicholas, está bien.

—Si hubiéramos querido usarlas, ya lo habríamos hecho.

—Deja que hablen con Deanna primero...

—¿Quién es Deanna? —cuestiona el pelirrojo fortachón.

—Ella les hará saber todo lo de este lugar, Rick, tu puedes ir primero.

—Sasha —habla Rick, refiriéndose al caminante que estaba al exterior, que logró matar al instante—. Que suerte que llegamos.

⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑꙳⭑

—¿Estás bien? —me pregunta Carl, quien se sentó al lado mío.

—Si, claro, mejor que nunca, ¿por qué? —contesto rápidamente.

—Estás moviendo tus pies continuamente y estabas respirando hondo con los ojos cerrados —me explica rotando su cabeza levemente— eso hacía cuando me tocaba exponer.

—Estoy nerviosa, jamás me han entrevistado, ¿qué pasa si no le caigo bien, me echan y me quedo sola por el resto de mi vida? —exclamé expresándome con mis manos.

—Te preocupas mucho.

—Como tú ayer —bromeé.

—Ya déjalo —las comisuras de sus labios se curvaron y volteó los ojos, para luego ver hacia el frente— no les puedes caer peor que yo.