⚘ 𝚂𝚃𝙰𝚈 𝚆𝙸𝚃𝙷 𝙼𝙴 ⋆ 𝙲𝙰𝚁𝙻 𝙶𝚁𝙸𝙼𝙴𝚂 ⚘

VIII (2)

☽°⭑🧟‍♂️⁕°☆

—I want you, bless my soul

Los latidos de su corazón ya se habían calmado, pero sus ojos continuaban estando húmedos.  Carl, que se encontraba justo afuera de la habitación, titubeó por un largo tiempo si tocar o no, pero finalmente llegó a la desición en que lo haría.

Toc, toc

La chica no respondió, esperando a que entraran o la dejaran sola, no sabía cual era la opción que más quería, ambas le vendrían bien.  Una voz calló sus pensamientos en cuanto el ausente en el cuarto habló:

—Ruby, ¿puedo pasar? —murmuró lo suficientemente alto para que lograra escucharlo, su oreja estaba pegada a la madera de la puerta, para estar atento si es que hablara o se acercara.

La chica siguió en silencio, no es porque no quiera responderle, sino porque su garganta no le permitía contestar.

—¿Ruby? —repitió el vaquero, con el mismo tono bajito.

La chica no esperaba que se fuera, deseaba que insistiera en pasar.  Se puso de pie y caminó hacia la puerta.

—Ruby, hola —saludó Carl en cuanto le abrieron, con los ojos abiertos.  La pelinegra le dio espacio para que se adentrara en la pieza, a lo que el chico reaccionó al instante.

—Supe lo que pasó allá —comentó él, la chica pareció ignorarlo, solo se limitó a ir otra vez al borde de su cama y sentarse—... lo siento.

—¿Lo sientes? —lo miró por primera vez, mientras él se sentaba en el suelo, al costado de la mesita de noche—.  ¿Alguna vez viste a alguien que amas morir frente a ti?

—Siendote sincero... sí —respondió indiferente, sintiendo la mirada de Ruby encima.

—Entonces si lo sientes —lo miró con los ojos entrecerrados.

—Sí, lo siento, eso es lo que dije —habló en tono un tanto burlón.

Ella se dirigió hacia él y se sentó al lado de este, el chico la seguía con la mirada, para terminar dejándola en su rodilla, ya que estaba teniendo contacto con la suya.

—Lo que quiero decir —comenzó nervioso—... es que siento mucho que hayas tenido que perder a tu amigo, soy consciente lo mucho que lo querías... perdón si es que no está sirviendo lo que te digo, es que no sé consolar.

Carl se detuvo a observar a la chica, quien ya lo estaba viendo, observó su rostro, sus ojos se habían hinchado levemente y estaban rojos, luego por accidente, sus ojos miraron sus labios.  Al parecer, Ruby se dio cuenta, ella había dejado de mirarlo, con las mejillas levemente rosadas y deseó que él chico no las viera, pero pasaban desapercibidas, porque acaba de llorar, ¿no?

—¿A quién viste morir? —preguntó ella en tono dulce, pasando el incómodo momento que acababa de suceder.

—A mi mamá... de hecho, yo la maté.

No reaccionó de ninguna forma, asintió mirando a la pared frente a ellos.

—Lamento eso —habló sin mirarlo.

—Yo también.  ¿Puedo hacer algo para ayudar a que te sientas mejor?  ¡Ya sé! —exclamó emocionado—, pidamos a Carol la receta de sus galletas.

—¿Quieres hacer galletas? —preguntó vacilona, mirándolo como si fuera un niño pequeño.

—¿Por qué no?, te va a distraer por un rato, por favooor —juntó sus dos palmas y se empezó a mover como desquiciado.