Capítulo 1
Rapunzel
- Ya es hora de levantarse – llego el trino musical de una de las criadas
- Princesa debe despertar, una señorita debe de madrugar – Agregó otra.
Rapunzel abrió los ojos y bostezó delicadamente adormilada:
- Buenos días, de seguro hoy es una mañana hermosa – Las saludo.
Pronto las cinco criadas la estaban arreglando y peinando, apenas podía contener su emoción, hoy era su día libre y sus padres le permitían pasear por las calles todo el día.
- Todo es encantador – canturreo alegremente – Hoy voy a salir y conoceré a mucha gente, va a ser sencillamente maravilloso.
Sin poder contenerse Rapunzel empezó a canturrear mientras las doncellas le peinaban el cabello. Desde que Gothel se lo cortara le había vuelto a crecer a los 21 metros que media antes, todo gracias a que los sabios del palacio habían hecho una especie de mascarilla para el cabello con sus lágrimas, lo cual era lago un tanto… incómodo, pero bueno basto que se lo aplicaran unas cuantas veces para que le empezara a crecer como loco y se le volviera rubio de nuevo, claro con todo y poderes incluidos.
Ahora ella era oficialmente, la princesa santa, con una bendición que le permitía curar a los heridos y enfermos, de vez en cuando se dedicaba a curar a la gente que lo necesitase, pero hacerlo en exceso hacia que se desmayara perdiendo su fuerza vital, por lo que sus padres le habían prohibido terminantemente hacerlo a sus espaldas (aunque no es que les hiciera mucho caso).
En fin ese día no iba a curar a nadie, hace dos noches se había escapado del palacio y ya había agotado todas su energías, su recompensa había sido colarse a la taberna de “el patito modosito” para cantar con los clientes hasta el amanecer. Aunque a la mañana siguiente tenía unas ojeras enormes.
Rapunzel se giro hacia la foto de Flynn tomándola con cariño:
- Buenos días Flyncie, ¿Cómo estas, te diviertes en la escuela? – Le pregunto con cariño. – No puedo esperar a que me llegue otra de tus cartas, disfrute mucho de la última, era muy divertida.
Rapunzel suspiro al no recibir respuesta, Flynn Rider era su mejor amigo, pero también era algo así como una especie de criminal, a sus padres no les había gustado que anduviera con el porque siempre se metía en líos, pero a ella le gustaba, s Flynn era muy divertido y sabía como hacerla olvidar sus problemas.
Pero ahora ya no estaba con ella, estaba en la escuela de caballeros, donde sólo los nobles, los de estirpe de caballeros o los mozos con más logro conseguían entrar, de vez en cuando aparecían genios que entraban a la prestigiosa escuela, pero era muy rara vez, Flynn era considerado de los últimos, un genio, su agilidad y habilidad para… acciones ilegales, era portentosa, por lo que la escuela lo había admitido para refinarlas y llevarlas al máximo, además de enseñarle otras muchas cosas.
Y todo lo había hecho por ella, le había dicho que deseaba mejorar para poder estar a su lado, que quería ser digno de poder llamarse su amigo, que los reyes lo aprobaran. Esperaba que saliera rápido, pero sabía que tendría que esperar por lo menos tres años.
Con un suspiro se sacudió esas cuestiones de su mente, ya no podía hacer nada. Sacudiendo la cabeza subió a Pascal a su mano.
- ¿Tu que opinas Pascal? ¿Qué debería de hacer hoy?
EL camaleón se limitó a abrir la boca con desinterés, Rapunzel le saco la lengua.
- Eso me ha sido de muchísima ayuda, gracias. – Le dijo con sarcasmo.
Bueno, por el momento no podía hacer nada, tenía que esperar a que la terminaran de peinar, pues a pesar de que eran tres doncellas dedicadas exclusivamente a peinarla tardarían por lo menos media hora.
Cuando por fin terminaron de peinarla y les dio las gracias, Rapunzel corrió a saludar a sus padres, hoy estoy segura de que será un gran día, pensó mientras besaba a su madre, el sol brilla en lo alto y la gente es muy amable y gentil, nada puede salir mal.
Tarareando encantada, Rapunzel les informó a sus padres:
- Hoy saldré, en la tarde los tres jugaremos a las escondidas en el palacio y se unirán todos los criados porque entre más, mejor, no se pueden negar, ah, y por cierto, no es necesario que manden unos guardias a que me cuiden, todo va a estar bien, Gothel ya no está así que ya no hay peligro, la gente se siente incómoda cuando ve a unos tipos con espadas detrás de mí, así que se pueden quedar en palacio, que les den unos pasteles o algo. – Concluyo deprisa.
Sus padres la miraron antes de lanzarse una mirada entre ellos, que raros eran, siempre se mostraban muy preocupados por su seguridad, pero ¿Quién la iba a atacar? Todo el mundo era lindo y tenían un sueño ideal ¿para que preocuparse?
Su padre suspiro y tomándola de los hombros le dijo gravemente:
- Rapunzel, mi niña, hay más peligros en el mundo de los que tu conoces, además a los guardias les gusta estar mucho contigo, les caes muy bien, les gusta estar mucho contigo, además si no te siguen tendrán que quedarse en sus puestos y ¿quieres que se queden parados todo el día en el mismo lugar?
Rapunzel titubeo, ciertamente eso se veía muy aburrido, pero la gente no se le acercaba tanto si estaba con los soldados.
- Bueno está bien, pueden venir conmigo, pero sólo tres y no pueden llevar esas enormes armaduras en las que siempre andan metidos, que en realidad yo no sé para que las llevan, se ven muy incomodas, Flynn nunca llevo armadura y no le paso nada, yo tampoco llevo.
Su madre suspiro y le dijo suavemente:
- Rapunzel, se que crees que todo el mundo es bueno y lindo pero no es así, hay gente que busca hacerte daño, codician tu poder, por eso debes de tener cuidado ¿Cómo crees que nos sentiríamos tu padre y yo si te volviéramos a perder?
Rapunzel los miro, no quería que sus papás estuvieran tristes, pero aun así…
- No se preocupen, voy a estar bien, el mundo no es tan oscuro como creen ¿saben? En realidad, sólo Gothel y los gemelos eran malos, nadie más. Y sí, al principio cuando salí de la torre estaba igual que ustedes, creía que todos en el mundo eran malos y perversos, que sólo buscaban mi cabello, bla, bla, bla, pero descubrí que no. Imagínense, en el principio incluso pensaba que los soldados eran malos, pero resulta que son buenos ¿se dan cuenta? No hay ningún peligro.
Sus padres se lanzaron una mirada y negaron con la cabeza al mismo tiempo, ella tuvo que contener su irritación, no iba dejar que su día se arruinara por algo tan insignificante, pero ¿por qué sus padres no podían entenderlo? Gothel ya no estaba fin. Y tal vez sí hubiera gente tosca y brusca, pero al final podías descubrir que tenían un corazón cálido y gentil, incluso podías descubrir que la gente que no te caía bien no era mala onda, como ella y los soldados, o Flynn y Maximus ¡Por dios, si esos dos hasta había acabad juntos en la escuela!
Tal cosa como la gente mala no existía, ya no. Gothel se había ido, un subito pensamiento hizo que Rapunzel se detuviera en seco ¡claro! ¿Por qué no lo había visto antes? Todo era culpa de Gothel, sus padres estaban asustados debido a eso, tenían miedo de que alguien malo la alejara de su lado de nuevo, ahora lo comprendía, no podía imaginarse lo mucho que debieron de sufrir sus padres por su ausencia, debieron de ponerse muy tristes, de seguro pensaban que yo estaba muerta, como yo con Flynn…
Rapunzel sintió como se le nublaba la vista, el imaginarse a sus padres llorando la ponía increíblemente triste, recordaba como se había sentido cuando pensó que Flynn estaba muriendo y ella no podía hacer nada, no le deseaba a nadie esa sensación y sus padres la habían tenido que soportar por casi 18 años.
De repente se sintió culpable ¿Cómo había podido ser tan insensible? Se había quejado de la protección de sus padres, cuando todo lo que hacían era amarla y preocuparse por ella ¿Cómo podía ser tan insensible?
Decidido, llevaría a los guardias con ella ese día. Poniendo su cara más alegre levanto la vista al rostro preocupado de sus padres, prometo que nunca más os haré poner esa expresión, nadie volverá a sufrir por mi culpa, se dijo.
- Esta bien, los llevaré no se preocupen, entre más, mejor, ¿no? Estoy segura de que el día será hermoso, me aseguraré de que todos lo disfruten ¿ahora ya me puedo ir? El tiempo corre y no espera a nadie.
Rapunzel les dirigió su mirada más radiante a sus padres, consiguiendo que desapareciera su mirada preocupada, remplazada por unas cálidas sonrisas cargadas de amor.
- Muy bien cariño, ya te puedes ir, pero cuídate mucho, ten cuidado y no hagas travesuras. – le dijo su madre besándola en la mejilla.
- Pensare todo el día en ti, mi corazón, cuando este cansado de hacer cosas de rey el pensamiento de que mi hijita este sonriendo me dará fuerzas. – Le dijo su padre abrazándola.
- Entonces adiós. – Dijo ella despidiéndose con la mano.
Pronto estuvo navegando entre las calles, la gente la empujaba para todos lados haciendo que su corazón latiera de alegría, aquel era su pueblo y ella era su princesa, era su deber asegurarse de que nunc sufrieran ni estuvieran tristes.
Cuando llegó a la plaza ya se había reunido la gente, esto se había vuelto una especie de tradición, en su día libre lo primero que hacía era ir a bailar con el pueblo, los gritos alborozados de los niños llenaron sus oídos.
- ¡La princesa baila hoy!
- ¡Viva!
- ¡Hoy viene la princesa!
- ¡Date prisa o llegaremos tarde!
- ¡Sí apúrate o no ganaremos un buen lugar!
- ¡Hoy definitivamente le ganaré a la princesa!
Y así entre risas y empujones corrían todos alborotados sin orden ni concierto, causando gozo y algarabía a su paso.
Y por supuesto, esos mismos niños fueron los primeros que la notaron.
- ¡Chist! ¡Ya llego la princesa!
- ¡Ya llego la princesa!
- ¡Que empiece la música!
En un abrir y cerrar de ojos la gente se había organizado para el baile dejándola a ella en el centro, apenas comenzó la música todos agarraron el ritmo moviéndose a una en perfecta armonía. Poco a poco, algunas personas fueron quedando eliminadas, despejando el área de baile, hasta que al final sólo quedaban cuatro, un soldado, un joven desconocido, una niñita que había sorprendido a todos con su agilidad y Rapunzel.
Desafortunadamente, el soldado y la niña perdieron dejándola sola con el joven desconocido, nunca antes lo había visto, no era muy alto y tenía un aire sucio y artero, a ella no le caía bien había algo desagradable a su alrededor. Su cara tampoco ayudaba, le recordaba demasiado a la de una serpiente, con una nariz afilada, unos ojos pequeños y unos labios delgados, su cara daba la impresión de estar en una mueca permanente de crueldad, cosa que sólo empeoraba la enorme cicatriz que recorría la mitad de la cara del desconocido, parecía hecha con algo afilado.
Rapunzel, se reprochó interiormente, ¿Cómo se atrevía a pensar tan mal de alguien que no conocía? Era injusto con el extraño, al fin y al cabo, no era su culpa tener la cara que tenía, y la cicatriz se la pudo haber hecho en accidente, razonó, ella no lo conocía en absoluto y ya lo rechazaba, eso no estaba bien, debía de pagar su culpa.
Cuando acabo el baile, Rapunzel se acerco al desconocido con su mejor sonrisa:
- ¡Felicidades! Eres un gran bailarín, me sorprendiste mucho con tus habilidades, sin embargo, nunca te había visto ¿Cómo te llamas?
El joven mascullo algo entre dientes demasiado bajo para que lo escuchara.
- ¿Qué has dicho? No te he escuchado. – Le dijo Rapunzel confundida.
El joven murmuro algo ininteligible de nuevo.
- No te escuchado de nuevo – Dijo Rapunzel.
El joven le lanzó una mirada irritada.
- Lo siento. – Se disculpo algo acobardada, algo en la mirada del joven la asustaba.
No, estaba siendo prejuiciosa de nuevo, armándose de valor se hacerco al joven para poder oír lo que decía.
- Eres una entrometida. – Le murmuro el joven con voz venenosa.
Rapunzel se puso rígida pero antes de que pudiera reaccionar el joven le lanzo un montón de polvo a la cara haciéndola toser, ante esto ella se aprto bruscamente, más sorprendida que otra cosa.
- ¡Señorita! ¿está bien? – le preguntó uno de los soldados alarmado.
- Estoy bien, Henry, gracias. – Le contesto, mientras veía como se alejaba el joven.
Parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para amargarme el día, pensó dolida ¿pues saben qué? Eso no sucederá, lo voy a disfrutar al máximo y nada me va a impedir eso.
Con esta nueva resolución, se encaminó con pasos decididos a la panadería, donde compro un montón de panes que se dedicó a repartir entre toda la gente, luego se fue a ayudar a las mujeres costureras un rato y a ver sus trabajos, socorriendo a todo el que se cruzara en su camino, aunque ella no era estúpida, sabía muy bien que había unos golosos que siempre querían más, esos siempre intentaban pedirle dinero y cosas, aunque no los necesitaran tanto, pero ella sabía distinguirlos muy bien.
Alguien que verdaderamente necesita ayuda no se comporta como alguien que no, siempre hay diferencias, detalles en los que hay que fijarse, pensó para sus adentros, padre y madre me han enseñado a notarlos y me han dicho que soy muy buena en ello.
Aunque desearía que fuera tan fácil como notar quienes son los verdaderos heridos y enfermos y quienes sólo quiere un tratado de Skincare de la realeza, pensó enfurruñada.
Con esto en la cabeza, no tardó demasiado en llegar al “patito modosito” donde ya la esperaban sus amigos, pronto los alegres gritos de bienvenida llenaron el aire.
- ¡Rapunzel! – la saludó Mano de Garfio.
- ¡Bienvenida! – le gritó Narizotas
- ¡Hola querida! – Masculló Vladimir
- ¡Pasa chamaca! – Grito Fang.
Esto es camdería, pensó con alivio, allí no tenía que ser la princesa preocupada por su pueblo, allí podía ser Rapunzel, una muchacha con un sueño.
- ¡Hola a todos! – Grito jubilosamente.
Pronto fue arrastrada por la marea de manos amigables al interior de la taberna, cada uno quería tenerla sólo para sí, y ella los complacía a todos encantada, yendo de un lado a otro sin parar, riendo y disfrutando de cada segundo.
Cuando ya atardecía Mano de Garfio la sento en lo que ella llamaba la silla de la verdad.
- Muy bien chiquilla, cuéntanos como estás ¿debemos irrumpir en el palacio y secuestrarte? – le pregunto apenas se sentó.
Ella sólo se rió:
- No Garfio, está bien todos son muy lindos, es maravilloso y mis padres son encantadores, no Odría pedir otra cosa.
- Pero… - Dijo Narizota.
- A veces es muy cansado, quiero que todos sean felices, pero no puedo hacerlo, desearía ser capaza de concederles a todos su sueño ideal, ellos son mi pueblo ¿entienden? Todos han sido muy buenos conmigo y los amo…
Rapunzel se detuvo afligida, a veces pensaba que su carga era muy pesada, quería hacer felices a todos, pero no siempre era fácil ser gentil y amble, a veces sólo quería gritar y romper cosas, salir afuera y hacer lo que le diera la gana, pero no podía, tenía un deber que cumplir.
Attila le dio unas palmaditas en la espalda, la presencia de sus amigos la consoló, todo iba a estar bien.
- Ya, ya, no te presiones demasiado niña, tu pueblo te ama, sólo tienes que ser tú, si alguna vez quieres gritar y salir corriendo hazlo que nosotros estamos aquí para apoyarte. – La consoló Retaco.
- No es eso – protesto ella – Me encanta estar entre la gente, me gusta hacerlos felices, lo que me pone triste es que no puedo y siempre hay más por hacer… aun así no se imaginan lo mucho que significa para mí que ustedes estén a mi lado.
- Y ¿Cómo va el camaleón? - Le pregunto Axel cambiando de tema.
- Pascal está bien, de hecho, ahorita esta dormido en alguna parte de mi pelo…
Las carcajadas que siguieron a ese comentario le impidieron continuar.
- ¿Cómo le va a la mano dorada? – pregunto calladamente Greno.
El silencio fue inmediato, remplazado por un aire de misterio y conspiración.
- Está bien, no la han encontrado, pero se sobrexcedió y tiene que descansar un poco, pero volverá apenas se recupere, de todas formas, ha conseguido curar a mucha gente y causa mucho bien en la sociedad, es una gran ayuda para el reino. – Le contesto Rapunzel con aire de misterio.
- Esta bien, sólo dile que no se esfuerce demasiado, que esta bien que cuide a los demás, pero que también se tiene que cuidar ella. – Masculló Pirata.
- Si, dile que tenga cuidado. – Le musito Rata, con aire preocupado.
Rapunzel levanto la mirada sonriéndoles, los quería tanto… la preocupación e interés que mostraban por sus cosas la conmovía profundamente. Pronto llego el momento de irse, sus padres se preocuparían si no estaba de vuelta a tiempo, los abrazos y besos de despedida no se hicieron esperar y mientras partía la siguieron un montón de gritos de despedida, deseándole un buen viaje y que volviera pronto.
Estaba agotada, tenía mucha hambre y quería irse a dormir, sabía que les había prometido a sus padres que a su regreso jugarían a las escondidas, pero en ese momento no se sentía bien, el tiempo se le había ido sin que se diera cuenta y un leve dolor en el estómago la llevaba molestando desde la posada, aunque es soportable, se dijo a sí misma, será porque estoy muerta de hambre, concluyo.
Sus padres parecieron entender como se sentía, porque apenas la vieron la llevaron a una pequeña mesa donde estaba ya servida la cena.
- Ya legueeee… - Dijo medio mareada.
¿Por qué todo estaba tan borroso si no había tomado alcohol?
- Ya no digas nada y come – La reprocho su madre – Te ves medio muerta de hambre.
Rapunzel se puso a hacer justo eso sin mayor ceremonia, se sentía rara, pero pronto la comida la ayudo, cuando acabo de comer ya estaba casi como nueva, si desapareciera ese ligero zumbido en sus oídos estaría perfecto.
- te ves muy cansada mi amor, mejor vete a la cama de una buena vez. – Le dijo su padre, con un aire preocupado.
- Si anda a la cama de inmediato. – Dijo su madre.
Rapunzel asintio deseándoles las buenas noches, no podía sacudirse la sensación de estar bajo el agua, de alguna forma era claustrofóbico, con pasos ligeramente vacilantes se dirigió a sus habitaciones asistida por unas criadas, sabe cuando llegaron aquí… pensó embotada.
Sin saber cómo, se encontró en su cuarto a punto de acostarse, como por arte de magia ya tenía el camisón y el pelo trenzado para dormir, que raro, pensó antes de acostarse y cerrar los ojos.
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Lo que sucede después de felices para siempre
FanfictionUn joven con un oscuro secreto oculto detrás de una sonrisa. Jack Un chico alegre y despistado que no quiere ser jefe. Hipo Una chica que detesta a los chicos y ama su arco. Merida Una joven que no sabe nada de la vida. Rapunzel Hola, este es mi p...