Hipo- Maldito gemelos – Rezongo Hipo por millonésima vez en el día.
Habían pasado exactamente doce días y medio desde que Jack y los gemelos se habían dado a la fuga y aun no conseguían capturarlos, aunque claro, eso no quería decir que no les dejaran un montón de “sorpresitas” por todos lados.
Él y los demás jinetes de dragones habían estado corriendo de un lado a otro como locos las veinticuatro horas del día, tratando de arreglar un poco del caos que habían desencadenado esos tres, y cuando decía las veinticuatro horas del día, era literalmente las veinticuatro horas del día, esos malditos peligros con patas no parecían descansar nunca.
Hipo ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez que había dormido, por si fuera poco, ahora sabía porque el maldito cubito de hielo era tan frío, el muy bastardo tenía poderes que le permitían controlar el frío, por si fuera poco, también podía volar, aunque no era tan veloz y ágil como un dragón, si era todo un problema.
Esas tres calamidades catastróficas, juntas, habían logrado convertirse en el fin del mundo para llevar, Hipo se sorprendía de su armonía, parecía que podían leer los pensamientos de los otros para aprovechar sus capacidades al máximo. Ya había visto nieve en pleno verano cubrir todos los tejados de Berk, mientras se derrumbaba una torre de vigilancia que después apareció llena hasta el tope de caca de yak.
Ni siquiera su papá había permanecido impasible ante tanto caos, estaba harto, incluso Astrid se había peleado con él por puro agotamiento. En ese momento el y Chimuelo llevaban un barril lleno de agua (el único intacto) para apagar una… Hipo ya ni siquiera estaba seguro de que era, lo que tenían frente a sus ojos era una combinación de una explosión de fuego y hielo ¿Qué rayos se supone que debo de hacer con esto? Se pregunto embotado, ¿debo de apagar el fuego con agua o derretir el hielo con fuego?
- Condenados bastardos – gruño agotado. – Definitivamente los voy a matar, extraño los tiempos en los que mi mayor problema era la ira de mi papá, y pensar que antes estaba muy angustiado por ser el nuevo jefe ¿de que voy a ser jefe si para cuando terminen esos tres lo único que quedara serán escombros?
Con un enorme bostezo imitado por Chimuelo, Hipo se dedico a apagar la explosión.
- Ya está Chimuelo, ahora vamos a casa, nos hemos ganado un buen descanso amigo. – Bostezo cabeceando.
Apenas llego a su habitación cayo rendido en el suelo, pero apenas había cerrado los ojos cuando Estoico lo llamo con voz de trueno.
- ¡Hipo! Ven inmediatamente.
Hipo contuvo un gemido ¿y ahora qué? Decidió ignorarlo, sólo me quedare en el piso un poco más, pensó medio dormido. A la tercera llamda de su papá volvió a abrir los ojos, sin poder posponerlo más se levantó con un suspiro, arrastrando los pies, por el camino agarro su espada de fuego y un par de poleas para atrapar dragones.
- ¿Ahora donde esta el problema? – Pregunto con aire cansado – Chimuelo esta muy cansado así que iré en otro dragón.
- Veo que te has adaptado bastante bien. – Dijo una voz ronca algo burlona.
Hipo levanto bruscamente la cabeza, esa voz… sus ojos por fin encontraron al conejo que permanecía medio oculto en las sombras, ese maldito conejo…
- ¡Llévatelo! ¡Aleja a ese mendigo mocos de aquí y no vuelvan nunca! – Grito exasperado - ¡No quiero verlo nunca más!
Rob lo miro algo sorprendido y luego resopló:
- Ya veo que ese mocoso ha estado haciendo de la suyas ¿eh?
Hipo miro a su papá, no podía más, apenas se fuera Jack se pondría a dormir por un año entero. Estoico lo miro con aire pensativo.
- Ummm… No sé hijo ¿estarías dispuesto a hacer un trato?
Hipo le lanzo una mirada suspicaz, algo en el tono de su papá lo ponía alerta, se figuraba que debía de haber una trampa en todo aquello, pero estaba demasiado cansado como para que le importara.
- ¿Qué clase de trato? – Dijo por fin.
- Bueno verás ¿recuerdas aquella academia de la que te hable?
- ¿Esa a donde querías que fuera? Si, no quise ir porque no había dragones allí. – Respondió aturdido.
- Esa mera, bueno pues verás, si aceptas asistir a esa academia hasta que yo disponga lo contrario, te levantare el castigo antes y Jack se marchara de Berk, si no, pues ya sabes… tendrás que esperar hasta que se acabe tu tiempo.
Hipo lo pensó, ¿Cuánto faltaba para que se terminaran las dos semanas? Trato de hacer memoria, pero no podía recordarlo, estaba demasiado cansado, en fin, no importa, decidió, estoy dispuesto a todo con tal de deshacerme de ese demonio para siempre.
- Es una decisión difícil, tal vez necesites tiempo para considerarlo…. – Intervino el conejo.
- ¿Bromeas? Acepto, no hay nada que pensar, llévate a esa calamidad catastrófica ambulante inmediatamente, ahora si me disculpan me voy a dormir. -Lo interrumpió Hipo.
Sin decir nada más se giró hacia las escaleras, no sin antes captar un brillo de triunfo en la mirada de su papá, que sospechoso, pensó bostezando, en fin, no importa, me iré a dormir y ya me preocupare de ello cuando despierte, se dijo antes de que la oscuridad lo engullera.
Un lametón de una lengua enorme fue lo primero que sintió al despertar.
- ¡Chimuelo! – Farfulló adormilado – déjame en paz, quiero dormir…
Los insistentes lametazos no se detuvieron por lo que al final Hipo se levantó con un gruñido.
- ¡Arjh!
Frotándose los ojos Hipo hizo un esfuerzo de recordar que había pasado, poco a poco los recuerdos fueron aflorando en su memoria.
- ¡Maldición! – Exclamó cuando lo recordó todo.
Estoico lo había estafado.
- Sólo debías aguantar dos días ¡por Odín! Me faltaba tan poco, me agarro con la guardia baja. – Estallo frustrado.
La voz de Estoico le llego desde abajo:
- ¿Hipo? ¿ya estás despierto?
Con un gruñido malhumorado Hipo se decidió a bajar las escaleras, su papá lo esperaba abajo, se resigno no había nada que hacer, sería mejor que lo afrontara de una vez.
- ¿En cuanto tiempo debo de partir? – Pregunto redignado.
- Mañana.
- ¡MAÑANA! – Exclamó atónito.
No había esperado que fuera tan pronto, por lo menos en un par de meses, no al día siguiente.
- Si será mejor que hagas tus maletas, te quedaras allá una temporada, y ya son las cinco de la tarde.
Hipo lo miro incrédulo, esto no podía estar pasando, todo estaba sucediendo demasiado rápido, miro a su papá esperando que este le dijera que todo era una broma, pero su expresión sólo le indico que iba totalmente en serio.
- Ay genial – mascullo desolado antes de irse corriendo a hacer las maletas.
- Ah por cierto Hipo, viajaras con Jack, él también ira a la academia. – Le comento Estoico con aire casual.
Hipo freno en seco.
- ¿QUEEEEEE? – Vocifero.
- Ya me oíste – le replico Estoico calmadamente.
Hipo lo miro furioso, su papá lo había estafado totalmente.
- No iré – mascullo desafiante – me niego a ir con ese…
Su papá arqueo una ceja
- ¿Oh? ¿Recuerdas lo que te dije que sucedería si alguna vez rompías tu palabra?
Hipo lo miro impactado, recordaba perfectamente las palabras de su papá, y la expresión y el tono que había usado cuando le había dicho que sucedería si rompía su palabra, no podría volver a montar a Chimuelo en un año, y sabía que su papá lo decía totalmente en serio.
- Tú ganas – se resignó derrotado – iré a tu maldita academia.
Arrastrando los pies Hipo se dirigió a hacer sus maletas, al menos nuca dije que nunca llevaría a Chimuelo, pensó tratando de darse ánimos, y ya se como lo voy a llevar, pensó complacido.
Hace un tiempo Hipo había descubierto la capacidad de Chimuelo para disminuir su tamaño, adoptando el tamaño de un gato. Hipo no tenía ni idea de para que servía, pero ahora era el momento de usarla, podré esconderlo en mi mochila y nadie se dará cuenta, es en estos momentos en los que me alegro de haber guardado el secreto, pensó satisfecho.
Luego con una enorme sonrisa se dirigió a su cuarto a despertar a Chimuelo, y ¿Quién sabe? Tal vez hasta me la pace bien, al fin y al cabo, nunca prometí portarme bien ¿o sí? Se dijo justo antes de abrir su mochila.
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Lo que sucede después de felices para siempre
Hayran KurguUn joven con un oscuro secreto oculto detrás de una sonrisa. Jack Un chico alegre y despistado que no quiere ser jefe. Hipo Una chica que detesta a los chicos y ama su arco. Merida Una joven que no sabe nada de la vida. Rapunzel Hola, este es mi p...