Capítulo 2

11 0 0
                                    

                     Los guardianes

Los cuatro guardianes observaron a la pálida figura que bailaba bajo la luz de la luna, se movía con gracia, ágil como un felino, pero de alguna forma parecía terriblemente triste, tal vez porque estaba sola.
- ¿Qué ha dicho Jack? – Preguntó Toothiana.
No parecía importarle lo más mínimo estar sentada a un lado de Norte en ese instante.
- El mocoso se ha negado a ir con Sandy alegando que quiere viajar por el mundo. – Dijo Rob rascándose las orejas disgustado.
El resto de los guardianes permaneció en silencio, sus rostros se mostraban graves y tristes, al final Toothiana susurro.
- Siempre está sonriendo y sin embargo se ve tan triste, es como si cada vez que muestra un poco de alegría se rompiera un poco más.
- Esta sólo, cada vez se le ve más frecuentemente esa expresión cansada y melancólica en la cara, como si en cualquier momento se fuera a caer a pedazos, pero se esforzará por mantenerse entero. – Musito suavemente Nicolas
- Es duro verlo luchar tanto, y rendirse lentamente. – Confirmo Sandy.
- Es como si la menor brisa pudiera hacerlo trizas, el chico sigue luchando, pero cada vez se ve más agotado, incluso su sonrisa ya no se ve tan alegre como antes, ahora se ve agotada. – suspiro Rob.
Todos guardaron silencio, sólo Sandy gesticulo suavemente:
- La carga que descansa sobre sus hombros es más pesada de lo que ninguno de nosotros pueda imaginar.
El hada de los dientes se agito en su lugar:
- Todos lo sabemos perfectamente Sandy, pero eso no resuelve el problema ¿Cómo lo ayudamos? Hasta ahora no hemos encontrado la forma de hacerlo.
El silencio sólo se profundizo después de esas palabras, durante un tiempo todos estuvieron tan inmóviles que parecían estatuas congeladas en el tiempo, sumergidos en sus pensamientos trataban de resolver el dilema presente.
Al final fue el conejo el que se sacudió de ese sopor primero, con un enérgico meneo de sus orejas se irguió en su asiento decidido.
- No veo porque nos devanamos tanto los sesos, la respuesta me parece sencilla, hay que dejar que el chico haga lo que quiere, dejémosle viajar, conocer el mundo, recorrerlo de una esquina a otra durante sus vacaciones, que se divierta y que luego vuelva ¡Hala problema resuelto!
- No es tan sencillo Robin. – dijo Norte rascándose la barba. -Es demasiado peligros y lo sabes, no podemos dejar que Jack recorra el mundo por su cuenta, la oscuridad podría jalarlo, no podemos dejar que eso pase, es demasiado peligroso.
- Pues yo lo cuidare, iré con él, listo seré la niñera de ese mocoso de Frost y todo arreglado.
Toothiana se levantó con los brazos cruzados.
- Tú tienes tus obligaciones como espíritu y como guardián no te puedes marchar, así como así, nos debilitaríamos demasiado, perder un guardián ya es malo, pero perder dos es más de los que podríamos aguantar.
- Eso no será ningún problema, ahora estamos en una época de paz dudo mucho que surjan problemas, si de mera casualidad surgen, sólo tendréis que llamarme y vendré aquí de inmediato, supongo que seréis lo bastante fuertes como para aguantar un rato en lo que llego ¿no? En cuanto a mis responsabilidades, mi familia se puede encargar del negocio, tengo un par de sobrinos que prácticamente lo manejan ahora, no les será muy difícil asumir todo el trabajo.
Toothiana no parecía muy convencida, tampoco Nicolas, los dos parecían dudar, era algo arriesgado, no podían tomar esta decisión a la ligera.
- De acuerdo, hazlo, será lo mejor para Jack.
Los otros dos guardianes alzaron bruscamente los cabezas sorprendidos, pero al final asintieron gravemente.
- Que así sea. – Murmuraron todos al final.

                            Frost

Jack se armó de valor, en serio no quería ir a casa de Sandy, tendría que pedirle a Nick que lo cubriera, no quería ofender al hombre de arena, pero su casa era horrible.
Con una sonrisa angelical se acercó a Norte tratando de parecer los más inocente posible:
- Oye Nick… - canturreo.
- ¿Qué quieres Jack?
- ¿Yo? – Dijo tratando de poner cara de no haber roto un plato. – Ah, pues nada… ¿es que ya no puedo venir a saludarte?
- Tu nunca pasas sólo a saludar.
- ¿En serio? Creo que debería empezar a hacerlo más seguido, es bueno para la salud.
- Ajá, lo que tú digas.
- En fin, me preguntaba si…
- No.
- ¡Pero si todavía ni te digo nada!
- No hace falta, tienes tus perversas intenciones pintadas en la cara.
- ¿perversas? – dijo Jack ofendido.
- Más negras que la noche. – Afirmó Nicolás.
- ¡Bah, tonterías! Yo soy un ángel bajado del cielo para tu beneficio.
- Si, vienes de tan abajo que se le llama infierno.
- ¡Serás…! Olvídalo, sólo dime si me puedo quedar contigo en vez de con Sandy.
- No.
- Pero ¿por qué no?
- ¿Recuerdas la última vez que te quedaste en mi fabrica?
- ¿Sí?
- ¡Pues por eso no te puedes quedar conmigo!
Jack puso cara de extrañeza.
- ¿Por qué…?
- ¡Incendiaste mi fabrica!
- ¡Fue un accidente! – Alegó Jack.
- ¡Quemaste la mitad de los juguetes! Los duendes tuvieron que trabajar el doble, la mayoría acabaron tan agotados que durmieron toda una semana ¡casi no lo logran! Ni siquiera Pitch Black me había dejado en una situación tan difícil.
- ¡Te dije que lo sentía!
- Lo sé, y sé que lo decías en serio, pero a veces Jack no es suficiente con decir lo siento. No me malinterpretes, lo decía de verdad cuando te dije que te perdonaba, pero tienes que madurar, que crecer… -
Norte se detuvo bruscamente, horrorizado ¿Qué acababa de decir? Había perdido los estribos y le había dicho a Jack algo horrible, miro al joven que lo miraba con expresión dolida, peor aún, traicionada, toda su jovialidad evaporada en un viento helado.
- ¿Qué tengo que crecer? – Dijo con voz temblorosa - Ya lo sé ¿Crees que no lo he intentado? Llevo intentando crecer desde hace mucho tiempo, no lo he logrado, estoy congelado Norte, literalmente, mi tiempo está congelado, sencillamente me detuve, el tiempo me dejo atrás ¿Crees que no me duele…? 
Jack se detuvo sin poder continuar, si seguía allí pasaría una línea que no debía cruzar, intento sonreír, pero no podía, las lágrimas se le congelaron en los ojos antes de brotar, incapaz de llorar, obligado a sonreír. Era cruel, el hombre de la Luna definitivamente era cruel, se giró y salió huyendo, corrió lo más lejos que pudo, tan rápido como podía, intentando dejar atrás su dolor, aunque era tan inútil como tratar de dejar atrás tu sombra, puede que a veces no la notaras, pero siempre estaba allí.
Llevaba huyendo tanto tiempo que no había notado cuando termino entre las nubes, su cuerpo estaba recostado en una enorme nube algodonosa, era tan ligero que ni siquiera las nubes más delgadas se rompían bajo su peso. Como un maldito copo de nieve, pensó Jack. Recordó su pelea con Norte, se había comportado de un modo horrible, había perdido los estribos y le había dicho cosas que no tenía intención de decirle, pero que aun así eran ciertas, cada palabra que había dicho era cierta, aunque eso no hacía que estuviera menos arrepentido.
Enfadado consigo mismo Jack se levantó de un brinco; soy un mendigo guardián, de la diversión nada menos, no puedo estar aquí lloriqueando ¡Ea, a levantarse! Tengo que recomponerme, debo sonreír. Después de arreglarse el joven guardián se levantó con una sonrisa alegre, marchándose con una carcajada cantarina, sin saber que sus ojos revelaban más dolor que la mueca de un torturado, y su risa recordaba a un grito desesperado.
Para cuando volvió los demás ya habían cenado, se colocó silenciosamente en la cocina tratando de no hacer ruido, por supuesto tenía que ser, tropezó, en su caída se agarró de un mantel para intentar recuperar el equilibrio, pero sólo se lo llevó consigo, junto con todo lo que tenía encima, adiós al sigilo, el estruendo no tardo en ser seguido de grito y gruñidos pidiendo silencio y un montón de luces encendidas, el resto de los guardianes no tardo en bajar, su malhumor inicial no hizo sino empeorar cuando descubrieron que Jack era el culpable, por supuesto lo mandaron a la cama sin cenar (y por supuesto no les hizo el menor caso)
Después de eso Jack procuro portarse de un modo impecable, increíblemente logro aguantar una semana entera, pero Nick no cedió, su decisión de no dejarlo quedarse se mantuvo inmovible, así que Jack decidió probarlo con los demás, no le fue mucho mejor, Rob le dijo que no de manera terminante y le recordó sobre el incidente de los huevos de pascua confeti, Jack le alego que sólo había echado a rodar un huevo por la colina, que no era su culpa que todos los demás se hubieran caído y que jamás podía haber imaginado que iban a aterrizar sobre un montón de pintura, por supuesto eso no sirvió más que para que Rob se molestara aún más y le prohibiera ir a visitarlo más que cuando fuera su turno.
Toothiana tampoco se mostró muy deseosa de recibirlo, de hecho, se negó terminantemente, recordándole algo sobre un montón de monedas perdidas en las fuentes, Jack le recordó a su vez que era algo importante, que tenía que lanzar una moneda a la fuente para poder pedir un deseo, por todos los dioses hasta los bebés sabían eso, además la bolsa que le había dado el hada tenía muchas así que ¿Por qué no usarlas todas? De seguro ella tenía más, extrañamente Toothiana también se enfadó después de esa conversación, todos los guardianes era unos viejos cascarrabias.
Jack se rindió después de eso, pero eso sólo quería decir ¡que podía hacer travesuras! Ya que lo había intentado por las buenas y ellos no habían querido, no tenían derecho a quejarse cuando los hiciera por las malas. No le hizo falta demasiado tiempo idear un plan, siempre había querido pasar una temporada en el mar, caminar sobre las olas sonaba divertido, está decidido, pensó Jack con un guiño travieso, mientras terminaba untar cuidadosamente el pegamento ultra resistente de Norte a todos los asientos y puertas, dentro de tres días me escapo a recorrer el mundo. Por supuesto esa noche los tres días de preparación se redujeron a mañana.
Por supuesto Norte se puso furioso cuando un montón de duendes aparecieron misteriosamente pegados a las sillas y las puertas, antes de que Jack pudiera alegar su inocencia fue condenado a irse a la cama las siete sin cenar durante una semana.
Al día siguiente Jack reunió todas sus pertenencias, eso quería decir su bastón y…  su bastón. Luego se escabullo a la cocina por suministros, en realidad él no necesitaba comer, pero las galletas de Nick eran deliciosas, Jack suponía que sabrían mejor si no se convirtieran en cubitos de hielo mientras las masticaba, pero que remedio.
Por fin llegó la noche, pero todavía esperó pacientemente hasta la medianoche antes de salir silenciosamente a la sala central, ¿Qué porque medianoche? Sencillamente porque la medianoche era genial. Con pasos sigilosos se abrió su camino hacia la puerta, ya estaba a medio camino cuando súbitamente todas las luces se encendieron.
- ¡Argh! – gritó Jack parpadeando ante la súbita iluminación.
Todo había salido mal, cuando sus ojos se acostumbraron a la luz descubrió que todos los guardianes estaban allí mirándolo con reprobación. Genial, estaba metido en un buen lío, Rob se adelantó y le lanzó una mirada asesina.
- ¿Qué se supone que estás haciendo?
- ¿Yo? – Dijo Jack tratando de parecer inocente.
- Si, tú.
- Ummm… ¿nada?
- Déjame ser más claro ¿Qué rayos se supone que estás haciendo, tratando de escapar en mitad de la noche?
- ¡Maldición! – Exclamo Jack antes de poder contenerse.
Lo habían descubierto todo.
- ¿Cómo demonios me descubrieron?
Apenas salieron las palabras de su boca los guardianes soltaron resoplidos burlones, Toothiana le dijo con sarcasmo:
- Todo el día has estado actuando de forma ridículamente extraña, andando por todo el lugar de puntillas pegado a las paredes, además salías corriendo apenas nos veías ¿cómo no íbamos a notar eso? Por si fuera poco, tú nunca te vas a dormir a la hora que te decimos, siempre te quedas despierto armando jaleo hasta tarde, por eso nunca te despiertas a tiempo, jamás nos habías hecho caso cuando te mandábamos a dormir, mucho menos sin cenar. Lo más probable era que estuvieras tramando alguna trastada, tu comportamiento sorprendentemente bueno lo auguraba, era la paz que precede a la tormenta.
- Es verdad – corroboró Norte – Generalmente nos hubiera levantado un montón de humo y te habríamos encontrado a ti en medio de la cocina hecha un desastre, mientras alegabas que sólo estabas haciendo galletas porque tenías hambre.
Sandy asintió enérgicamente para asegurar que estaba de acuerdo. Jack no podía creerlo su plan perfecto se había arruinado en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo podían ser tan desconsiderados, acaso no sabían de sus esfuerzos por actuar con sigilo? De todas formas, estaba determinado a irse de vacaciones al mar, definitivamente se marcharía lejos.
- Bueno ¿y qué? Lo admito me marcho, de todas formas, yo ya no soy un niño, no pueden tenerme encerrados aquí para siempre, volveré después de un tiempo, además ¿Qué importa? Las cosas han estado mortalmente aburridas desde que derrotamos a Pitch Black, literalmente el desastre más grande he sido yo, lo cual ya es mucho decir.
- ¿No es mucho decir? casi acabas con nosotros – rezongo Rob burlonamente.
- Ya sabes lo que dicen; “lo que no te mata te hace más fuerte.”
Los guardianes lo miraron con fastidio, Jack les dedico una mueca:
- En fin, ya que veo que todos estamos de acuerdo, precederé con la fugación y la escapación con el mayor sigilo y ustedes amablemente pretenderán que nunca me descubrieron, incluso podrías ir a mi cuarto al día siguiente a despertarme como tienen la horrible costumbre de hacer y podéis hacer todo un alboroto al no encontrarme en la cama ¡hasta pueden poner la guarida pata arriba buscándome! Toothiana podría derramar unas cuantas lágrimas, preocupada por la desaparición de su queridísimo Jackie.
-En tus sueños mocoso – dijo Toothiana sarcásticamente. – Eso no va a pasar, en especial porque mi “queridísimo Jackie” no se va a marchar, se irá obedientemente a su camita si no quiere hacer enojar a la tía Tot.
Jack refunfuño irritado:
- El queridísimo Jackie se niega terminantemente irse a la cama, reitera su determinación de irse al mar de vacaciones, informa de su determinación de hacer un berrinche si no le conceden el permiso.
La cara de Toothiana adquirió una tonalidad verdosa enfermiza, todos los guardianes sabían de primera mano que Jack era un experto haciendo berrinches, su capacidad para irritar a la gente hasta la locura había sido pulida al grado de un arte maestro.
Norte negó desesperadamente con la cabeza soltando un gruñido:
- Nada de berrinches, todavía no me recupero del último.
- ¿Tanto odias mi casa?
Sandy lo miraba con una expresión herida.
- Estoy tan triste que me voy a poner a llorar… No sabía que yo te caía tan mal…
Sandy gesticulaba dramáticamente mientras sus expresiones se volvían más exageradas, Jack alzo las manos, intentado arreglar su error.
- ¡No, por supuesto que no! no es eso Sandy, es sólo que… emmm… pues… ya sabes ¿no? Este… ¡ejem, pues si eso!
La expresión de Sandy se volvió aún más indignada:
- ¿Es sólo que qué?
- Pues… Ya sabes, el silencio en tu casa y yo siendo tan ruidoso, ya sabes como soy de torpe y patoso… De seguro que te molestaría, no me gustaría perturbar tu hogar…
Sandy sonrió malévolamente.
- Ah, así que ese era el problema, no te preocupes yo siempre estoy encantado de recibirte en mi casa no es ninguna molestia, incluso he planeado algunas actividades para ti: meditación en silencio, retiro de silencio, quien este callado más tiempo gana, el que haga un ruido pierde…
Jack puso expresión de horror, las cosas no podían estar peor.
- ¡No! Quiero decir no gracias, pero yo no vuelvo allí ni a rastras, si me quedo otras vacaciones en tu casa estoy seguro de que me volveré loco y me moriré de puro aburrimiento.
La cara de Sandy se quedó inexpresiva, Sandy era un maestro de las caras de póker, Jack no sabía que estaba pensando, pero estaba seguro de que sus habilidades diplomáticas habían brillado por su ausencia, estaba metido en un buen lío, Sandy de seguro estaba enojadísimo. De repente una enorme mueca cubrió la cara de Sandy, mientras estallaba en unas carcajadas silenciosas.
- ¡Te pille! JAJA, deberías haber visto tu cara, fue épico.
Los demás guardianes lo miraban burlones. Jack frunció el ceño enfurruñado, Sandy le había sacado un buen susto.
- Jaja divertidísimo – dijo sarcásticamente – muero de la risa, ahora déjenme en paz, esto no cambia que piense ir al mar a ver pececitos, no me detendréis no pienso cambiar de opinión.
Rob se adelantó diciéndole con firmeza.
- Ni pensamos hacerlo, aunque dudo que haya poder en la tierra que sea capaz de detenerte durante mucho tiempo. Pero tampoco te vamos a dejar vagar sólo a la deriva, ya me imagino que harías sin supervisión, Pitch Black parecería un bebé a tu lado con tus “bromas inocentes” y tus “travesuritas”, así que para evitar el fin del mundo yo iré contigo.
Jack lo miró sorprendido, no se había esperado eso, de hecho, ni siquiera había imaginado que lo dejarían marchar, sabía que detrás de sus palabras burlonas Rob le estaba haciendo un verdadero ofrecimiento, no lo dejaría sólo. Miro a los demás, Norte lo miro con aire severo mientras asentía gravemente demostrándole su apoyo, Toothiana levanto los pulgares dándole ánimos mientras le sonreía, sólo Sandy lo miraba con los brazos cruzados y la nariz alzada con aires de marquesa ofendida, Jack intento disculparse con el hombrecillo.
- ¡Ay, vamos Sandy! No estes tan ofendido, estoy seguro de que tu casa tiene algo genial, tal vez sólo está escondido en el fondo… muy en el fondo.
Rob soltó una carcajada que rápidamente disimulo en una tos ante la mirada de reprobación de Toothiana, Norte no se contuvo y estallo en una de sus estruendosas carcajadas. Si las miradas pudiesen matar la de Sandy los hubiera dejado fritos al instante. Se abalanzó sobre Jack mientras lo aporreaba con puñados de arena.
- ¡Ay, ay! Está bien, está bien, me rindo ¡tregua, tregua! – Grito Jack intentado escapar inútilmente de los puños de arena - ¡Perdón, perdón! Suplico piedad.
La sonrisa perversa de Sandy fue aterradora.
- No hay piedad para los que desprecian mi hogar.
Dijo Sandy antes de enterrarlo en un montón de arena.
- ¡Argh!..
Jack se debatió, cuando por fin consiguió desenterrarse, lo recibió la mueca de Sandy… junto con otro buen puñado de arena.
- ¡Me rindo, piedad! ¡Rob, Norte sálvenme!
Por supuesto lo único que hicieron fue reírse, no parecía importarles.
- ¡Sandy, piedad! Haré lo que sea ¡mira hasta te traeré un pez!
La arena desapareció como por encanto, Sandy lo miro malévolamente mientras arqueaba una ceja.
- ¿Lo que sea?
Jack tragó saliva, había caído de la sartén al fuego.
- Ummm… ¿si, tal vez? Eh, bueno sólo si lo que me pides no es algo muy difícil ¿Qué te parece dos peces?
- ¿Ah sí?
Sandy alzo la mano izquierda donde ya se estaba formando un pequeño remolino de arena, Jack retrocedió lentamente.
- Este ¿Sandy? ¿Qué te parece si primero discutimos esto?
Sandy le dedico una mueca mientras movía la muñeca haciendo desaparecer la arena y sosteniendo una carta en su lugar.
- Puedes quedarte tus peces y descuida lo que te pido no es muy difícil, sólo tienes que ir a este internado, no te estoy pidiendo que te quedes. – Continuo Sandy rápidamente al ver la cara de Jack. – Sólo que vayas y si veas si te gusta… Allí podrías aprender muchas cosas, incluso podrías hacer amigos.
Jack guardo silencio, al final con un suspiro resignado tomo la carta ¿Qué le costaba complacer al hombrecillo? Al fin y al cabo, no tenía que quedarse, además nuca le dijo cuando lo haría. Se sacudió esos pensamientos, ya se preocuparía de eso más tarde, con un alegre cacareo dio un salto listo para marcharse. Un repentino tirón en la pierna lo detuvo, Rob lo estaba agarrando del pie.
- ¿Adónde crees que vas?
- Ummm… ¿Al mar?...
- ¿No olvidas algo?
Jack reviso rápidamente, bastón, galletas, ropa interior, sudadera, todo en orden.
- No creo que no.
A Robin le entro un tic en el ojo.
- ¡A mí, mendigo imbécil!
- Ah cierto lo olvidaba, anda hazte pequeño y metete… en donde quepas.
Jack estaba orgulloso de haber resuelto el problema de forma tan fácil y rápida. Después de la lucha contra Pich Black, los guardianes habían descubierto que Rob podía encogerse a voluntad, eso además de sus madrigueras lo hacía un maestro del juego de las escondidas, Jack había renunciado hace siglos a ganarle en ese juego, pero ahora esa habilidad sería útil para el viaje. Extrañamente en ese momento el conejo no parecía querer encogerse sino todo lo contrario, con la nariz temblándole de rabia se puso a vociferar:
- ¡Es medianoche por si no has notado! No pienso viajar a mitad de la noche sólo porque sí, además no llevas suficiente comida, apuesto a que sólo llevas dulces y galletas. No llevas ni siquiera un morral donde cargarme, puede que tu no lo sientas, pero estas ridículamente frío, y yo no pienso congelarme hasta la muerte ¡me dará hipotermia antes de cinco minutos!
Jack arrugo la nariz, había olvidado ese pequeño detalle, afortunadamente Norte llegó al rescate:
- No te preocupes Rob, tengo la mochila perfecta para Jack, la hice yo mismo, está pensada para resistir la escarcha del moscoso, el interior no se congelará por muy cerca que este de ese niño, además la encanté para que le quepan un montón de cosas sin crear gran volumen, (todavía sigo trabajando en el peso) es tan grande que incluso podrías meterte sin encogerte, aunque estarías un poco apretado, claro.
Ante esto el conejo se calmó visiblemente:
- ¿En dónde tienes esa mochila Norte? Será mejor que yo haga las maletas o este cabeza hueca sólo cargará con tonterías, estoy seguro de que no lleva ni un cambio de ropa, mientras carga un montón de basura inútil como las esferas de Navid rotas del año pasado. Jack desvió la mirada, avergonzado el maldito conejo lo conocía demasiado bien.
- Esta bien, pero no iremos mañana temprano.
- Me parece bien. – Dijo Rob.
Jack se despidió de los guardianes con la mano antes de saltar a la noche que lo esperaba con los brazos abiertos.

Por supuesto al día siguiente Rob estaba listo a primera hora de la mañana mientras él apenas tenía ánimo para bajarse de la cama, los siglos en vela siempre le cobraban factura en las mañanas, la noche anterior le parecía una enorme tontería ¿Quién por todos los demonios le inspiraba esas encantadoras ideas de irse a vagar por medio mundo? Al final el mar sólo era un enorme charco de agua. Sin poder retrasarlo por más tiempo debido a los insistentes golpes de Rob en la puerta, Jack se levantó con un gruñido. Lo recibió un Rob muy malhumorado que cargaba una mochila por encima del hombro.
- Aleluya por fin sale su majestad de sus alcobas, llevo horas esperándote. Toma. – Le dijo el conejo arrojándole la mochila.
Acto seguido el conejo salto al interior de la mochila encogiéndose a mitad del salto, entrando limpiamente para desaparecer en sus profundidades.
- ¡En marcha! – Le llegó la voz imperiosa de Rob desde el fondo de la mochila, maldito conejo.
Con un gruñido adormilado Jack se dirigió al Sureste, hacia allá estaba el mar. Los otros tres guardianes lo esperaban en la salida. En instante Jack fue estrangulado por una llave de Norte, mientras Toothiana lo besaba cariñosamente y le recordaba que debía lavarse los dientes tres veces al día, Sandy sólo le palmeo gentilmente la espalda colándole un buen bonche de arena por la sudadera en el proceso.
Antes de morir estrangulado Jack se escurrió del abraso de Norte, apenas se vio libre escapo a todo trapo, cuando estuvo a una distancia segura se giró agitando la mano a modo de despedida, sin dejar de tirar arena por todos lados. Pronto el cuartel no era más que una mancha en el horizonte, por fin, la aventura comenzaba.

Lo que sucede después de felices para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora