Segunda taza

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Que bueno que les gustó Frankestein, tardaré en el segundo capítulo, como dije son complicados.

Ahora con nuestras viejitas, que malos pensamientos ¿cómo pueden dudar de la señora Luthor? Sin más que lo disfruten.

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Kara deja inmediatamente el teléfono en la mesa, yendo tras su novia.

Alcanza a verla dando vuelta en el pasillo bajando las escaleras, entonces se va la luz, llegan los enfermeros, una alarma que no sabía que tenían empieza a sonar, luces de emergencia naranjas parpadean desde los techos, en fin un desastre.

Son alrededor de las 9 cuando todos los residentes del asilo Rojas se reúnen en el gran salón. La luz ha vuelto. Los ancianos en su pijamas están asustados, hay ambulancias, policías y bomberos estacionados en frente, al menos 15 residentes tuvieron crisis nerviosas.

Kara tuvo que cambiarse de ropa, está sentada en un sillón junto a Alex que se está tomando un té de tila y valeriana, para eso de los nervios; la rubia mira ansiosa su reloj en su teléfono, Querl fue una esas crisis, por lo que están esperando un diagnóstico favorable, además no ha visto a Lena desde entonces.

-Espero Querl esté bien- murmura la señora Danvers dejando su taza en la mesita.

Aunque su punto de reunión es ahí, la mayoría ha salido a ver, a estorbarle a los servicios de emergencias.

La señora Zorel, comienza a rebotar su pie.

-Es más fuerte de lo que crees- contesta volteándose para mirar por al ventana, hay una gran multitud, si salen a verlo, no podrán acercarse.

Su corazón late con más fuerza al ver una de las ambulancias arrancando a gran velocidad, tiene prendida la bocina.

No aguanta más, debe saber lo que ha ocurrido.

-Iré a ver- dice poniéndose de pie.

-¡Te acompaño!

Alex la sigue al patio trasero, avanzando entre la multitud, si los policías tenían problemas con las quejas de los ancianos, no se comparan con la turba furiosa alrededor de la directora. De por sí ya es extraño que esté aquí a esta hora, aunque podrían haberle avisado, esto obviamente debe ser supervisado por ella, sin embargo, Andrea Rojas es tan buena para las crisis como para administrar, por lo que despacha a cada queja con mano firme, logrando, con apoyo de sus enfermeros, doblegar hasta al más necio abuelo. Solo hay una persona que está inconsolable, y es la señora Willis que de rodillas, llorando en el piso mira a los bomberos apagar lo que queda de su precioso santuario.

Entonces llega aún bombero con una caja de fusibles irreconocible por el fuego.

-Este fue el problema, hubo un corto circuito- explica el hombre mostrándosela a la directora-. La caja de fusibles no aguantó, ya era vieja.

A la declaración se une el jefe de policía.

-¿Desde cuándo tenían el sistema de riego e iluminación del invernadero?- interroga.

Andrea cruzada de brazos responde sin dudar.

-El 85' era lo más nuevo entonces, se estaba apartando presupuesto para cambiarlo pero...

Voltea a ver a la señora Willis que todavía de rodillas, toma un pedazo de vidrio de la puerta.

-Los sistemas de riego que se vinculan a los teléfonos inteligentes nunca podrán reemplazar a pasear por tu jardín con tu regadera dándole agua a cada una, hablándoles, viéndolas crecer- se explica la anciana señora.

Una taza de té por la tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora