Capítulo 26

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Ya había terminado mis flores de loto. Ahora solo falta instalarlas en el teatro para la función. Las guarde cuidadosamente en sus respectivas cajas. Decidí tomar un baño, como no hay tuberías funcionales en este lugar tuve que traer agua y almacenarla. Agarre mis productos de limpieza y una pequeña banca para ducharme. Este baño estaba bien para ser el de un edificio abandonado. Lo había explorado un poco, había un laboratorio abajo y más de ese líquido rosa. Podría conseguir un poco más dinero con esos.

— ¡Oye Cuatro, ya volví! — Escuche afuera como entraba Jinx empujando todas las puertas posibles. — ¡Cuatro! ¿Saliste? — Siguió buscando. Yo seguí con mi baño, era cuestión de tiempo que se cansara o que me encuentre. Comencé a lavarme el cabello mientras veía cual de las dos opciones eran.

— ¡Escuche agua! Ah... te estabas bañando. — Entró con energía mientras retiraba la espuma de mi cabeza. — ¿No deberías salir si alguien se esta bañando? — Hizo caso omiso a mi pregunta y se puso de cuclillas frente a la puerta. — No es como si no te hubiera visto desnudo antes. — Dijo tamborileando sus dedos en su mejilla. Gire mi vista y abrí un poco mis ojos por como estaba, tenia un gran hematoma alrededor de su cuello y sangre en sus manos. — ¿Te atacaron esos firelights otra vez? — Agarre mi toalla y camine hacia ella, quien se levantó con un salto. — No, fue contra un tipo robot que me encontré. Era un tipo aún más raro que tú. — Alcé su mandibula para poder ver mejor el hematoma, mientras la escuchaba, estaba comenzando a tornarse de color verde. Agarre sus manos y vi que tenian leves cortes en ellas. — Me ofreció convertirme en una maquina como él. — Arrugue mi cara ante ese pensamiento. Reemplazar tu cuerpo por partes de metal. — ¿Donde queda la belleza en eso? — Ella dio una leve carcajada. — ¿Qué es gracioso? —

— Nada, es solo que le dije que si perdía un brazo dejaría que lo reemplazara. Me dio risa en pensar que me parecería un poco a Sevika si eso pasa. —

— ¿Tienes alguna otra herida? — Se dio la vuelta y mostró su espalda, estaba algo raspada. — Duele menos de lo que se ve. — Salimos del baño y fui a buscar un ungüento para su cuello. También vestirme. Ella estaba acostada agitando sus piernas de arriba a abajo. Cuando me vio se sentó. Tomé asiento y ella se acercó alzando su rostro. — Pareces emocionada. — Sonrió de una forma pilla, como si hubiera sido descubierta por una travesura. Comencé a untar el ungüento en su cuello. Me dio un sentimiento de incomodidad al ver su piel lastimada. No me gustaba que esa piel blanca con este tipo de marcas. ¿Por qué me esta resultando molesto?

— ¿Se ve tan mal? — Bajo su cabeza y sobando su cuello con sus manos. Negué con la cabeza. — La herida de tu pierna se veía peor. Hablando de esa herida...— Alzó su pierna para mostrarla. — Ya está cerrada. — En efecto, la herida había cicatrizado bien, apenas quedó una línea que mostraba la antigua herida. — Jeje, da cosquillas. — Pase mi pulgar por toda la línea y ella recogió un poco su pierna, riendo.

Velocidad, agilidad, fuerza y una capacidad de sanación acelerada. ¿Qué más otros secretos guarda?

Me saco de mis pensamientos cuando tomo asiento encima mio. Luego enredo sus dedos en mi cabello mojado para despeinarlo. Aunque de la nada me mordió el cachete, me sorprendí, pero no hice nada para quitarla. Infló un poco sus cachetes y siguió mordisquieando.

— Sabes a jabón. — Termino de morder y puso su mentón sobre mi hombro. Por inercia agarre una de sus trenzas. Desde que la comencé a obligar a cuidar su cabello este ha mejorado bastante en coloración, tampoco era tan rasposo como solía ser.

Mi espalda comenzó a doler así que me gire un poco y me acosté, ella no se separo y cuando caí ella se acomodo para acostarse encima mio. Estuvimos así un buen rato hasta que ella cayó de lado y me di cuenta que se había quedado dormida. Realmente debió haber estado cansada para dormir conmigo, eso o su sentido de peligro había bajado conmigo, se tomaba demasiadas libertades a mi alrededor estos días, prácticamente se ha terminado de mudar aquí, aunque suele evitar ir a otras partes, en especial arriba, daba excusas de hacer más bombas o limpiar el cañón de sus armas. Para ella ir a esa zona es un tabú.

Más allá de la escenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora