Capitulo 10

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No podía dejar de alternar mi mirada del techo al tipo que hace poco me llamó hermosa ¡PERO ENSERIO! NO SE POR QUE ME PONE TAN NERVIOSA! Su forma de hablar me parece algo tétrica, pero a su vez es relajante, me recuerda un poco a Silco... La forma que habla  y como se expresan sin ningún tipo de vacilación, de forma directa y que te demuestra lo que quiere al instante. Tal vez por eso me acerque a él y no dispare al momento que me detuvo en la cantina.

Mire a Ziggs que solo comía unas galletas, estire mi mano indicándole claramente que me de una, pero se hacía el ciego, sin darme cuenta el tipo estaba a mi lado golpeando en mi cara otra caja de galletas — Me estas cayendo cada vez mejor — Le dije mientras habría la caja y comenzaba a comer, se notaba que las compro en Piltover eran deliciosas y no tenían harina vieja ni cholcolate rancio de tres meses

— ¡Que ricas! — Él arrastro una silla y se sentó a limpiar sus armas, fue un momento bastante agradable y tranquilo, algo que rara vez me pasa. Tal vez fue por eso  que comencé a tener sueño, no debería confiar en este extraño del que apenas he hablado unos 15 minutos y visto 1 hora en total pero ahora mismo no me importaba solo quería olvidar todos mis problemas por solo unos momentos.

Al levantarme sentí como si todos qué había pasado ayer era solo un sueño, pero verme arropada, Ziggs en el suelo y al tipo dormido en la silla fue suficiente para saber que no.

Recogí mis piernas y sonreí con la imagen frente a mi. Observe más a al tipo y me dio curiosidad su rostro, no lo había visto aún así que me levante dispuesta a sacarsela, camine sin hacer ningún tipo de ruido apenas la roce agarro mi mano de repente y casi grito — Jaja holi... Buenos días ¿ya amaneció? — Lo salude y retire mi mano para esconderla atrás de mi

— ¿Quieres ver que hay abajo de ella? — Asentí ante la pregunta, su mano se elevo para quitársela mientras, emocionada esperaba que se la quitase - Detrás  de esta máscara... —

Detrás de esa máscara... pensé para mi misma — Hay otra máscara — Y realmente había otra máscara. Arrugue mi rostro.  — No era lo que esperaba, pero estoy... ¿satisfecha? Hmmm... No. — Me tire encima de él tumbandolo al suelo antes que siquiera pudiera reaccionar. Estando encima agarre la segunda máscara dispuesta a quitarla. Cuando logre alzarla hasta un poco más arriba que su nariz me quito de encima con sus piernas.

Nos levantamos y miramos fijamente un momento, él esperando mi próximo movimiento y yo el suyo. Volví a cargar contra él agarrando su brazo izquierdo, empujándolo contra la pared, era más alto que yo así que mientras agarraba su mano el agarraba la máscara con la otra para que no se la quitase  — Vamos... ¡Déjame ver! — Ya cansada solté su mano, agarre a chispitas y le dispare  en su abdomen, segundo después estaba de rodillas tosiendo y sujetando su estómago

— ¿Quien le dispara a la persona que lo ayudó hace un momento? — Me arrodille ignorando la pregunta y sujetando la máscara mientras sonreía con satisfacción —  Hubiese sido más fácil dejarme ver desde un principio — Quite la máscara y aprecie su rostro, era alguien mayor que yo al parecer pero no se veía viejo, su cabello era negro y sus ojos azules, era guapo, tenía cierto parecido a la señorita sombrerotes, tal vez algún familiar o será del mismo lugar que Jhin, si ya recorde su nombre. Me senté, sujete su rostro por las mejillas

— Te ves bien Jhin — Sonreí de lado mientras movía su rostro de un lado a otro, tenía el seño fruncido mirando mal, muy mal creo, trato de levantarse pero se tambaleó y cayó encima mio — Pesas — Le dije dándole palmadas a su espalda — Párate pues — Escuche un gruñido de su parte — Oh... Si, lo siento —

Lo saque de encima mio y luego lo ayude a pararse, lo lleve arrastrando hasta a sentarlo en la cama — Enserió lo siento — Dije mientras jugaba con mis dedos por los nervios, tal vez me estaba comenzando a odiar — No hay problema, solo no esperaba el disparo eléctrico, estoy un poco acostumbrado pronto el dolor pasará — Me hizo una señal de que podía sentarme alado de él pero aún me seguía siento culpable me senté un poco lejos — Entonces... ¿Acostumbrado? — Tenía duda sobre eso, yo soy resistente por lo que me metió en la sangre el Dr. Singer  el parecía ser un humano normal — Hace años... — Uh... típico comienzo de monólogo de viejo.

— ¿Oh cierto cuantos años tienes? — Le interrumpí y me acerque un poco (mucho) a su rostro — Treinta y ocho. ¿Y tu pequeña hortensia? — Era mayor, pero no pasaba de 60 entraba en mis gustos, creo que tengo cierta preferencia de juntarme con hombre mayores, simplemente no entendía a los jóvenes — Veintidós. Son como... Dieciséis  años de diferencia. Bueno continua ya no te interrumpo —

— Haces unos años yo aterrorizaba un continente entero, Jonia. Para ellos lo que hacía era una cosa bruta y cruel, pero yo solo veía la belleza de los cuerpos cuando hacía mis obras de arte, pasé años así, asesinato tras asesinato.
Todos creían que lo hacia un monstruo, algo inhumano hasta que me encontraron y me pusieron un alto. Me encerraron en una de las cárceles más seguras de Jonia donde esperaba mi muerte, pero no fue así. Me mantuvieron vivo bajo constante tortura física. Me dejaron seguir matando bajo restricción y a quienes ellos quisieron, ahora estoy cobrando eso. No puedo quedarme mucho tiempo, tengo 4 semanas, ya han pasado 4 días  —

Me entristeció un poco el oír que se iría pronto, pero por lo menos no tan pronto y ahí mismo se planteo otra duda en mi cabeza — ¿Por qué Zaun de todos los lugares? Hay mejores sitios para pasar tus vacaciones que este — Me miró a los ojos y agarro una de mis trenzas — Por vos — Mi cara se torno de confusión ante eso, no nos conocíamos de antes o simplemente no lo recordaba — ¿Yo? Pero... —

— Te vi hace cinco años en uno de mis trabajos, te veías tan... pálida, tan abatida y frustrada durante el asesinato del congreso. Eso me atrajo, tan bella flor en ese estado y sus ojos queriendo la muerte. De forma extraña me pregunte si al igual que tus lágrimas tú sangre era rosa... Parece que acerté — Ambos miramos las sábanas y si eran de color rosa aunque ya no tan brillante — Creo que será mejor comprar otras — Se levanto y yo busque con la mirada a Ziggs sin resultado, comencé a alterarme un poco — ¡¿Y mi mapache!? — Busque por todos lados, debajo de la cama, de mis armas, de la cocina, pero nada. — Perdón ya me voy, gracias por todo  — Salí de la habitación para ir a buscarlo.

Más allá de la escenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora