Capitulo 22

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Vi salir a la pequeña flor con entusiasmo. Toque el borde de mi máscara donde la había besado. Las emociones que generaba en mi eran extrañas, nuevas e irregulares. Una provocación que sólo sentía cuando la bala se deslizaba por el cañón de mi arma hasta impactar en mis lienzos y la excitación que me provocaba los cuerpos desfigurados tras mi presentación, pero que ahora se presentaba en una mujer.

— La perdición de un hombre yace en una mujer. — Me dije a mi mismo y me levante del suelo, decidiendo volver a mi puesto de trabajo. Tenía unos asuntos que terminar. Cuando estuviera libre volvería con ella. ¿Volver con ella? Ja, me reí por ese pensamiento. Ridículo e insensato, las nuevas experiencias son pinceles pintando en lienzo ya creado. Añadir demasiadas cosas puede estropearlo. Camine por las concurridas calles de Zaun hasta Piltover, debía reponer algunos materiales faltantes para mi próxima actuación. La ciudad del progreso me ofrecía un arsenal inmenso para crear mis flores de loto e incluso... mejorarlos. Agarre algunas piezas, no podía cargar con tantas cosas hasta halla sin una carreta y tampoco debía llamar mucho la atención. Fui a dar una vuelta a la ciudad para comer, la comida no era tan buena como la de Jonia para mí, sabores mecánicos en la carne, no era lo mejor, esperaba más la verdad. — ¿No le gustó la comida? — Me gire para ver a la señorita Kiraman tomando asiento a mi lado tras mirar mi plato a medio comer. — No cumplió con mis expectativas. — Le respondí y me dio una mirada inquisitiva. — Usted es una persona con mucha exigencia al parecer. —

— Si no se exige a si mismo, ¿como harás más cosas bien? Así mismo con los demás, ser firmes con otros pueden sacar a relucir sus habilidades o su insensatez. — Ella sonrío. — Je, creo que tiene razón. —

— Disculpe el no haber asistido a la reunión planeada. — Parece que se sorprendió cuando se lo dije. — ¡Oh mi...! Yo lo olvide por completo. — Se sujeto las cienes y las sobó con algo de fuerza. — No se preocupe, fue un día demasiado desastroso, ¿verdad? — Solo me asintió la cabeza con cansancio.
— Fue un día difícil. — Llamé a la camarera para pedir dos tazas de té.
— Lo entiendo, todos tienen días complicados. Más aún si son provocados por otros. — Comenzó a golpetear la mesa con su dedo en señal de frustración y estrés. — Lamento que Piltover no esté en su... mejor momento para visitarlo. — El té llegó y sonreí con ligera burla. —De hecho mi estancia ha sido muy placentera. —- Me miró sorprendida. — No es culpa de la ciudad, señorita Kiraman, es culpa de la gente, pero... mi estancia es agradable por la gente. — Deje el pago de mi pedido en la mesa disponiendo a irme. — ¿Ya se va? —

— Aunque este de vacaciones, aun soy un hombre ocupado. — Le conteste mientras me levantaba de mi asiento
— Ya veo... hasta luego entonces. — Iba a salir, pero el sonido de la campana por la puerta siendo azotada me detuvo. Entro la mujer de pelo rosado. Paso a mi lado, empujándome el hombro, parecía molesta. — ¡Violet! — La nombrada la miro con sorpresa. — Pide perdón ahora mismo. — La señorita Kiraman se levantó y camino hasta su compañera, para luego empujarla hacia mi. — ¿Y ahora que hice? —

—Señor Ihan lamento el comportamiento de mi compañera ella es un poco... — Titubeó un poco pensando una palabra para describirla sin sonar grosera — No te atrevas a terminarlo, pastelito. — Que curioso apodo. A pesar de sus personalidades tan opuestas parecen llevarse bien, aunque la actitud de Violet... era todo menos agradable. Sonreí. — No se preocupe por eso señorita Kiraman. — Mi mirada se centro en Violet quien giraba los ojos al lado contrario de la señorita Kiraman. Luego ella me miró, comenzó a analizarme. Su mirada despreocupada cambio a una de irritada. — ¿A ti que se te perdió? — Mis ojos se entrecerraron ante la vulgaridad de esta mujer. Me agache a su lado y recogí una de las piezas de mi flor de loto. Empujó el brazo donde llevaba las bolsas e hizo caer esta pieza. — Esto. —  Se lo puse cerca de su rostro y arrugó más las cejas. — Espero verla de nuevo señorita Kiraman sin... obstrucciones. —
La cara de la pelirosa se volvió de ira, se remango su camisa dispuesta a darme un golpe, pero la señorita Kiraman la sujeto. Me di la vuelta y las dejé, ya conocía un poco más sobre mis adversarias. Su falta de control es algo a lo que se le puede sacar provecho.

Decidí dar un último paseo para seguir aprovechando el aire. Tal vez sea mejor conseguir una máscara de oxígeno, el aire lleno de contaminantes comienzan a afectar mis pulmones. Me ha invadido una tos molesta, no es constante, pero es un indicio de que algo anda mal.

También había otro problema... esa chica joniana que estaba con la señorita Kiraman y la oficial vulgar. La había visto en el ataque a la base de esos niños. Me había mirado y sonreído. Era perspicaz, una asesina que lo único que impedía que me atacará en ese instante era la distancia, los mismos del consejo joniano hablaban de ella como una joven prodigiosa, pero imposible de amansar. La discípula de Shen. Eso significa que sabe que no estoy en la cárcel y si él lo sabe, Zed también, y como no pueden dejar Jonia por distintas razones han enviado a sus alumnos a encargase de mí. Ya conozco la apariencia de uno de ellos, falta otro.

Me detuve en un banco, más específicamente el banco que había atacado Jinx. Mire atentamente el edificio, aún había rastros de la destrucción ocasionada por la pequeña hortensia. Ya había comenzado la reconstrucción del edificio, había mucha gente junto a los policías gritándole a un hombre. Ignore todo y seguí mi camino.

Esta ciudad progresista tiene el mismo aire que Zaun, solo que en menor cantidad. No era puro como el aire de Jonia, tan exquisito y lleno de magia  que incluso aquellos que no poseen cualidades mágicas pueden sentirlo e incluso verlo. Lo de aquí solo es vapor. Regrese a Zaun para continuar las flores de loto. Mi espectáculo final sería muy pronto y debo preparme para dejar una función inolvidable para estas dos ciudades. ¿Debería hacer un drama o un musical?... Lo pensaré después, aunque el musical me tiene tentado, con las explosiones de mis flores será un espectáculo trascendental.

Tal vez incluso aparezca la señorita Kiraman, ¿debería mostrarme frente a ella en ese momento para generar una mejor escena? La traición es uno de los mejores temas para abarcar una escena, el como la persona con la que va adquierendo confianza resulta ser solo un sucio y vil asesino... No, es una línea bastante floja. Luego arreglaré eso. No quiero errores ni líneas que aburran a mi nuevo público. Como artista busco siempre dar mi mejor rostro a los espectadores, trabajo con más énfasis que cualquier otro, tanto en las obras como en mi material. Nunca repito una obra, cada una debe ser única, eso hace mis obras tan especiales e inolvidables.

Me dedique el resto de la tarde y noche en preparar mis flores y grabar las runas en cada una de ellas para que pudieran funcionar sin fallos. La magia incrustada potencia el efecto de las flores y también de mis balas. Me llevo unos años perfeccionarlas y cuando estuvieron listas no resistí el impulso de mostrárselo al mundo lo que había creado. Siempre recuerdo el rostro de mis víctimas al recibir el impacto. Era sin duda algo sublime.

Ya había hecho 80 flores y 44 balas nuevas, no pude seguir haciendo debido a la falta de algunos materiales, pero me gustaba haber quedado en múltiplos de cuatro. Me dirigí a la cama tras comer un bocadillo que había comprado enantes. Me pregunto como será el día de mañana, cada día es un drama diferente, la monotonía me aburre, pero aquí en Zaun es de todo menos algo monótono. En la mañana volvería a salir, había hecho las balas de susurro, pero faltaba las otras, las había gastado en ese chico Firelight. Arrugué mi entrecejo recordando como esquivaba cada una de mis balas como si pudiera leer el futuro. Él se convertirá en una de mis próximas obras artísticas.



Perdón si me demore en este capitulo, pero Jhin se me hace algo complicado de realizar en primera persona, porque siempre trato de usar la esencia del personaje y no cambiarlo.

Más allá de la escenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora