Nacer hacía la muerte/Vivir preparándose para la muerte

Capítulo 5-21

—Laocao.

Jia jia chang

Con el estridente sonido de frenado, Li Muzhe extendió sus largas piernas y se detuvo junto al puesto de pasteles de sésamo al lado de la puerta de la Escuela Secundaria Baiju.

Él era muy cercano a estas dos personas, llamando al mayor Laocao (Viejo Liu) y al menor Xiaoliu (Pequeño Liu).

Xiaoliu es tímido y no habla mucho, simplemente se concentra en hacer los pasteles de sésamo. Laocao, por otro lado, es cálido y siempre sonríe, incluso si hay muchos clientes. Nunca se muestra apurado.

Hoy Li Muzhe llegó muy tarde y estaba a punto de llegar tarde. En el puesto de pasteles de sésamo de los hermanos, él era el único estudiante que lo visitaba.

Laocao lo miró todo apurado y sonrió:

—Parece que estás a punto de llegar tarde. Acabo de ver entrar a tu profesor.

—¡Maldición! —Li Muzhe buscó apresuradamente en sus bolsillos—. Olvidé que tenía una clase temprano. Debes darte prisa, no tengo tiempo.

Mientras buscaba en sus bolsillos, recordó algo y le dijo al vendedor:

—Quiero dos, dos pasteles de sésamo.

—Ambos con huevo y salchicha. —Sacó algunas monedas desordenadas y las contó—. Maldición, olvídalo, solo quiero uno con huevo y salchicha, el otro sin nada.

Laocao, sosteniendo una salchicha en la mano, preguntó:

—¿Solo le pongo hojas de vegetales?

—¡Vamos! ¿Olvidaste las tiras de papas y pepino? —Li Muzhe, familiarizado con el proceso, metió el dinero en la pequeña caja, se lamió los labios y de repente se puso un poco tímido—. Um, por cierto, por favor no pongas chiles.

¿Quién es Li Muzhe? ¡Le encanta la comida picante!

—De acuerdo, lo cortaré más fino para que sea más fácil de masticar —contestó Laocao.

—¡Eh! —Li Muzhe se rió con alegría—. Eso es correcto.

Xiaoliu, con la cabeza gacha, sonrió y habló de manera honesta:

—¿Li Muzhe, tienes una chica que te gusta, verdad?

Li Muzhe se comportó como un estudiante modelo, con una expresión de alegría contenida y orgullo en su rostro. Presionó el claxon del auto dos veces de manera casual, miró fijamente el pedal y con entusiasmo dijo:

—¡Ah! No es una chica, es mejor que una chica.

—¿Sabrá ella que compras a esta hora? ¿Ya ha desayunado?

—No, nunca lo he visto desayunar. Antes solía escuchar a su compañero de mesa decir que no le gustaba desayunar.

—Ahora las chicas jóvenes siempre están preocupadas por perder peso —dijo Laocao de manera generosa—. Está bien, agregaré tocino gratis. Seguro que a ella le gusta.

—¡Oh, genial! —Li Muzhe aceptó de inmediato, pero luego reflexionó y se detuvo—. Espera, no estoy seguro si le gusta el tocino. Mejor ponlo en mi propio pastel.

—¡Eres demasiado detallista! —Laocao lo miró con desdén—. Eres un chico ágil, ¿por qué eres tan meticuloso? ¿O es que quieres comerlo tú mismo?

Cuando su relación fue cuestionada, Li Muzhe se sintió desafiado y sus ojos se abrieron de par en par.

—¿Qué estás insinuando? ¿Hay algo que yo no pueda hacer por él?