Pov carta
Querida Ofelia,
Como el rocío de la mañana que cae para regar las plantas y hacer relucir los colores de las flores, así son mis ganas de estar contigo, acallar todos tus temores y hacerte ver lo hermosa que eres.
En estos momentos recuerdo el baile de coronación que hubo en el pueblo, todas las chicas engalanadas danzando al compás de los tambores, la flauta y la guitarra. Y una hermosa mujer, creo que era tu madre, se subió al estrado para cantar una pegajosa melodía, y todas las parejas se arremolinaban en la pista de baile. Las risas de las personas, la algarabía y el sonido de la música eran toda alegría, pero mis ojos te buscaban en medio de la multitud y grande fue mi sorpresa al verte bailar sola detrás de la tarima, mientras aplaudías y coreabas la canción.
Desde antes ya lo sabía, pero con cada gesto que hacías me demostrabas que las princesas mágicas eran reales, y tú eras una de ellas.
Este recuerdo también lo atesoro en mi corazón, para mí tu felicidad era también la mía y podía vivir con ello sin ningún problema.
Espero que esta noche tampoco me olvides.
Atentamente, A.N
POV fin carta
El sonido de unos suaves golpes sobre la puerta anunciaron a la joven que estaba sentada sobre su cama leyendo la doceava carta de la noche, que ya había amanecido y que era hora de ir a la escuela, para ella no era suficiente leer las cartas una vez, necesitaba grabarse esas palabras que desprendían con tanta vehemencia un intenso amor.
Se arregló para salir de su casa, no sin antes tomar varias cartas y guardarlas dentro de su libro de español, y las demás las guardó dentro del baúl.
Sus padres hablaban de manera amena a toda la familia que estaba compuesta por un chico mayor a punto de ir a la universidad, ella y luego dos pequeños que aún no hablaban bien, todos iban en el carro, rumbo al colegio.
—Elizabeth, mamá te está llamando, ¿acaso estás soñando despierta?—. Indagó el chico muerto de la risa, recibiendo un codazo por parte de la chica, que se quitó los audífonos.
—Sí, mamá, ¿me querías decir algo?— comentó, mirando a la señora frente a ella.
—Te estaba diciendo que hoy vendrán unos vecinos nuevos, y vamos a ir a saludarlos. Por favor, no te quedes encerrada en el cuarto leyendo esos papeles viejos—. Inquirió viendo el rostro de desgano que tenía su hija.
—Yo no sé qué tanto lees, ¿acaso tienes novio?— dijo, en forma de mofa el chico, que se quitó el cinturón de seguridad para bajarse del carro.
—Deja de fastidiar, Rowan, solo me gusta leer lo que deberías estar haciendo tú. Comentó imitando a su hermano, no sin antes responderle a su madre—, ¿será después de la escuela que vamos a la casa de los vecinos?
—Sí, yo paso por ustedes. Dile a tu hermano que no se pierda, que me esperen juntos aquí que yo los paso a recoger—. Sentenció, mirando a la chica y luego al chico que corría por los escalones hasta perderse, dijo— Que tengan un lindo día. No olvides sonreír; que eres muy bella para ocultar esa sonrisa.
La chica sonrió, y cerró el vehículo.
Pasadas las horas, se encontraban frente a la casa de los nuevos vecinos, y una mujer de cabello castaño les dio la bienvenida mostrándoles la sala y presentándoles a los miembros de su casa.
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24 horas para enamorarte
RomancePasaba cada segundo como vagabundo, perdido y sin rumbo. Cómo un tributo me rendía a ti sin importar los minutos. Y a tu dulzura me entrego con cada hora qué pasa. Los hombres han medido la distancia del universo, pero jamás podrán medir el amor que...