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Al finalizar las clases, Elizabeth se encontraba guardando sus libros en su casillero

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Al finalizar las clases, Elizabeth se encontraba guardando sus libros en su casillero. Rowan le había escrito para informarle que se quedaría más tarde de lo previsto en la práctica y que tendría que regresar sola a casa.

Era la primera vez que iría sola a casa. No es que tuviera miedo, pero como aún no conocía a muchas personas en el pueblo y las casas estaban distantes unas de otras, le causaba cierta desconfianza.

Suspiró con desánimo y cansancio. Estaba alegre porque finalmente podría descansar, pero, de igual manera, tenía varias tareas para hacer durante el fin de semana y entregar para el día siguiente.

Cerró su casillero y se dirigió a la salida. El cielo estaba nublado y frío. Los estudiantes emprendían su camino hacia las paradas de autobús; algunos eran recogidos por sus padres. Elizabeth también se dirigió a la parada.

Caminaba por la acera mirando los árboles que se mecían con el viento frío. El sonido que hacían las hojas era como una hermosa melodía para la joven, que quiso detenerse y cerrar los ojos para entender la letra, pero le fue imposible.

En aquella parada repleta de estudiantes, los autobuses pasaban y salían llenos, dando a Elizabeth la oportunidad de tomar asiento mientras observaba cómo la parada se vaciaba. Ya solo quedaban unas ocho personas y se acercaba un autobús. La chica subió y se sentó en un puesto cerca de la puerta, aprovechando para sacar una de las cartas que llevaba en su libro y comenzó a leer.

POV Carta

Querida Ofelia,

Los días pasan como el tiempo que tarda un bambú en crecer; pareciera que no sucede nada, pero poco a poco se extiende por toda la tierra. Quizás no tenga sentido lo que digo, pero el esperar y el extrañarte es una agonía que día con día me carcome como raíz de bambú.
Y más tras saber que no recibo palabra alguna de ti, no quiero parecer inquieto, pero como un niño o un animalillo que corre a refugiarse en el calor de su madre, así me siento yo por ti, extrañando tu calor, tu risa, tu olor, tu curiosidad y valentía.

No me considero un hombre valiente o lleno de coraje, pero de ti aprendí qué es ser aguerrido. Me has enseñado tantas cosas que me sorprende que no estés en las mejores universidades impartiendo clases. Ignorante quien diga lo contrario. Solo tú me has mostrado qué es pelear por lo que es correcto. No quiero sonar como un adulador, pero es que me haces enmudecer y venerarte. Más que mi devoción por ti, deseo poder darte todo lo que tu corazón pida, siquiera.

Mis padres me enviaron una carta hablando de una mujer de alta sociedad a la que quieren presentarme. No les pienso responder, ya que mi declaración por ti fue contundente, y por ello estoy separado de ti. Pero no me arrepiento; iría veinte veces más a la guerra si al regresar me ganaría el mérito de hacerte mi esposa. Por favor, ruega a Dios por mi alma y que me guarde de los enemigos.

Por siempre tuyo,
A.N.

POV Fin Carta

—Disculpa, ¿puedo sentarme o está ocupado?—dijo una voz varonil pero refinada, con un tono cortés y respetuoso.

24 horas para enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora