Capítulo 1: Sueño Tenebroso

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Mientras los dedos de mis pies se entremezclaban con la hierba al caminar descalzo por un pequeño prado, miré al cielo y vi una nube bastante oscura que se iba formando de la nada. Iba ocupando la zona de aquella pequeña aldea, dejando esta casi sin luz dónde ver. Miré de nuevo hacia el frente y entonces, a paso ligero, pasó una señora mayor de pelo canoso, cara estropeada por la edad, de aspecto extraño y totalmente desquiciada, corría y gritaba:

—¡Nimbus está aquí y está furiosa!

De pronto, una lluvia torrencial empezó a caer únicamente bajo la nube que cubría la aldea. Al mirar al horizonte, podía ver cómo solo llovía en esa zona. Empecé a buscar refugio, pero finalmente, eché a correr y decidí seguir a aquella anciana.

Llovía cada vez más fuerte. Los ensordecedores truenos y aquellos relámpagos caían tan cerca de mí, que aún se me taponan los oídos cuando lo pienso.

Perdí a la anciana de vista; la lluvia no me dejaba ver nada. En un intento desesperado para calmarme y buscando un refugio que me protegiera de la tempestad, vi una pequeña casa en medio de la aldea que tenía luz en su ventana. Salté la valla como pude y al cruzarla, sentí algo extraño en mí. Me acerqué y protegiéndome en su pequeño porche, llamé a la puerta mientras me sacudía el exceso de agua. Oí como se abría la puerta, me abrió una mujer tan bonita como una puesta de sol en el Caribe. Tenía unos ojos preciosos, de iris de color del cielo nocturno y unas pestañas tan largas y perfectas, que era difícil no fijarse en el detalle. Su cara, esculpida por los dioses más pícaros, lucía una expresión tan sensual que volvería loco a un hombre con un solo guiño: su pelo del color del fuego y su sonrisa dejaba a Cupido desarmado, sin pañal y sin una sola flecha.

Me miró de arriba a abajo, y luego, me sostuvo aún más la mirada un rato sin hacer nada. De pronto, me cogió del brazo y me arrastró hacia dentro, y en menos de lo que canta un gallo, me desnudó por completo... Estaba tan eufórico, que balbuceaba al intentar hablar. Entonces, con cara de querer devorarme vivo mientras se mordía su labio inferior, ella bajó los tirantes de su vestido y justo antes de llegar a ver su hermoso cuerpo desnudo, noté una tercera presencia que aparecía justo detrás de mí. Acto seguido, noté el impacto de algo que me golpeó en la cabeza y perdí el conocimiento...

Mientras abría los ojos poco a poco, con la mirada borrosa y un terrible dolor de cabeza, escuchaba un sonido extraño, como el chirriar de una cadena al rozarse con metal. Después de parpadear varias veces recuperé la visión y miré hacia donde la vista me daba; era todo oscuridad menos al fondo. Allí una tenue luz de una vela por la mano izquierda de una señora mayor, la dejaba ver sentada en una hamaca vieja encadenada a unos engranajes extraños y oxidados. Fue ese el sonido que me despertó de mi desmayo por el impacto. Y al poder verla, no me cabía duda; se trataba de la anciana que corría y gritaba por el camino.

Me puse muy nervioso, y al retomar de nuevo la conciencia, miré hacia abajo y vi como estaba encadenado yo también, pero en mi caso, los brazos a una silla, amarrado a los reposabrazos por cadenas con candados. El suelo estaba ensangrentado y pensé: «¿Esta sangre es mía o es de otra persona?». Entonces alcé la vista y la señora mayor empezó a mirarme fijamente. Su mirada era extraña, algo así de inquietante como la mirada de "Mona Lisa". Aún juraría que esa segunda vez estaba más cerca de mí que antes. Entonces dejó de mecerse y en un silencio espantoso empezó a susurrar varias veces:

—"Nimbus, pluet sanguine..."

No tenía ni idea de qué demonios me hablaba. En un intento de mantener la calma, tragué saliva y me dispuse a hablar con la voz torcida, casi susurrada...

—¿Estás bien?

Ella, sin apartar su mirada de mí un solo segundo, levantó lentamente su mano derecha y señaló detrás de mí, mientras su rostro cambiaba a una cara de auténtico terror, como si estuviese detrás de mí el mismísimo diablo en persona...

El Cazador de Leyendas Urbanas Vol.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora