Capítulo 4

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¿Cuándo el universo le había dado aunque sea algo de lo que pedía?

No había pasado ni una semana de que había lidiado con el akuma de Kagami y el akuma diario que enviaba Hawkmoth, cuando sus amigas empezaron a sospechar más de lo normal y comenzaron a insistir en que algo le sucedía.

Sabía que estaba mal de su parte ignorarlas o llegar al punto de evitarlas, pero estaba demasiado cansada como para tener que lidiar con ellas, las amaba, en serio, pero ninguna entendía de límites, en especial Alya.

Además con Lila en su clase otra vez, realmente necesitaba un descanso antes de que comenzará a agitar las mareas nuevamente.

Todo eso la llevó a sacarlas de su habitación como lo hizo.

¿Había sido grosera? Sí.

¿Le dolió? Sí.

¿Muy probablemente había terminado su amistad con ellas? Otro Sí.

Realmente tenía que ordenar su cabeza y emociones o comenzar a distraerse antes de que el psicópata que tenía asediada su ciudad la notará por alguna razón perdida de Dios.

Estaba terminando la caja trampa para los Miraculous cuando la bendición llego en forma de encargo,  sus padres le pidieron correr al supermercado más cercano en busca de más harina y azúcar, se había terminado y ocupaban de forma urgente para terminar un catering para un evento al que saldrían y no podían esperar al pedido que les llegaría por la tarde.

Termino de colocar los Miraculous en la caja segura, tomó su bolso y salió corriendo por la puerta, casi derribando a algunos transeúntes en su camino hasta el supermercado.

Cuando llegó fue directamente al área en donde se encontraban ambas cosas, pago y se dirigió a casa, pero su mala suerte se hizo presente cuando una luz roja cambió a verde inesperadamente.

Sintió como alguien la jalaba de regreso a la acera justo cuando un auto pasó donde había estado segundos antes chocando de espaldas con el pecho de alguna persona y esta estaba... ¿temblando? Menudo susto le había metido al pobre que le había ayudado.

Se dio la vuelta solo para encontrar que tenia que levantar la cabeza para poder mirar la cara de su salvador y cuando lo hizo, se encontró con un hermoso color jade que la miraba con preocupación, temor y algo más que no pudo identificar.

—¿Estás bien?—preguntó sin soltar su brazo, donde ella podía sentir que aún temblaba ligeramente.

—E-eh, Sí, la mala suerte suele seguirme—respondió enderezando sus compras haciendo que la soltará  y mirándolo correctamente—¿Tú estas bien? Creo que terminé asustando a más todos de lo que yo me asuste.

Y era cierto, varias personas en el cruce la observaban con diversos grados de palidez, lo cual era preocupante, así que les sonrió para tratar de enmendar eso.

—Estoy bien, pero deberías de tener más cuidado o tendrás un accidente—le advirtió severamente, lo que la hizo bajar el rostro algo avergonzada.

—Emm..Sí, lo siento—Fue en ese momento que la luz cambió a roja y decidió que era momento de irse—¡Gracias por la ayuda, espero verte otra vez!

Y sin más volvió a cruzar el paso corriendo, pero se detuvo regresando la vista al chico que seguía parado en el cruce, observándola. Sonrió y se despidió de él con la mano.

Algo en el le parecía vagamente familiar, pero no podía recordar que.

Se encogió de hombros y siguió con su camino, pensando en una nueva línea con diversos tonos de jade y negro.

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