Extraordinary girl

capitulo 5 Parte 3

   Y ahí estaba yo, sonriendo cada vez que la miraba, deseando besarla, abrazarla y no soltarla, pero esto no podía ser, no podía estar con ella, algo no me lo permitía, había algo que nos separaba, no sabía con exactitud pero se sentía como si hubiese un muro entre nosotros dos, algo que nos unía pero al mismo tiempo nos separaba, y dolía, dolía saber que nunca podría ser mía. ¿Qué se hace cuando no puedes estar con la persona a la cual amas? ¿Debes intentar estar con ella o simplemente aceptas que no podrás estar a su lado? ¿Así siempre es el amor, tan difícil? Porque si es así no me dejara con ganas de volverme a enamorar.

   ¿Cómo sabes que le gustas? ¿Cómo podría darme cuenta de que también le gusto? Y es que ella me confunde ¿Cómo sabré que le gusto si ella no me dice nada? me confunde, realmente me confunde. 

-Lamento tardar-. Dijo sacando su cabello de la sudadera. -Aproveche y mejor me puse la pijama, espero que no te moleste.

-No, no, para nada, te ves linda-. Agacho la cabeza y yo sonreí, era inevitable no hacerlo, ella era hermosa. -Bueno, ahora sí, me voy-. di media vuelta y me 

dirigí a la puerta.

-¡No, espera!

-¿Qué sucede?

-Quédate-. Su voz me convencia y no podía resistirme a su mirada. Me quede mirandola. Por primera vez la veía con real atención, y eso era, era su mirada tan triste lo que me enamoró de ella, ahora entendía que, lo que realmente quería era salvarla, desde el primer día que la vi, después de chocar con ella y mirarla fijamente a los ojos, por fin comprendía esa mirada, sus ojos eran tristes, tan tristes que contagiaban, por eso siempre sonreía, para que nadie se fijara en su mirada. Sentí un vacío en el pecho, un nudo en la garganta y unas inmensas ganas de llorar y abrazarla, sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas y la vista se me nublo, en seguida me trague las lágrimas, no quería que me viera llorar. -¿Qué pasa, Park?

-No es nada, me quedare, no tengo nada que hacer y mis padres no están, así que me quedare hasta que quieras que me vaya.

-¿En serio?-. Sonrió, sus ojos brillaron y yo me emocione porque, por un segundo, la tristeza se había ido. -Gracias, Park-. Yo sólo sonreí.