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Después de hacer que Park Jaewon aceptara regresar al casting, Seokmin se colocó junto a Yeongkyu y se acomodó el saco mientras esperaba a que la prueba iniciara. Yeongkyu le indicó con un ademán que se acercara más, Seokmin hizo lo propio y, entonces, escuchó:

—¿Por qué fuiste a por Park Jaewon? No eres de los que les gusta hacer el trabajo de otros.

Seokmin ahora fue el que le pidió que acercara la oreja.

—Primero dime tú porqué le diste otra oportunidad a ese chico —susurró—. Es la primera vez que le das una segunda oportunidad a alguien, y dársela a pesar de lo exigente que eres con la puntualidad...

Yeongkyu negó con la cabeza.

—Casi lo atropello esta mañana —explicó en voz baja, aunque sonó más como una excusa—, lo menos que podía hacer para recompensar el susto que se llevó era permitirle estar aquí.

Seokmin no pareció estar convencido de su respuesta.

—¿Estás seguro? —preguntó. Esta vez de frente, sin susurros de por medio.

Yeongkyu vaciló un poco antes de contestar.

—Sí. —Y le recordó—: Ahora responde mi pregunta.

—Solo quise evitar una discusión entre Seo Jungwoo y tú —dijo con su típico tono de aburrimiento—. Además, Jaewon me parece un buen candidato, sería una buena imagen para la empresa. —Se cruzó de brazos—. Nuestro dinero está en juego, así que, como accionista y director de compras de esta empresa, me tomo la libertad de decirte quién es mi preferido, con claras intenciones de influir en tu decisión final —habló, como si de un monólogo se tratara.

Yeongkyu rio.

—Está bien, yo también creo que es un buen candidato.

Por el altavoz se escuchó el molesto feedback causado por el micrófono, que hizo a todos soltar un quejido. Seokmin advirtió que el casting estaba a punto de comenzar, y los dos dejaron de hablar para prestar atención.

Yeongkyu centró la mirada en Jaewon, que sonreía frente a la mesa de diseñadores. Los reflectores sobre él mostraban más nítida la imagen de su estado actual: los ojos llorosos, la nariz y las mejillas teñidas de rosa en contraste con su expresión optimista.

Jungwoo, sentado en medio de los jueces, habló por un pequeño micrófono mientras leía una tarjeta de información:

—Bien, Park Jaewon, tendrás una prueba de acting y otra de visuales. Da lo mejor de ti.

Jaewon asintió, pero su rostro reflejaba confusión.

—¿Tienes alguna duda? —preguntó Jungwoo con una ceja alzada.

—¿Cu-cu-cuál es el tema del acting? —dijo Jaewon. Las personas a su alrededor parecieron desconcertarse.

—Eres algo despistado, ¿no? —señaló Jungwoo.

Jaewon apretó los labios, avergonzado.

—Normalmente decimos el tema en el libreto que entregamos antes del casting —dijo Jungwoo y suspiró—. Está bien, ya que a nuestro CEO al parecer le interesa mucho que estés aquí, te diré el tema —comentó. Yeongkyu se cruzó de brazos y resopló al escucharlo—. Oscuridad y elegancia, esa es la temática de la colección que, si te elegimos, representarás.

Jaewon asintió y no dijo nada más.

—Bien, empezamos en tres... dos... uno... —anunció el fotógrafo.

Jaewon, que hasta ahora había mantenido una expresión de entusiasmo, al oír la cuenta regresiva, entró en personaje. El cambio fue tan radical que todos en el lugar, sin excepción, lo miraron expectantes. Un aire imponente lo rodeó. Sus ojos se volvieron más oscuros de lo normal. Era como si un ente hubiera poseído su cuerpo.

ÁGAPE: Cuando los hilos se rompen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora