cнapτer five.

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—... Entonces, ¿te animas o no?

—No lo sé.

JiMin le dio una sonrisa efímera a su amigo JungKook apenas saliendo de su salón de clases. Éste intentó animarlo haciéndole un juguetón picoteo en las costillas para que se animara a salir esa noche a una fiesta junto a JungKook y su novio.

JiMin no estaba del todo seguro.

No es que no amara salir de fiestas y divertirse a loco hasta perderse en el abismo del licor, y por supuesto que tenía muchas ganas de salir con sus amigos y disfrutar una noche tras los primeros días cargados de estrés en la universidad. Quería conocer más del ambiente de Seúl y a su gente, pero en la profundidad de su pensar sentía que no estaría bien con su tío.

No emanaba en él ese deseo de que su tío se enojara porque estaba pensando en fiestas y en divertirse cuando debería dedicarle el cien por ciento del tiempo a la universidad, que de por sí estaba siendo algo difícil para él. No quería que su tío pensara que era un irresponsable y que hacerse cargo de sus gastos universitarios sólo era una pérdida de dinero.

En otras palabras, él, que siempre ha tenido esa obsesión por complacer a las personas que ven en él un futuro, no quería decepcionar a su tío. Por ende, creía que lo mejor era abstenerse a salir de fiestas como en su ciudad natal, por mucho que quisiera ir.

—¡Vamos! Mi novio tiene auto. Te pasaríamos trayendo y dejando —le comunicó JungKook, extendiendo por sus hombros un brazo lleno de tatuajes—. No lo pienses mucho, JiMin-Hyung. ¡Debemos divertirnos!

—Lo sé —él asintió pensativo—, pero...

—Vamos, JiMin-Hyung.

JungKook continuó insistiendo sobre el tema, incluso lo estuvo zarandeando durante todo el camino hacia la salida de la universidad. JungKook también se atrevió a jalonearle las mejillas en muchas ocasiones, provocando en él muecas y quejas de dolor, ya que sus mejillas se le eran bastante. sensibles.

Al final, cuando ya estaban saliendo de la universidad, él acabó con las mejillas más rojas que la manzana que se comió en el almuerzo y más adoloridas que cuando se ríe a carcajadas sin parar. No le quedó más que sobárselas con los labios abultados y el ceño meramente fruncido.

—¡JiMin-Hyung!

—¡Está bien, animal, está bien! —exclamó fastidiado—. Le pediré permiso a mi tío. ¿Contento?

—¡Síííííí! —el menor gritó irradiando felicidad por los poros mientras se lanzaba a abrazarlo—¡Así tienes oportunidad de conocer a mi novio!

—Ay, ¿quién fue el desafortunado? Dime.

El menor gruñó desde lo más profundo de sus entrañas.

Esa voz, esa maldita voz perfora huevos que nada más le hizo falta escucharla una vez para saber que se trataba del intensito disque novio de JiMin.

¡Ugh!

El menor no era de odiar a las personas sin conocerlas antes, pero con Min YoonGi hizo toda la maldita excepción y lo detesta a muerte desde que apareció en su salón de clases hace días. De inmediato dedujo que ese tipo era un dolor en el culo que no estaría tranquilo hasta que alguien llegue y le meta un puñetazo a esa patética carita aniñada.

—Ya se había tardado en aparecer tu sanguijuela personal, JiMin-Hyung —comentó tras darse la vuelta abrazando al rubio por los hombros—. ¿Y tú qué?

—Cuidado en cómo me hablas, cabroncito, que de un puño te regreso al vientre de tu madre —dijo YoonGi como amenaza mientras yace con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta—. Pobre de esa mujer, ¿no?

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora